viernes, 27 de abril de 2018

Les amants de Montparnasse / Montparnasse 19 (1958). Jacques Becker


Montparnasse, el barrio bohemio de París, está lleno de artistas que aspiran a triunfar, aunque pocos lo consiguen. En 1919 vivía allí el pintor italiano Modigliani, que arrastraba una miserable y tormentosa existencia, ya que su arte no era comprendido y su único consuelo eran el alcohol y las mujeres. Siempre enfermo y borracho, su vida se dividía entre una tabernera y una rica inglesa que le proporcionaba opio y pagaba sus facturas. Una mañana en la academia de dibujo conoce a Jeanne, una joven burguesa de la que enamora inmediatamente. Decidido a emprender una nueva vida, le propone que se vaya a vivir con él.

Hay al menos dos versiones de la película. La versión más larga tiene una duración de casi 2 horas y tiene más escenas protagonizadas por el personaje Léopold Zborowski.

 'Los amantes de Montparnasse' (Montparnasse 19 o Les amants de Montparnasse, 1958), de Jacques Becker, con guión de Max Ophuls y Henri Jansson, que adaptan la novela de Georges- Michel Michel, y con exquisita fotografía de Christian Matras, es una de las obras más bellas que ha dado el cine, de una emotividad esplendorosa, a la vez que rugosamente sombría, y afinadamente contenida. No pretende ser una reconstrucción histórica sino el retrato esencial de un artista enfrentado a un mundo ajeno a las sensibilidades singulares (o percepciones agudas) y su propia fragil interioridad, esa que tiene los nervios sin protección porque capta las cosas con una desnuda agudeza inusual.(El cine de Solaris)

En Los amantes de Montparnasse, el austero lenguaje beckeriano comienza a “bressonear” de manera  previa a la culminación que supuso La evasión (Le trou, 1960), el último y mejor de sus trabajos. De ahí la sobriedad de la puesta en escena, sobre todo en los cuartuchos parisinos que habita el protagonista. Formidable en cada uno de los apartados que la conforman (guión, dirección, interpretaciones, fotografía, música o decorados), la pelicula en cuestión, ocupa, qué duda cabe, un lugar privilegiado dentro de la filmografía de uno de los más grandes cineastas franceses de todos los tiempos. (Ricardo Pérez Quiñones)

"Este final de la vida del pintor Modigliani es hermoso, impregnado de una sensualidad morbosa. Jacques Becker exigió a sus productores el blanco y negro para atraer la atención del espectador no sobre los lienzos, sino sobre las miradas entre Gerard Philipe y Anouk Aimée. A partir del guión escrito por Henri Jeanson para Max Ophüls, que murió poco antes de la filmación, el director realiza una terrible meditación sobre el papel del artista en una sociedad (después de la Gran Guerra) en que los comerciantes de arte han tomado el poder y ya están comenzando a abusar de él." (Pierre Murat en Télérama)

La película iba a ser dirigida en un principio por Max Ophüls, aunque éste se encontraba bastante enfermo y no pudo hacerse cargo del proyecto. En su lugar se escogió a Jaques Becker, que completa un gran trabajo. Especialmente brillante resulta la ambientación de París, que va modificando su aspecto en consonancia con los acontecimientos vividos por el personaje central: su mejor etapa creativa se define con alegres cafés y vida bohemia; en su declive todo se vuelve más tenebroso y las sombras parecen acechar en cada callejuela. Lino Ventura realiza una creíble interpretación de un personaje que volvería a encarnar Andy García en Modigliani (2004). (Decine21)

El humanismo de Becker es inquebrantable, incluso cuando se enfrenta a estereotipos como el rico filisteo estadounidense o el obrero que no entiende de arte. (Time Out)

Un esfuerzo muy personal de uno de los ídolos de la generación de la Nouvelle Vague. (Jonathan Rosenbaum)

El único punto brillante es Lilli Palmer, que actúa con el aire despreocupado de alguien que ve a los artistas borrachos como entretenimiento. Tal vez ésa es la manera de ver esta película. (Bosley Crowther)

Película estrenada en España por TVE  el 17 de septiembre de 1988, aunque a mediados de los años 60 se exhibió en el circuito de cine-clubs.

