Durante la Guerra Fría, por un error informático un escuadrón de bombarderos del SAC es enviado a destruir Moscú, el presidente de los Estados Unidos (Henry Fonda) trata de hacerlos volver, pero el sofisticado sistema de seguridad impide abortar el ataque, así que debe convencer a la Unión Soviética de que no contraataque. En una medida desesperada, el presidente ofrece sacrificar una ciudad en Estados Unidos, si sus pilotos terminan llevando a cabo su misión mortal sobre Moscú.
Lumet ofrece un retrato aparentemente realista del conflicto ruso-americano, utilizando el mismo lenguaje directo que en su intriga judicial “Doce hombres sin piedad”. Aunque el panteamiento de fondo es algo simplista: capitalistas o comunistas, hombres después de todo, son capaces de razonar y colaborar en misma antesala de la destrucción total. Para obtener un resultado efectista, Lumet presenta unos personajes maniqueos, incluso caricaturizados ("halcones" -Walter Matthau- y "palomas" -Fonda, O'Herlihy-, guerra y paz, venganza y razón), pero resuelve el dilema fácilmente: ambas visiones del conflicto deben cohabitar. Filmada un año después del “Teléfono Rojo” de Kubrick sobre la misma base argumental, se trata de una obra maestra del género, clásico indiscutible y película de culto. (Oscar Ara en Film Affinity)
En su momento la película no tuvo mucho éxito ni tampoco ha sido especialmente recordada pese a ser de las mejores obras de Lumet, en gran parte debido a que el éxito de la mordaz ¿Teléfono Rojo? Volamos hacia Moscú eclipsó totalmente a ésta, que era la versión seria de la sátira de Kubrick. Las obvias similitudes entre ambas obras provocaron que muchos no se tomaran del todo en serio la película de Lumet, pero en mi opinión son dos grandes obras que se complementan entre sí más que excluirse. (El gabinete del doctor Caligari)
La unión entre Lumet y el guionista Walter Bernstein es magistral. El segundo construye un relato cargado de suspense y drama a raudales. Sabe perfilar unos personajes descritos con unas pocas pinceladas dispares, creando capas en unos hombres que van a ser expuestos hasta el límite en sus decisiones morales y éticas mientras intentan salvar al mundo del invierno nuclear. Sidney Lumet por otro lado se recrea con un blanco y negro cargado de sombras y contrastes entre el bien y el mal por mucho que todo acaba pareciendo gris. Con su juego de sombras y luces carga una atmósfera poco a poco hasta volverla irrespirable, apoyado por los giros de guión de un Bernstein desatado en un texto clásico americano perfecto con ciertas licencias. (Cine maldito)
El brusco final puede chocar pero es perfectamente coherente con la propuesta de la película, es más, le da sentido a la misma. Los mayores defectos serían achacables a la decisión de mostrar a los personajes comentados fuera de la trama central en su vida cotidiana y no a otros, que de la sensación de cierta dispersión o elección gratuita aunque no sea del todo así, en cualquier caso es algo nimio.
Bien interpretada, con sobriedad, “Punto límite” es una gran película de un director extraordinario que ha dejado un buen número de títulos excepcionales. (Cinemelodic)
"Sólida intriga bélica dirigida con la
habitual pericia del director. Entrega de política-ficción que presenta,
como mayor lastre, cierta ambigüedad ideológica." (Fernando Morales: Diario El País)
Adaptación de una novela de Eugene Burdick y Harvey Wheeler, en la que
se propone un relato de política-ficción con un punto de partida casi
idéntico al de "Teléfono rojo ¿volamos hacia Moscú?". Sus beneméritas
intenciones y las esforzadas realización e interpretaciones no impiden
que la historia no acabe de resultar creíble. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 15 de marzo de 1971.
Título español: Punto límite.
Reparto: Henry Fonda, Walter Matthau, Larry Hagman, Frank Overton, Fritz Weaver, Andrew Binns, Dan O'Herlihy.