viernes, 10 de agosto de 2018

The Collector (1965). William Wyler


Freddie Clegg, un empleado del Banco de Londres, es un hombre introvertido y triste que se dedica a coleccionar mariposas. Su vida cambia bruscamente cuando le toca la lotería, pues entonces decide secuestrar a Miranda Grey, una joven estudiante de arte por la que se siente atraído desde hace tiempo. Compra una casa en las afueras de Londres y retiene a la chica en el sótano un mes. Durante ese tiempo afloran en los dos personajes sentimientos encontrados.

El coleccionista es la obra de un maestro. La brevedad del tema se vería incapaz de abastecer el largo curso de la película si no fuera por la serie de matices que Wyler ha ido pegando como un festón de singularidades estremecedoras a la orilla de una misma y obsesionante situación. (G.E. en ABC del 22 de diciembre de 1965)

Todo el film es un ejercicio de estilismo artístico, a un mismo tiempo simple y sabio, complicado y escueto. No hay un solo instante de desfallecimiento o de desvío en esa rectilínea trayectoria que se ha trazado Wyler para mantener la emoción en este oscuro drama de la obsesión morbosa y criminal. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia de 19 de enero de 1966)

El tímido y complicado coleccionista siente por la chica el mismo amor que por las mariposas: poseerlas para contemplarlas en una vitrina, para admirarlas; quizá por eso, para dar juego a la etimología, la joven responde al nombre de Miranda. Freddie sustituye la vitrina por el sótano de la casa, y Wyler no aparta la cámara de esos cuatro muros y de los dos personajes, enfrentados en un loco encuentro. La claustración física y la incertidumbre sobre el desenlace de la historia son subrayados por la indefinición fotográfica de los contornos, por la deliberada elección de colores sucios que acentúan la existencia subterránea de la pareja. (...) Mientras la primera parte del filme se sostiene gracias a la ambigüedad del maníaco, ilusionado con la posibilidad de ser amado, Wyler recurre, cuando avanza la segunda parte, a los clichés comerciales, con un final poco convincente. (El País)

La evolución de Frederick hace que ya de forma diáfana hacia el ecuador del film, podamos catalogar su personalidad como de psicópata, un psicópata edulcorado, amable, vulnerable, pero psicópata al fin y al cabo, siendo el leit motive de su actuación no el infringir daño sobe su victima, sino satisfacer sus deseos a cualquier precio. La psicosis va in crescendo, mostrándose al final como un ser sin ningún tipo de remordimiento ni escrúpulo, amoral, abyecto, eclosionando de forma abrupta, brutal, el monstruo que anidaba en su interior. Pudiéndose afirmar que el film termina en los albores de una película actual de la temática. (AlohaCriticón)

La sorpresa ante el visionado de El coleccionista es constatar cómo Wyler incorpora con extraordinaria elegancia toda una serie de recursos y elementos que se dirían ajenos a su estilo (o al menos no definitorios del mismo) sin caer en ningún momento en vicios formales tan característicos de la época (los infumables zooms, por citar uno de los más recurrentes) o en piruetas narrativas destinadas a obtener el beneplácito del público ávido de artificios más bien cuestionables. (Cinema esencial)

El film, referente obligado del posterior cine de psicópatas, logra superar inconvenientes como su aire claustrofóbico, o el reducirse en la práctica al tencontén entre los dos protagonistas. Hay además buenos momentos de suspense, como la inesperada visita de un vecino. Terence Stamp y Samantha Eggar están magníficos, y ambos fueron premiados por su interpretación en el Festival de Cannes. En el capítulo de los Oscar, tuvo tres nominaciones, para el director, el guión y la actriz. (Decine21)

Adaptación de una novela de John Fowles con un planteamiento similar al de "Átame", aunque con un tratamiento muy distinto. La situación límite del secuestro pasional está llevada hasta sus últimas consecuencias dentro de una tónica racionalista. Tiene sentido de la tensión, pero no siempre conserva el deseable sentido del ritmo. (Fotogramas)

Película estrenada en España el 20 de diciembre de 1965.

Título español: El coleccionista.

Reparto: Terence Stamp, Samantha Eggar.



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