tag:blogger.com,1999:blog-8277211831962577712024-03-19T02:02:58.442-07:00Una noche en el Cine ModernoUna filmoteca imaginariaFrancesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.comBlogger730125tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-7393739341265901502024-03-18T02:03:00.000-07:002024-03-18T02:03:09.279-07:00El cielo protector (The Sheltering Sky, 1990). Bernardo Bertolucci<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR3_Vt49vsYeUGViJ0fFjf15alOKy5Fqc7Vnruo0hE5mydg4Y9aKWmS5Gbzrk1mZWZVU91Cwuc_AsExbXwrENy6xAASFejpdePaCTBC6WzqSF1rPgEIy684tH1tsMn-T2ohCGt6UmNAb3yGECUXz4QfdojQMXjgyg-T6zeCkyByvIb6aOGKQih7L37fC4/s1013/the_sheltering_sky-652359706-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1013" data-original-width="675" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiR3_Vt49vsYeUGViJ0fFjf15alOKy5Fqc7Vnruo0hE5mydg4Y9aKWmS5Gbzrk1mZWZVU91Cwuc_AsExbXwrENy6xAASFejpdePaCTBC6WzqSF1rPgEIy684tH1tsMn-T2ohCGt6UmNAb3yGECUXz4QfdojQMXjgyg-T6zeCkyByvIb6aOGKQih7L37fC4/w266-h400/the_sheltering_sky-652359706-large.jpg" width="266" /></a></div><br /><div>En 1947, una pareja de neoyorquinos, los Moresby, viaja al norte de África en busca de experiencias que le den un nuevo sentido a su relación. Tras diez años de matrimonio, a esta sofisticada pareja la convivencia le resulta difícil. Port, un músico que lleva un año sin trabajar, busca en el desierto una fuente de inspiración y nueva savia para un matrimonio que se muere. Kit también espera un milagro que le devuelva a su marido. Por su parte Tunner, su compañero de viaje, es un joven rico y mundano, fascinado por los Moresby, especialmente por Kit. Tras un tiempo, Port decide dejar atrás el mundo moderno y a adentrarse en el Sáhara para encontrarse a sí mismo. Adaptación de la novela homónima de Paul Bowles.</div><div><br /></div><div>No es una película corta. Es larga e intensa. Una película
con digestión. Ante ella sólo se puede ser de dos maneres, tal y como describe
Bowles, o turista o viajero. Se puede hacer turismo en “El cielo protector” y
apresurarte a volver a tu butaca cada media docena de secuencias; o sea,
salirse, que sería lo mismo que no entrar del todo. O, por el contrario, se
puede ser viajero en “El cielo protector”, vagar por la película hasta que ésta
desaparece, y aún más allá de su desaparición. (E. Rodríguez Marchante en ABC
del 5 de diciembre de 1990)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p></div><div><p class="MsoNormal">Bella visualmente, inexpresiva dramáticamente —poco, casi
nada ocurre la primera hora de proyección; las que se producen en la segunda no
son muy accesibles y propenden al anticlímax—, esta película aparece como una
visión muy exterior de un viaje muy interior. Puede que la lectura de la novela
proporcione otras pistas que lo iluminen. El cronista, desconocedor del texto,
ha de limitarse a certificar la superficialidad —muy fotogénica, eso sí, y con
bonitas canciones africanas— del conjunto, y a observar que los habituales
manierismos operáticos y ostentosos de Bertolucci se erigen más en tics que en
estilo. (José Luis Guarner en La Vanguardia del 13 de diciembre de 1990)<o:p></o:p></p></div>Lo que sucede es que la grandilocuencia formal de Bertolucci acaba engullendo a los personajes, que no acaban de tener una autonomía fuerte, y la afectación, las ambiciones, la música subrayadora... no dejan respirar a un relato que resulta sobrecargado y demasiado extenso. Eso sí, nadie dudará de la belleza de los paisajes en los que el trío protagonista se pierde, por mucho que Bertolucci no sepa construir realmente esos procesos de búsqueda y cuestionamiento. (Bibi Ramos en Sensacine)<div><br /></div><div>En el libro, la relación Port-Kit es solo uno de los muchos elementos de un drama premonitorio y surrealista, lleno de ideas sobre la vida, el amor, la amistad, los viajes, otras culturas y, por supuesto, el Sahara. Es cierto que se trata de un conjunto de cosas difíciles de transmitir en una película, pero aunque Bertolucci sigue fielmente la trama de Bowles, ha eliminado