Título español: Los amantes de Montparnasse.

Reparto: Gérard Philipe, Lilli Palmer, Anouk Aimée, Lila Kedrova, Arlette Poirier, Lino Ventura, Lea Padovani, Gérard Séty.




miércoles, 18 de abril de 2018

Double Jeopardy (1999). Bruce Beresford


Nick y Libby Parsons tienen un hijo y disfrutan de una acomodada posición. Pero una noche Nick sale a navegar y desaparece. Libby es condenada por el asesinato de su marido e ingresa en prisión. Allí se entera de que Nick, en realidad, sigue vivo, pero también aprende que, según lo establecido por la 5ª Enmienda de la Constitución, nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito.

Esta película se hizo principalmente con la esperanza de que recaudara millones y millones de dólares, lo que probablemente explica la mayoría de las cosas que están mal en ella. (Roger Ebert)

Pseudopelícula negra, psicologizante y blandengue, Doble traición sólo intriga por lo que hace con sus actores. (Mathieu Orléan en Cahiers du Cinéma)

Frente a esta producción descuidada, destinada a priori a consolidar la carrera de Ashley Judd, uno todavía se pregunta dónde está la doble traición, ya que el thriller se contenta con un primer grado inconsistente. (Pierre Eisenreich en Positif)

Casi toda la película no es sino una tópica intriga de cine comercial puro y duro, blandito, que entretiene sin más. Se puede ver. (Pablo Kurt en Film Affinity)

Es una pena que Bruce Beresford no se encuentre a la altura para aprovechar su presupuesto y al prodigioso dúo protagonista en otra historia más original e inteligente que esta película de título, y tal vez aviso, Doble traición. (La butaca)

Película estrenada en España el 17 de marzo de 2000.

Título español: Doble traición.

Reparto: Tommy Lee Jones, Ashley Judd, Bruce Greenwood, Annabeth Gish, Jay Brazeau.


viernes, 13 de abril de 2018

L'innocente (1976). Luchino Visconti


Giuliana Hermil es una mujer asentada en el convencionalismo de un matrimonio que siente roto, desde hace tiempo sospecha que su marido, Tullio Hermil, tiene una amante. Éste, aclimatado en una filosofía del goce y disfrute, se dedica a entrenar en la esgrima, a la lectura, y a su amor pasional, su amante Teresa Raffo. En Tullio no surgirá la chispa del deseo por su mujer hasta que se entere de la relación que ésta ha iniciado con un joven escritor llamado Filippo d’Arborio. Cuando la presión social y los celos le dominen, surgirá la pasión carnal perdida, pero un trágico hecho ocurrirá: Giuliana se queda embarazada de Filippo. Cuando, a pesar de haberse reconciliado, Tullio se dé cuenta de que no puede aceptar al niño, surgirán en él una serie de sentimientos de locura y paranoia.

Basada en una novela de Gabriele D'Annunzio (1863-1938) publicada en 1892.

La versión cinematográfica, en su afán de ofrecer un retrato de familia, y al tiempo la aventura social ya la vez costumbrista de una época, ha realzado la importancia de algunos personajes corno la amante del marido, y arrastrado a éste, hasta el suicidio, pues -según Visconti-, el público actual no habría tolerado que un infanticidio quedara impune. Hay también alusiones a la igualdad de la mujer, no sólo en el amor, en esta tragedia ,convertida en cuento moral de ambición popular, hermosas escenas y desmesurados diálogos donde se roza el melodrama y los personajes se presentan más como caracteres -el marido, la esposa, la amante, la madre-, que como seres humanos que de serlo, seguramente hablarían, amarían, y morirían de otro modo. (Jesús Fernández Santos en El País)

