viernes, 28 de junio de 2024

Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, 1973). Richard Fleischer


En el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. La humanidad ha contaminado y calentado el planeta hasta el punto de que las plantas y los animales prácticamente han desaparecido, y el único sustento disponible es un alimento sintético a base de pláncton, el 'soylent green'. Un día, un caso de asesinato lleva al duro policía Thorn y a su viejo amigo Roth hasta la empresa que lo fabrica.

Fleischer ha construido una película extraordinaria. La descripción es vigorosa. Percibimos claramente un mundo sin flores, sin pájaros, sin animales salvajes; un mundo sin libertad, sin pan; un mundo en el que una sociedad brutal, egoista e indiferente, ha organizado el suicidio en condiciones confortables, porque esos cadáveres voluntariós son recuperables y convertibles en alimentos, en “Soylent Green”. (...)Los decorados, el movimiento de masas, la entonación colorista, algunas visiones futuristas, la hermosura de las mujeres-mueble (...) redondean una película extraordinaria, una obra de ciencia ficción futurista y sociológica que nos conmueve. “Soylent Green” es un alarido de alarma que nos estremecerá y que nadie escuchará de una manera positiva. La Humanidad busca su ruina con la más eficaz de la inconsciencias. (Lorenzo López Sancho en ABC del 22 de febrero de 1974).

Fleischer, que ha logrado en esta película efectos sobrecogedores, cae en la ingenuidad de presentarnos la misma sociedad que conocemos, pero ya en un punto de degradación y decadencia irremediables. (...) Se limita a exponernos el cuadro de esa posible degradación futura como si la humanidad no hubiese sido capaz de hacer nada para remediarla. Ni siquiera modificar sus métodos de vida, y se hubiese sentido presa de circunstancias sociales y ambientales que le impidieron reaccionar. Una hipótesis, por supuesto, falsa. Con todo, la película es interesante y hace reflexionar, pensar, temer... En cualquier caso es una advertencia terrorífica. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 30 de junio de 1974)

Adaptación de una novela de Harry Harrison, en la que se desarrolla una intriga policial en un contexto futurista. Su planteamiento tiene ciertos puntos de contacto con "Blade Runner", de la que podría ser considerada un antecedente, aunque sigan caminos divergentes. La labor de Fleischer resulta sólida, aunque se eche en falta una mayor dosis de inspiración, sobre todo para crear un sentido opresivo de la atmósfera. (Fotogramas)

Poseedora pues de una belleza puntual que juega a contrarrestar la sobrecogedora brutalidad de su final —un final de un nihilismo completamente desazonador—, sobran los motivos para calificar a 'Cuando el destino nos alcance' como un clásico imprescindible de la ciencia-ficción de todos los tiempos; una calificación ésta sobre la que volveremos de forma intermitente en lo que queda de década de los setenta y que aquí adopta esa carga de verismo sociológico y anticipación con la que siempre han jugado los mejores ejemplos del género. (Sergio Benítez en Espinof)

Por desgracia, el guión, la dirección y los protagonistas que participan en esta lucha por la supervivencia suelen ser tan sintéticos como el "Soylent Green". Por supuesto, hay motivos para ver el próximo siglo con cierto temor, pero "Soylent Green" nos presenta un melodrama esencialmente simple y poderoso con mucha más eficacia que el potencial de destrucción aparentemente estúpida de los recursos de la Tierra por parte del hombre. (A.H. Weiler en The New York Times del 20 de abril de 1973)