la mayoría de sus implicaciones. (Desson Howe en The Washington Post del 11 de enero de 1991)</div><div><br /></div><div><div>El libro es tan completo, tan profundo y tan autónomo que deja fuera a la película. Bertolucci nos muestra los exteriores y las superficies, y quien vea esta película sin haber leído el libro podría preguntarse de qué trata. No se trata de viajeros, amantes condenados y yuxtaposiciones, eso es seguro. Se trata de intelectuales estadounidenses educados, estudiosos y algo hastiados que se enfrentan a una inmensidad de experiencias que no pueden leer ni comprender. Aquí la civilización se enfrenta a la incontestable indiferencia de la naturaleza. (...) Bertolucci ha hecho casi todo bien en esta película excepto comunicar el tema. (Roger Ebert)</div><div><br /></div><div>Una adaptación decepcionantemente reduccionista de la primera novela de Paul Bowles. (Jonathan Rosenbaum)</div><div><br /></div><div>¿Me gustaría más la película si Bertolucci hubiera aportado las emociones baratas de la novela? Puedes apostar que así sería. (Pauline Kael en The New Yorker)</div><div><br /></div><div>Si ya hemos visto otros frescos históricos del cineasta, incluidas obras maestras como "El último emperador" o "1900", éste sólo puede decepcionarnos. Bertolucci en ningún momento logra hacernos percibir verdaderamente la agitación interior de los personajes. La película va pasando, las imágenes son hermosas, la música de Ryuichi Sakamoto también, se puede ver sin aburrimiento pero también sin pasión. Todo resulta demasiado fluido a pesar de haber elegido un reparto, especialmente Debra Winger, que no da una hermosa interpretación. No es una mala película, incluso es bastante buena, pero está lejos de provocar un entusiasmo abrumador. (Plume231 en Allociné)</div><div><br /></div><div>Una película que debe ser tomada como una verdadera obra de arte: fotografía extraordinaria, una banda sonora de primer nivel, y estamos literalmente inmersos en la magnificencia de esta región culturalmente tan diferente, con sus paisajes y esta atmósfera impresionante, hasta tal punto que la trama casi pasa a un segundo plano. Vemos una especie de búsqueda iniciática de esta pareja americana y su amigo, que nos transporta muy lejos y nos hace soñar. Es una pena que la historia no parezca más sustancial, porque hubiese sido una obra maestra. (Claude DL en Allociné)</div><div><br /></div><div><i>El cielo protector</i> (Bertolucci, 1990), basada en la novela homónima de Paul Bowles, presenta un ejemplo elocuente y original de <i>road movie</i> intercultural. El movimiento que yuxtapone y conecta constantemente lugares, sonidos, paisajes, rostros, ritmos, luces, caminos, cambios de escenario, viajes, experiencias de lugares desconocidos y diferencias lingüísticas constituye a la vez la forma y el contenido de la película que revela y resalta la opacidad del Otro (ya sea en la pareja, en la amistad, en la locura o incluso en el Otro étnico y cultural). Esta <i>road movie</i> llama al espectador a experimentar la diferencia y a desconfiar de una interpretación guiada por la necesidad de transparencia. (Silvestra Mariniello en Cinémas)</div><div><br /></div><div>Película estrenada en España el 4 de diciembre de 1990.</div></div><div><br /></div><div>Reparto: Debra Winger, John Malkovich, Campbell Scott, Jill Bennett, Timothy Spall, Eric Vu-An.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/kKzAaSI_OEM" width="320" youtube-src-id="kKzAaSI_OEM"></iframe></div><div><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-77137980661166237662024-03-08T00:47:00.000-08:002024-03-08T00:50:01.455-08:00Silverado (1985). Lawrence Kasdan<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsQPTNqg03MbTp9QXjl1HBZyUbUkyT-RJDIWXE8vBazq5Gqehr27kxcgQfKYk8M0LIt5R_d8LR2RhIN9hX1ZNf9YebiIlzrkP4pzHxiWtt3BJ493aODJRp_hj_WH3D_15rwiYW7e2GsYdwkFtW_qQyScagr9pxY33wxG5rJer9maDGlWqjuLWEPJdAR_E/s1115/silverado-545310885-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1115" data-original-width="799" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsQPTNqg03MbTp9QXjl1HBZyUbUkyT-RJDIWXE8vBazq5Gqehr27kxcgQfKYk8M0LIt5R_d8LR2RhIN9hX1ZNf9YebiIlzrkP4pzHxiWtt3BJ493aODJRp_hj_WH3D_15rwiYW7e2GsYdwkFtW_qQyScagr9pxY33wxG5rJer9maDGlWqjuLWEPJdAR_E/w286-h400/silverado-545310885-large.jpg" width="286" /></a></div><p></p>Silverado