"Espléndida historia, en la que pueden reconocerse todas las constantes del cine de Visconti. Un legado lleno de lucidez, escepticismo y desesperación (...) totalmente imprescindible." (Fernando Morales: Diario El País)
 
Si la novela, al fin -tal vez para no escandalizar más de lo que ya lo hizo en la época en que fue publicada-, parece ser una especie de confesión, no ante la justicia pero sí ante sí mismo, ante un probable dios, sin mencionarlo; Visconti ve al personaje como a un ser más envalentonado en sus propuestas radicales, tanto es así que, en un inesperado giro final, agrede al mundo con el espectáculo de su suicidio. Tullio había tenido que volver a su antigua amante y no había soportado ese laberinto, esa odiosa concatenación de causas, en un hombre como él, orgulloso de su dominio de la vida pero atrapado finalmente en una prisión emocional, en una asunción de humanidad rastrera, sucia, excesiva, impropia del soberbio concepto que tiene de sí mismo. (Javier Puig en La galla ciencia)

Como una ópera trágica o un melodrama de época de barroquismo elegante, el realizador italiano se despide de todos con dosis elevadas dosis de belleza y con un retrato extremo de una clase social en decadencia. Un mundo de apariencias y elegancias que se hunde en sentimientos, acciones y pensamientos oscuros. (...) El inocente envuelve por su belleza, su espiritu eligiaco y por el reflejo triste de la decadencia. Emociona ver en los créditos unas manos ancianas, las del propio Visconti, que toman un viejo libro y van pasando las páginas, que pronto veremos reflejadas en la pantalla. (El blog de Hildy Johnson)

El resultado es una gran película desordenada, no siempre dominada, pero que sin lugar a dudas lleva la marca de su autor. Un testamento morboso y decadente hecho por un anciano que no ha hecho las paces con sus demonios internos. (Virgile Dumez en aVoir-aLire.com)

Esta dolorosa película, atormentada por la muerte, no tiene nada de académica al respecto. La lujosa reconstrucción de Italia en el siglo XX está marcada por la nostalgia de Visconti por su infancia aristocrática. (Samuel Douhaire en Télérama)

En toda la filmografía de Visconti, el melodrama es una constante que se encubre bajo coartadas culturales. En esta ocasión, pese a contar con una de tanto peso como es Gabriele D'Annunzio, se expresó en toda su intensidad. La fuerza pasional del film póstumo de su autor no impide que del mismo se desprenda el retrato moral de una época, expuesto con exquisito sentido estético. (Fotogramas)

Película estrenada en España el 16 de septiembre de 1976.

Título español: El inocente.

Reparto: Giancarlo Giannini, Laura Antonelli, Jennifer O'Neill, Rina Morelli, Massimo Girotti, Didier Haudepin, Marie Dubois, Marc Porel.


viernes, 6 de abril de 2018

Robin and Marian (1976). Richard Lester


Desilusionados por los años que perdieron luchando como cruzados en Tierra Santa, Robin Hood y su amigo Little John regresan a Inglaterra y se dan cuenta de que todo ha vuelto a ser como antes.

Uno de los grandes aciertos, probablemente el más grande, de Robin y Marian‘ es su carácter de comedia amarga. El ver a nuestros héroes de la infancia ya mayores, con el cuerpo cansado, torpes y menos fuertes, no deja de tener su punto cómico, pero Lester, que se movía como pez en el agua en la comedia, añade un gran peso de amargura que hace que jamás soltemos una carcajada, sino más bien una sonrisa de triste regusto. Ver cómo Robin y los suyos se levantan con el cuerpo dolorido tras pasar una noche a la intemperie, o el patético enfrentamiento final entre Hood y el sheriff, evocan con algo de gracia una épica dormida con el paso de los años. (Alberto Abuín en Espinof)

