viernes, 22 de enero de 2016

Pushover (1954). Richard Quine


A instancias de sus superiores, el policía Paul Sheridan (Fred MacMurray) consigue intimar con la atractiva novia (Kim Novak) del atracador de bancos más buscado del país. Se trata de que obtenga información para arrestarlo cuando vaya a visitarla. Pero, cuando ella averigua quién es Paul, intenta corromperlo.

Historia clásica de la serie negra, una trama paulatina y magníficamente embrollada con todas las claves del inagotable cine policiaco: una historia de amor que determina a los personajes y la intriga; un final trágico y fatalista lleno de romanticismo y clasicismo; una atmósfera oscura, turbia y cenagosa pero a la vez henchida de dinamismo, vida y gran planificación a todos los niveles. (Kafka en Film Affinity).

Magnífica muestra de cine negro, cuya premisa de mujer fatal enredando a un tipo honrado recuerda a la de Perdición, rodada también con Fred MacMurray diez años antes. Hay momentos de excelente suspense, a cuento de la testigo que podría acusar a Paul, un buen dibujo de los distintos policías y su 'modus operandi', y escenas de voyeurismo al estilo de La ventana indiscreta, curiosamente una película rodada ese año. Richard Quine rueda bien a la debutante y bellísima Kim Novak, que tiene una escena genial cuando el típico moscón trata de ligar con ella en el bar, el modo en que se lo quita de encima es fantástico. El director repetiría con Novak en Me enamoré de una bruja, Un extraño en mi vida y La misteriosa dama de negro. (Decine21)

La casa número 322 es la película más enérgica (con el permiso de Un extraño en mi vida) de todas cuantas he visto de Richard Quine. La cámara filma constantemente rendida a la personalidad de Kim Novak, absorta en ella y en el sometimiento que provoca al director (Fred McMurray), que la adora, que la filma, que lo da todo y no le importa perder hasta el alma por ella. La cámara se embelesa, obsesiva, observándola con afán voyeur desde la ventana de enfrente, con ánimo de no molestar de la misma manera en que se observa a un delicado pájaro al que se teme asustar, no vaya a salir volando. Quine le dice a Novak en la película que él estaría dispuesto a ser McMurray por ella, a echar a perder su carrera, a dejarlo todo y volver a empezar. (El dormitorio de Maud)

La casa número 322 es una gran película de cine negro. Desde el comienzo. Postponiendo los créditos del inicio para meternos en situación con media docena de planos y sin una sola palabra. Porque con menos de cuarto de hora, Richard Quine nos dibuja casi todos los personajes, las relaciones entre ellos, cuál va a ser su papel en la historia y que podemos esperar de cada uno. Para luego retorcer mucho las cosas y sorprendernos, abusando de algunos trucos de guión, también es cierto. (Valentín Carrera en Jóvenes realizadores)

Película estrenada en España en diciembre de 1955.

Título español: La casa nº 322.

Reparto: Fred MacMurray, Kim Novak, Philip Carey, Dorothy Malone, E.G. Marshall, Allen Nourse, Phil Chambers.



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