es una vieja población fronteriza del Oeste. En 1880, cuatro hombres cabalgan por el polvoriento camino que lleva a la ciudad: son los hermanos Emmett, el aventurero Paden y Mal, un duro vaquero de raza negra. Al llegar, se encuentran con un ambiente hostil. Sus principales enemigos son el sheriff y un despótico ganadero.<p class="MsoNormal"><i>Silverado</i> es, con su sello clásico, un producto original,
con fuerza propia, un ritmo narrativo envidiable y una densidad dramàtica suficiente.
Hacer un traje nuevo a base de patrones ya utilizados no es, precisamente, una
labor sencilla. (...) Lo fundamental es que Kasdan lo cuenta todo con su tiempo
y su modo preciso. No sobra realmente un fotograma, pese a la indudable
recreación con que està rodada toda la película. Kasdan sabe accentuar las
partes dramáticas de la narración, poniendo en pie unos arquetipos que resultan
doblemente cercanos: en razón de su definición en la historia y también por el
buscado reflejo de las otras cien historias anteriores. (Pedro Crespo en ABC
del 8 de diciembre de 1985)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Kasdan, aflorando las horas pasadas en los cines, ha escrito
junto con su hermano una especie de compendio de los mejores momentos del cine
del Oeste. Ya el mismo título, de resonancias hawksianas, evidencia por dónde
piensan ir estos nuevos hombres de la frontera. La ventaja del filme de Kasdan
es que no tiene ninguna pretensión de salvar el género, no tiene ninguna baza
oculta, se presenta tal como es con sus intérpretes al descubierto. (Nuria
Vidal en La Vanguardia del 8 de diciembre de 1985)<o:p></o:p></p>Tras permanecer varios años en un puro ostracismo, el western empezó a revivir con este estimulante film. Toda la mitología del género se dio cita en un guión brillante pero que no rehuye ninguno de los lugares comunes del género. La realización estuvo a la altura de este interesante material, consiguiendo una obra sólida y vibrante. (Fotogramas)<div><br /></div><div><i>Silverado</i> es muchos westerns al mismo tiempo. Lo primero que se destaca es amor por el género. Un homenaje que no solo incluye los tópicos del salvaje Oeste, sino también un deseo de mostrar los paisajes que son la marca del género. Los caballos cabalgando por la inmensidad, la belleza del vestuario y los decorados. Alejado del presente urbano, de la ciencia ficción y del cine de acción. El viejo y conocido Far West. El mito frente a nuestros ojos. Pero de la misma manera que hizo con ciertos detalles de <i>Raiders of the Lost Ark</i>, Kasdan se reservó un espacio para la parodia. No era fácil hacer un chiste sin humor luego del eurowestern. Sin llegar a la complejidad de los maestros, Kasdan juega al mito y al revisionismo al mismo tiempo. Están tensiones ayudan y perjudican a la película a la vez. (Santiago García en Leer cine)<br /><div><br /></div><div>¿Qué prueba esta película sobre un grupo de vaqueros unidos por el honor, esta película sobre camareros filósofos, sheriffs malvados y jóvenes pioneras con frases como "mi belleza pasará algún día, pero la tierra sólo se volverá más hermosa"? ¿Qué prueba? Que el mito del western se siente más a gusto en un ambiente de inocencia, que "Silverado" lo entiende y que en algún lugar de nuestros corazones aún puede haber recuerdos de niños y niñas que eligieron quiénes serían los buenos en el largo camino a casa desde el cine. (Roger Ebert)</div><div><br /></div><div>''Silverado'', hábilmente montada por Carol Littleton y filmada con un estilo atrevido y amplio por John Bailey, es obra de grandes técnicos. Rara vez se pierde en la sombra de las obras más puras y profundamente morales en las que se inspira; la mayoría de las veces, sólo busca su sentido de la aventura y no intenta