La película no está a la altura de lo que promete; si las implicaciones de la sociedad de 2022 se hubieran seguido hasta el final, éste habría sido más inquietante de lo que es. Pero sospecho que el final, que no es una gran sorpresa, obedece a las convenciones de la ciencia ficción y a la novela original de Harry Harrison en la que se basa la película. Esta se ve bien. Al parecer, se gastó mucho dinero en ella (lo que no es nada nuevo para el director Fleischer, cuyos créditos incluyen "Dr. Dolittle" y "¡Tora! ¡Tora! ¡Tora!", sobre las que cuanto menos se diga, mejor). La escena más impresionante es una de las últimas, cuando Robinson decide que ha llegado su momento de morir. Va al "Hogar", un gigantesco centro de eutanasia, donde recibe 20 minutos de su color favorito (naranja) y películas envolventes de cómo solía ser la vida en la Tierra. Su actuación aquí es tremendamente digna, y aún más conmovedora cuando nos damos cuenta de que esta escena de muerte fue la última que filmó. (Roger Ebert)

Aunque no se puede elogiar plenamente a Soylent Green por su capacidad para predecir el futuro, su clarividencia sobre los efectos del calentamiento global resulta inquietante. La película en su conjunto es irregular: sus elementos de ciencia ficción son intrigantes, pero la investigación del misterio del asesinato es, en el mejor de los casos, aburrida y, en el peor, tediosa. No obstante, Soylent Green inventa un mundo convincente y lo puebla de detalles que lo hacen parecer más vivido que muchas composiciones futuristas. Y, aunque el final es lo suficientemente conocido como para eliminar cualquier factor de impacto en su revelación, es fácil ver cómo el público podría haberse horrorizado al conocer la verdad sobre Soylent Green hace casi cincuenta años. (James Berardinelli en Reel Views)

Una maravillosa advertencia sobre los riesgos que todos corremos si el delicado equilibrio de la sociedad humana se alterara, Soylent Green es una de las obras maestras de la ciencia ficción. Su mensaje nada pomposo es transmitido con convicción por un conjunto impecable de actores, así como por la dirección seca y segura de Richard Fleischer, quizás nunca más moderno y atemporal al mismo tiempo que en esta película. Este último incluso se permite vislumbrar el abismo, también poco edificante, sobre el lugar del cine en nuestras vidas, durante la proyección en el Hogar, donde las imágenes del paraíso terrenal remiten directamente a la naturaleza mentirosa del Séptimo Arte. (Tobias Dunschen en Critique Film.fr)

Con Soylent Green, Richard Fleischer nos ofrece uno de sus últimos diamantes, testimonio de su talento como director, de su agudo sentido narrativo y estético. Una película que marca irremediablemente a todos sus espectadores, incluso cuarenta años después de su rodaje. He aquí la prueba de que, treinta años después del inicio de su carrera, y a pesar de una completa convulsión en el mundo de Hollywood, este director de tantas obras maestras todavía estaba en la cima de su arte. Si bien se trata de su última gran película, todavía nos reservaba agradables sorpresas, ya que pocos meses después del rodaje de Soylent Green nos ofreció The Don is Dead, otra película profundamente conmovedora en el contexto totalmente diferente del cine sobre la mafia. (Philippe Paul en DVD Classik)

Soylent Green es la adaptación de la novela homónima de Harry Harrison, publicada en 1966, que aborda el tema de la superpoblación. Richard Fleischer sitúa el problema demográfico al margen de su película. Para él, la catástrofe es menos malthusiana que ecológica. Basta mirar los extraordinarios créditos iniciales de la película para comprender hacia dónde nos quiere llevar el director de 20.000 leguas de viaje submarino y Viaje fantástico: rápidamente aparecen varias fotografías, la América de los padres fundadores, una naturaleza resplandeciente, luego, de repente, el ritmo de las imágenes se ralentiza a medida que se afianza la revolución industrial. Entonces no aparecen más que vertederos y barrios marginales. El mítico espacio americano, que parecía infinito, se cerró de repente. (Samuel Blumenfeld en Le Monde)

Película estrenada en Madrid el 20 de febrero de 1974 en el cine Paz; en Barcelona, el 28 de junio de 1974 en el cine Regio Vistarama Palace.

Reparto: Charlton Heston, Edward G. Robinson, Leigh Taylor-Young, Chuck Connors, Joseph Cotten, Brock Peters, Paula Kelly, Whit Bissell.

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