Richard Lester combina todo ello con suma sensibilidad y sin caer en sentimentalismos. Al contrario, deja que todo ello se exprese por sí mismo a través de miradas, gestos y diálogos que, en ocasiones, transmiten la emoción irresistible del amor con el vigor que sólo los grandes poetas fílmicos alcanzan a expresar en imágenes. Desde esa perspectiva, se trata de todo un logro mayúsculo para el talento fílmico de Lester. Pocas escenas de amor han traspasado la pantalla de una manera tan intensa como lo hace la secuencia final de este film. Contemplándola se puede afirmar, sin temor a exagerar lo más mínimo, que en Robin y Marian el amor alcanza la inmortalidad de las leyendas. (Carlos Giménez Soria en Eldigoras)

Esta magnífica obra de Richard Lester forma parte de esa corriente no oficial que podría llamarse ‘cine de la decadencia’, películas que subvierten el orden establecido en el tratamiento de los géneros cinematográficos de la etapa clásica y cuya reformulación deja espacio a la derrota, al desencanto, al descreimiento, a la figura del perdedor como epicentro de la narración cinematográfica. (39escalones)

"Robin Hood vuelve a Sherwood, pero el bosque ya no es lo que era. Deliciosa cinta de aventuras capitaneada por unos sobresalientes Connery y Hepburn. Sin duda, el mejor filme de Lester."
(Fernando Morales: Diario El País)

Connery y Hepburn parecen haber llegado a un entendimiento tácito entre ellos acerca de sus personajes. Ellos dos brillan. Realmente parecen enamorados. Y se proyectan como personas maravillosamente complejas, cariñosas y tiernas. (Roger Ebert)

En el fondo, una muy buena película. (Dave Kehr)

Película sorprendente en varios puntos. En primer lugar, la reconstrucción del ambiente medieval (siglo XII) es alucinante en su precisión y sentido de la veracidad histórica. Especialmente para una película de 1976, sin efectos digitales. Pocas películas "vintage" pueden estar orgullosas de tal atención creíble al detalle. Luego, el humor bastante británico en torno al envejecimiento y los personajes cansados ​​que han perdido muchas de sus ilusiones. Recuerde que en la primera mitad del primer milenio, exceder los cincuenta fue un desafío que muy pocos pudieron alcanzar, con una expectativa de vida de alrededor de treinta años. Finalmente, de manera irónica, parece que fue un inglés el que logró dar una de las mejores definiciones (al menos en el cine) de lo que era el "amor cortés" imaginado y descrito por la caballería y la aristocracia francesa, la élite culta y refinada de la Europa medieval, en lo que se llama "chansons de geste", escritas durante estos siglos. Por todo esto y más, el "Robin & Marian" de Richard Lester merece ser (re) descubierto ... (Jean-Philippe N. a Allocine)

Película estrenada en España el 20 de julio de 1977.

Título español: Robin y Marian.

Reparto: Sean Connery, Audrey Hepburn, Robert Shaw, Nicol Williamson, Denholm Elliott, Ronnie Barker, Kenneth Haigh, Ian Holm, Richard Harris.

domingo, 1 de abril de 2018

Suspicion (1941). Alfred Hitchcock



Un atractivo vividor coincide en el tren con una joven ingenua que acabará teniendo que pagarle el billete. Más adelante, vuelven a encontrarse en una fiesta y, tras un breve romance, ella decide casarse con él, a pesar de la oposición de su padre. Considerada por todos, incluida su familia, una solterona, está empeñada en demostrarles que alguien la puede amar.