más. Cuando su batalla culminante tiene lugar en la típica calle principal del Oeste que clama por Gary Cooper, "Silverado" no puede evitar parecer un poco vacía. Pero cuando otros momentos menos cruciales devuelven a la pantalla esos paisajes del western que han estado ausentes durante mucho tiempo, entonces Kasdan le está haciendo un muy buen favor a su audiencia. (Janet Maslin en The New York Times del 10 de julio de 1985)</div><div><br /></div><div>Todo esto se reduce a que "Silverado" es una película fabulosa que tiene todos los elementos para atraer a los fanáticos del oeste, pero también elementos para aquellos a quienes no les gustan los westerns. Es un gran homenaje a los westerns clásicos que no se toma a sí mismo en serio y le permite ofrecer tanto humor como acción sin que termine en una parodia. (Andy Webb en The Movie Scene)</div><div><br /></div><div>Parece que con este western el director Lawrence Kasdan ha querido reunir todos los elementos del género sin excepción. Lamentablemente, esto va en detrimento de la historia, que es sencilla pero difícil de seguir. En esta recopilación indigerible hasta los actores, todos buenos, se eclipsan unos a otros. El único interés de la película es la presencia de Kevin Costner como un joven perro loco desbocado en una de sus primeras apariciones en pantalla, pero también de Danny Glover, Scott Glenn y Brian Dennehy que siempre está excelente como villano. Al final, “Silverado” demuestra que puedes perder el tren si intentas hacer demasiado. (Kalie en Allociné)</div><div><br /></div><div><div><i>Silverado</i> es un buen western, bien ejecutado, sin pausas, pero, paradójicamente, a veces tenemos la impresión de que el ritmo podría haber sido más sostenido, aunque <i>Silverado</i> está bien filmada, todavía le falta un cierto aliento épico, quizás también tenga el problema de demasiados personajes, como si Lawrence Kasdan no supiera realmente cómo elegir a su héroe o villano, por otro lado todos los actores son buenos y los tiroteos son convincentes. Un western agradable pero al que ciertamente le falta el pequeño toque para hacer de <i>Silverado</i> una gran película del género. (Amchi en Allociné)</div><div><br /></div><div>Poco a poco, Kasdan va presentando su mundo y desarrollando una trama que, por supuesto, es común a muchos westerns. Aunque no sea un gran director, Kasdan compone algunos planos suntuosos, a veces icónicos, y sus secuencias de acción, pocas en número, están bastante bien realizadas. La psicología de los dos personajes principales y antagónicos está bien plasmada y si el ritmo es bastante irregular es porque Kasdan pone mucho cuidado en desarrollar su universo. Polvorienta, violenta, despiadada, la película sigue siendo hoy una buena película en su género, sobre todo porque la música de Bruce Broughton es perfecta y crea inmediatamente el ambiente. (This is my movies en Allociné)</div><p>Película estrenada en España el 5 de diciembre de 1985.</p><p>Reparto: Kevin Kline, Scott Glenn, Rosanna Arquette, John Cleese, Kevin Costner, Brian Dennehy, Danny Glover, Jeff Goldblum, Linda Hunt.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/DnvbcPmRsKI" width="320" youtube-src-id="DnvbcPmRsKI"></iframe></div></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-60139343934294377022024-03-05T01:35:00.000-08:002024-03-05T01:35:52.589-08:00Hércules en el centro de la Tierra (Ercole al centro della terra, 1961). Mario Bava y Franco Prosperi<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy2bHb00ddmREdexB6B0Rg0mxExJl45nVsvKhFSRxl-jUDzoyCsFC53wjZxMeDa41i1rPXcjsXHHdY0wbqoQ4g1U3hn09u9OUV2UoUikU68cHpnJNtcVSdaclB5QHha4fazLb5lIbiV-jnkPkvN_q9FSjudy39PDas0AZDArNq3XgD-rzub10XPVGz_5M/s1200/ercole_al_centro_della_terra-957527567-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="820" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjy2bHb00ddmREdexB6B0Rg0mxExJl45nVsvKhFSRxl-jUDzoyCsFC53wjZxMeDa41i1rPXcjsXHHdY0wbqoQ4g1U3hn09u9OUV2UoUikU68cHpnJNtcVSdaclB5QHha4fazLb5lIbiV-jnkPkvN_q9FSjudy39PDas0AZDArNq3XgD-rzub10XPVGz_5M/w274-h400/ercole_al_centro_della_terra-957527567-large.jpg" width="274" /></a></div><br /><div>Tras su regreso de la batalla en la película anterior, el gran guerrero Hércules se entera de que su amante, Daianara, ha perdido la cordura. Según el oráculo de Medea, la única esperanza para Dianara es la Piedra del Olvido que se encuentra en las profundidades del reino de Hades. Hércules, con dos compañeros, Teseo y Telémaco, se embarca en una peligrosa misión para conseguir la piedra, inconsciente de que el guardián de Dianara, el rey Lico, es el responsable de su estado y planea quedarse a la chica como su esposa cuando se recupere.</div><div><br /></div>Una fabulosa combinación de aventuras épicas, fantasía y terror que funciona gracias al tono profundamente cohesionado con que Bava alterna todos estos elementos, imbuyendo la narración de un sense of wonder espectacular que engolosina la mirada con su uso casi onírico del color y con una imaginación escénica constante que, llegado el punto determinante de la llegada de Hércules a las entrañas de la Tierra, logra momentos de sublime perturbación estética. (Nacho Villalba en Cine maldito)<div><br /></div>Bava se preocupa de filmar los interiores con ese gusto cromático tan característico en su obra. Capaz de combinar colores tan diferentes entre sí, con la intención de crear una atmósfera eminentemente onírica, sin duda la característica más importante del séptimo arte. En manos de Bava es además su típica huida del realismo, de hacer olvidar argumentos y dejar impresiones visuales imperecederas gracias a su magnífica puesta en escena, siempre por delante del texto. (Alberto Abuín en Espinof)<div><br /></div><div>Ante todo, Hércules es una película de Mario Bava. No es un nombre que signifique mucho para los cinéfilos convencionales, pero los fanáticos del cine italiano y/o las películas de fantasía saben que con Bava al mando, seguramente habrá muchas cosas buenas. Bava está en especial buena forma para este Hércules, ya que era su primera película en color y parece haber disfrutado la oportunidad de dejar que su cámara jugara con esta nueva paleta. Si bien muchos de los decorados (especialmente sus fondos) son bastante falsos, Bava utiliza la iluminación para crear mosaicos maravillosos, imágenes dramáticas que crean una hiperrealidad propia. El director se vuelve un poco aburrido en algunas de las escenas de diálogos, tal vez tratando de obtener todo lo que pueda en una sola toma para adaptarse a la falta de medios; pero cuando logra soltarse, la película es vívida y emocionante. (...) El guión es tonto pero contiene mucha acción y Bava lo aprovecha al máximo. (Craig Butler en All movie)</div><div><br /></div><div>La innovadora cinematografía en color de Bava brilla por sí misma, pero se vuelve aún más impresionante cuando te das cuenta del presupuesto limitado que tenía el director. Según las notas, cuando Bava necesitaba una columna romana adicional en una toma, pegaba una cerilla con un trozo de chicle en el borde de la lente de la cámara para que pareciera una columna gigante en la toma.(Jeffrey M. Anderson en Combustible Celluloid)</div><div><br /></div><div>Con lo que supuestamente era un presupuesto minúsculo, Bava utilizó su ingenio para encubrir las deficiencias presupuestarias haciendo uso de decorados limitados simplemente reorganizando o combinando decorados existentes para que parecieran diferentes. Además, impuso el uso de espejos para dar la ilusión de que se está viendo más de lo que realmente hay. Los fondos pintados se utilizan con el máximo efecto para complementar el mundo de pesadilla de Hades. Esto también le da al film una sensación operística mortecina y opulenta. Bava también incorpora colores y geles opacos y sombras negras lechosas para llevar a cabo su fantástica visión. (Brian Bankston en Cool Ass Cinema)</div><div><br /></div><div>Esta película, que no pretende ir más allá de su condición de espectáculo bis, resulta mucho más agradable que muchos peplums de la época que querían ser demasiado serios. Aquí