Narra la historia de Lola Montes (1821-1861), cortesana y bailarina famosa en toda Europa. Nacida en Irlanda, Lola (Martine Carol) fue la amante de grandes hombres como el músico húngaro Franz Liszt o Luis I de Baviera. Ya en el ocaso de su carrera, trabajó en un circo de Nueva Orleáns, Luisiana, donde realizaba un número acrobático mientras un maestro de ceremonias (Peter Ustinov) narraba al público su escandalosa vida.
Recomiendo Lola Montès de todo corazón tanto por sus delicias sensuales como por su exquisito arte. (Andrew Sarris)
Una de las señales de un gran director es su capacidad para mantener un tono personal constante a lo largo de una película. El trabajo de ciertos directores se puede reconocer casi de inmediato; unos pocos cientos de metros de Godard o Fellini son suficientes. Max Ophüls fue un director así, y su "Lola Montes" tiene la misma unidad de tono que cualquier película que pueda recordar. Es todo una pieza de principio a fin: el estado de ánimo, la música, el movimiento de la cámara notablemente fluido, los decorados, los disfraces. Es la película de un director. Los actores están bajo completo control de Ophüls, un elemento adicional en su examen del mito romántico. (Roger Ebert)
A Ophüls le gustaba experimentar con la estructura narrativa de sus filmes, y en ese sentido, Lola Montes constituye su cinta más compleja. Los acontecimientos de la vida de Lola nos llegan a través de recuerdos y representaciones circenses, constatando estas últimas que no siempre lo que se cuenta se corresponde con lo que realmente sucedió. Al respecto, resulta muy interesante comprobar cómo el cineasta alemán supo adelantarse en el tiempo, ya que el tratamiento morboso y sensacionalista que se da a la vida de Lola durante el espectáculo, no difiere en demasía de lo que ocurre actualmente con los subproductos de la llamada telebasura. (Ricardo Pérez Quiñones en Esculpiendo el tiempo)
Lola Montès es la visión del cine más atrevida de Ophüls como un medio que venera la belleza para nutrir y burlarse de los sueños. Después de su propia y aleccionadora aventura con la película, los espectadores se hacen eco del cumplido de Liszt a Lola: "Gracias por la ilusión". (Fernando F. Croce en Slantmagazine)
Es la obra maestra más desgraciada y la menos amable (Thomas Sotinel en Le Monde)
A veces esa vereda impregnada de barroquismo estético con un soberbio empleo del cinemascope peca de cierta futilidad en algunas de sus acciones, pero la plasmación visual es tan fascinante que magnetizará a los paladares de buen gusto cinéfilo y al aficionado del arte refinado en general. (AlohaCriticón)
La última película del maestro Max Ophüls muestra la esencia de su estilo, que combina elegancia y ostentación, detallismo y suntuosidad. Un estallido de cine que se adentra en el espacio mágico que vive entre la realidad y el deseo. Los hirientes colores y el desbordante Cinemascope de Lola Montes llenan de vida un relato, en el fondo intimista, desarrollado en un entorno circense. Y desde el barroquismo visual, Ophüls logra lo más complejo: depurar de sus imágenes todo elemento accesorio para llenar de expresividad cada encuadre. (Miguel Ángel Palomo en El País)
"Obra maestra (...) La culminación de la carrera de un creador de lenguaje que supo rematar su trayectoria con una traca final de piezas perfectas." (Jordi Costa: Diario El País)
"Uno de los filmes más fascinantes de la historia del cine." (Javier Cortijo: Diario ABC)
Aunque fue remontada por los productores en un sentido distinto al que quiso expresar su autor, nos hallamos ante uno de sus mejores films. Propone la evocación de un mundo en decadencia, ante el cual Ophüls se recrea hurgando en sus grietas y contradicciones, pero sin dejar de añorar su encanto en ningún momento. Su formulación estética llega a extremos enfermizos. (Fotogramas)
Película estrenada en España el 3 de junio de 1957.
Reparto: Martine Carol, Peter Ustinov, Anton Walbrook, Oskar Werner, Henri Guisol, Will Quadflieg, Carl Esmond, Ivan Desny, Lise Delamare.