"Atractivo thriller que encierra algunas escenas -como la secuencia en la que Cary Grant sube una interminable escalera con un vaso de leche posiblemente envenenado- que han pasado a la historia del cine. Magistral desde el primer hasta el último minuto y con un trabajo interpretativo impresionante." (Fernando Morales: Diario El País)

Hitchcock jugó con la posibilidad de que tras tanta simpatía y encanto, Cary Grant , su personaje, pudiera esconder a un asesino sin escrúpulos, y durante todo el metraje de Sospecha tal posibilidad mantiene en vilo al espectador, con especial disgusto para las féminas. Los productores le permitieron esas ambigüedades a condición de que al final quedara bien clarito que Cary Gran seguía siendo el seductor y atractivo personaje de siempre que embaucaba a las espectadoras con sus encantos, pero que, por supuesto, era absolutamente inofensivo. (El blog de Scotty)
 
No me gusta el final de la película, pues tenía otro, distinto al de la novela; cuando al final del film Cary Grant lleva el vaso de leche envenenado, Joan Fontaine estaría escribiendo una carta a su madre: "Querida mamá, estoy desesperadamente enamorada de él, pero no quiero vivir. Va a asesinarme y prefiero morir. Pero creo que la sociedad debería estar protegida contra él." Entonces, Cary Grant le da el vaso de leche y ella dice: "Querido, ¿quieres enviar esta carta a mamá, si no te molesta?" Él dice: "Sí." Ella bebe el vaso de leche y muere. Fundido, encadenado, una escena corta: Cary Grant llega silbando, abre un buzón y echa la carta dentro. (Alfred Hitchcock en conversación con François Truffaut)
 
Un filme que juega con la ambigüedad del personaje de Grant y pone el énfasis en sus miradas y en situaciones llenas de incertidumbre. En una de sus genialidades, el director sumergió una bombilla encendida en un vaso de leche (¿envenenada?) que Johnny servía a su esposa. Fotografiado en blanco y negro, el vaso adquiría un resplandor que llamaba la atención sobre él, haciendo innecesarias las palabras. Un recurso de auténtico maestro. (Playcine de ABC)
 
Con el desenlace que todos hemos presenciado, de una gran tensión y emoción —y donde sobra la explicación del dinero del seguro y el posible suicidio— lo que Hitchcock logró fue cambiar el tema de la película de una mujer descubriendo que su marido es un asesino a una mujer que piensa, o cree, que su marido es un asesino sin serlo, lo cual resulta a mi parecer mucho más inquietante e interesante. (Alberto Abuín en Espinof)

Esta parte más oscura de la película contrasta con una previa, en la que parece reinar un ambiente de comedia y buenas sensaciones, un seductor que empieza lo que podría ser una nueva vida más estable con su encantadora y rica esposa, pero de la comedia, en la que Cary Grant se mueve como pez en el agua y fuera de ella, pasamos a la angustia de pensar que sobre la feliz vida matrimonial se ha erigido el manto del miedo y el terror tejido de desconfianza y aislamiento, duda y sombras. (Álvaro Esteve en El espectador imaginario)

Curioso el tratamiento escénico, pues muchas de ellas resultan muy cortas, otras están cortadas de manera abrupta y la transición general de las mismas realizadas con fundidos en negro, hecho poco habitual en la filmografía de su autor. (AlohaCriticón)

"El señor Hitchcock es probablemente el sofista más ingenioso para la creación de películas - y cualquier persona que no lo piense, lo que debe hacer es ver Sospecha". (Bosley Crowther)

Todos reconocen que esta película de Hitchcock de 1941 es un fracaso, sin embargo, muestra tanta seriedad artística que su fracaso es absolutamente misterioso. (Dave Kehr)

Sospecha es un buen Alfred Hitchcock, hasta los últimos minutos. En esos minutos finales, la película se desmorona por las costuras. (Time Magazine)

El cuarto largometraje que Hitchcock dirigió en Hollywood fue la adaptación de una novela de Francis Iles. La acción se articula a partir de las obsesivas sospechas de una esposa sobre las intenciones homicidas de su marido. Para desarrollarla creó una atmósfera opresiva que iba cerrándose en torno a la protagonista. El convencional e impuesto desenlace malogró parcialmente el admirable conjunto. (Fotogramas)

Película estrenada en España el 10 de diciembre de 1943.

Título español: Sospecha.

Reparto: Cary Grant, Joan Fontaine, Cedric Hardwicke, Nigel Bruce, Dame May Whitty, Isabel Jeans.