el delirio y los sueños están garantizados en un conjunto siempre entretenido y sobre todo totalmente delirante, llevado por el genio visual de un artista completo. (Virgile Dumez en Ciné Dweller)</div><div><br /></div><div>La película reúne acción, aventuras, fantasía y humor con el resultado de una obra que prefigura el cine de zombies mucho más que perpetúa el cine de vampiros, un verdadero éxito para quienes aprecian este género del peplum, espléndido a nuestros ojos. (Guillaume Dumazer en Nawakulture)</div><div><br /></div><div><div>A pesar de un presupuesto insignificante, Mario Bava, una vez más, produce una película de gran belleza, magnificada por el juego de colores cuyo secreto sólo el maestro conoce, como siempre...</div><div>Algunas tomas son surrealistas en su belleza y su huella permanece irremediablemente indeleble en la retina del espectador... Como tal, la escena perfectamente simétrica de la invocación de la Sibila da magistralmente una cualidad hipnótica a la película, elevando el desafío pictórico hasta el punto de la apoteosis. La obra, bastante simplista en cuanto al guión, encuentra su interés en una inventiva plástica bastante inusual, inherente a los hábitos de su director, ¡una vez más en estado de gracia! (Killjoy en Oh my gore)</div></div><div><br /></div><div>Película no estrenada comercialmente en España.</div><div><br /></div><div>Reparto: Reg Park, Christopher Lee, Leonora Ruffo, Marisa Belli, Mino Doro, Giorgio Ardisson, Franco Giacobini, Rosalba Neri.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/gFk_nQjauiU" width="320" youtube-src-id="gFk_nQjauiU"></iframe></div><div><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-73916538767721597432024-02-25T23:37:00.000-08:002024-02-27T23:55:24.556-08:00Más peligrosas que los hombres (Deadlier Than the Male, 1967). Ralph Thomas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCgR-fT_V89T-MTr-yJsWt6swQFxtrw_y_WXyT0BPS-_XVszrg1NFHZMIcekeXfxZv_DxB83EU3wBt4SwddQ1OGdSMU7RM7KbS-cqczOetgv-ZHztpRPNXxUnWaeePykSCA1DYM7IlxkCSxZT8CN7tE2OZ0z4wgopLJtMiufuDnMtZAznT67dLqgzIiqw/s1200/deadlier_than_the_male-928669505-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="789" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCgR-fT_V89T-MTr-yJsWt6swQFxtrw_y_WXyT0BPS-_XVszrg1NFHZMIcekeXfxZv_DxB83EU3wBt4SwddQ1OGdSMU7RM7KbS-cqczOetgv-ZHztpRPNXxUnWaeePykSCA1DYM7IlxkCSxZT8CN7tE2OZ0z4wgopLJtMiufuDnMtZAznT67dLqgzIiqw/w263-h400/deadlier_than_the_male-928669505-large.jpg" width="263" /></a></div><div><br /></div><div>Varios ejecutivos de empresas petroleras han sido asesinados. El investigador de seguros Hugh "Bulldog" Drummond es enviado a examinar los casos. Todas las víctimas han sido liquidadas por unas implacables asesinas, las cuales desaparecen sin dejar rastro. Pero Drummond descubre que estas mujeres operan bajo las órdenes de un siniestro genio criminal, decidido a apoderarse de concesiones petroleras en territorios árabes que han quedado vacantes ya que sus titulares han sido eliminados. Ahora deberá correr contra el tiempo para salvar la vida del Rey Fedra, quien se encuentra en la mira de los asesinos.</div><p class="MsoNormal">Esta masiva intervención de lo femenino en la película la
impregna de un sensualismo que por su misma extremosidad, casi ferocidad,
desborda un interés apasionante. (...) La singularidad del caso hace que la película
cobre mucho más interés que aquellas otras que discurren por cauces más
conocidos y trillados. (...) La realización, del director británico Ralph Thomas,
es francamente buena. Tiene la minuciosidad detallista y la precisión rítmica
tan característica del cine británico. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del
19 de julio de 1967)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Los “comics” han sido la fuente de inspiració de muchos
films de aventuras. Las fantásticas historietas dibujadas convertidas en
película. Un cine con “moral de tebeo”, donde se alían la imaginación y una
técnica expresiva de choque, circula con buenas perspectivas taquilleras.
Dentro de este género hay obras excelentes. Otras no llegan a tanto y no hacen
sino remedar situaciones explotadas con éxito. Dentro de estos cauces está “Más
peligrosas que los hombres”, intento logrado sólo a medias por culpa de un
guión pueril e inconsistente. (...) Los personajes intepretados discretamente
por Elke Sommer y Sylva Koscina son meras marionetas. El fallo, por tanto, es
de raíz: estaba ya en las cuartillas. Ralph Thomas ha dirigido fríamente esta
producción, que atraerá espectadores por los atractivos físicos de sus dos protagonistas
femeninas. (M.R. en ABC del 20 de octubre de 1967)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Uno de los clones de Bond más competentemente realizados, tiene un reparto excelente que actúa muy bien, y posee un considerable aire a la saga a la que emula (está incluso rodada en los estudios Pinewood). Solo la lentitud de su ritmo le impide ser una gran película, y, aunque la daña bastante, no deja de merecer un visionado. (Abandomoviez)<div><br /></div><div><i>Más peligrosas que los hombres</i> es cursi y bromista, pero de una manera totalmente aburrida, y carece del estilo irónico, suave y sofisticado a lo James Bond que necesitaría para funcionar de manera agradable. A pesar del talento interpretativo (particularmente de Johnson y Green) y del resto de talentos involucrados, la película es aburrida y, a menudo, bastante dolorosa y lamentable. (Derek Winnert)</div><div><br /></div><div>En cuanto a Irma y Penélope, su humor mordaz, sus artilugios bondianos y su brutalidad sorprendentemente macabra parecen desincronizadas con el resto de la película, y nunca se desarrolla un presunto enfrentamiento entre ellas y Drummond. Las chicas forman una pareja lesbiana ligeramente encubierta, lo que le da a sus escenas de seducción y luego asesinato sádico de sus víctimas masculinas un aire levemente desagradable. La posterior atracción de Penélope por Drummond (y los celos de Irma por ella) prometen chispas que nunca llegan. La gran escena de amor de Johnson y Koscina es una de las menos eróticas en la historia del género de espías, y las asesinas finalmente son eliminadas de la manera más ramplona. (Stuart Galbraith en DVDTalk)</div><div><br /></div><div><i>Más peligrosas que los hombres</i> se adhiere sombríamente al modelo de Bond, lo que hace que parezca más interesada en acertar con todos los clichés correctos que en encontrar algo original. Al cabo de una hora, la acción se anima con su supercriminal empleando a un equipo de sicarios y a un corpulento secuaz chino para jugar con la vida de Drummond en lugar de hacer lo sensato y dispararle lo antes posible. Una partida de ajedrez a gran escala es lo más destacado, y la forma en que Drummond vence a los malos es divertida, aunque depende más de la suerte que del ingenio. Si se logra superar la laboriosa trama de los dos primeros tercios, tu paciencia se verá recompensada. Música de Malcolm Lockyer y el tema principal es interpretado por los Walker Brothers. (Graeme Clark en The Spinning Image)</div><div><br /></div><div><div>En la década de 1960, hubo muchos estrenos de películas parecidas a las de James Bond, pero rara vez eran dignas de interés, razón por la cual “Más peligrosas que los hombres” debería destacarse. Porque, francamente, la aparición de las dos asesinas de la película (Elke Sommer y Sylva Koscina) emergiendo, en bikini, en una playa del Mediterráneo, fusil de pesca submarina en mano, bien vale la de Ursula Andress en "Dr. No .” (...) El guión, que evita cualquier realismo, es de Jimmy Sangster, que trabajó principalmente para Hammer y sus películas de explotación. La historia se sigue con interés y contiene algunas escenas locas, como el juego de ajedrez gigante que recuerda a los mejores momentos de la serie “Los vengadores”. (SerialBob en Allociné)</div></div><div><br /></div><div>Ralph Thomas no parecía el director más cualificado en este campo. Este cineasta británico, que comenzó su carrera después de la Segunda Guerra Mundial, ha dirigido esencialmente sólo comedias, en particular toda una serie de largometrajes con el Dr. Simon Sparrow como personaje central, con Dirk Bogarde en los primeros films. Esto explica que “Más peligrosas que los hombres” se incline hacia la comedia en varias ocasiones. (Psychovision.net)</div><div><p class="MsoNormal">Película estrenada en Barcelona el 17 de julio de 1967 en el cine Coliseum; en Madrid, el 19 de octubre de 1967 en los cines Gran Vía, Españoleto, Canciller e Infante. </p><p class="MsoNormal">Reparto: Richard Johnson, Elke Sommer, Sylva Koscina, Nigel Green, Suzanna Leigh, Steve Carlson, Laurence Naismith.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/G0OAIXnBCRw" width="320" youtube-src-id="G0OAIXnBCRw"></iframe></div></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-27430861377198457712024-02-20T00:50:00.000-08:002024-02-20T00:50:17.699-08:00La gran ilusión (La Grande Illusion, 1937). Jean Renoir<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-q4AE33nSCWQta-DQFXRZKWFXyFm1pGSo2W0w2rVUAPQ_Brbduz_zEO8z0hBkxR91mI7qURrRQGIQT91yq7c2s2NEp-s9V1vMfUZfZlJ7aEpSV2bM1nI224_3WgaMHDuEfTvHrpkeWCXmA01aHCzEU26gPAgsxkdrwTFT-r6eIt7ur_pYTBcdyXn60VM/s1200/la_grande_illusion-475521471-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="861" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-q4AE33nSCWQta-DQFXRZKWFXyFm1pGSo2W0w2rVUAPQ_Brbduz_zEO8z0hBkxR91mI7qURrRQGIQT91yq7c2s2NEp-s9V1vMfUZfZlJ7aEpSV2bM1nI224_3WgaMHDuEfTvHrpkeWCXmA01aHCzEU26gPAgsxkdrwTFT-r6eIt7ur_pYTBcdyXn60VM/w288-h400/la_grande_illusion-475521471-large.jpg" width="288" /></a></div><br /><div>Primera Guerra Mundial (1914-1918). Una obra sobre la camaradería y las relaciones humanas que retrata el día a día de unos prisioneros franceses en un campo de concentración alemán durante la Gran Guerra. Nada más llegar al campo, dos oficiales de la aviación francesa se enteran de que sus compañeros de barracón están excavando un túnel para escapar de allí. </div><div><br /></div>El director Jean Renoir hizo de "La gran ilusión" un una obra maestra del cine francés, que se convirtió en uno de los filmes bélicos más influyentes para las posteriores películas del género. La cinta es un alegato pacifista y un análisis de las relaciones humanas en condiciones extremas. Está filmada con el naturalismo propio de Renoir, conseguido en parte por la libertad de improvisación de sus artistas principales, Jean Gabin, Pierre Fresnay y Erich von Stroheim, director con el que el cineasta reconoció nacer su vocación por el cine. (ABC)<div><br /></div><div>Considerada como obra clave en la filmografía de Renoir, La gran ilusión ha sido vista desde tantos ángulos que hoy, 47 años después de ser filmada, puede arrojar nuevos matices sobre su importante contenido. Rodada durante el Frente Popular, supuso para muchos la mejor invitación a la paz y la concordia que entonces era posible. (Diego Galán en El País del 18 de octubre de 1984)<br /><div><br /></div><div><div>Uno de los mejores films de su director, en el que abandonó el estilo pseudopanfletario de sus films anteriores para abordar con mayor amplitud de miras la historia narrada. La complejidad de las relaciones entre los personajes, la generosidad moral de sus planteamientos políticos y la serena belleza de sus imágenes lo convierten en uno de los clásicos de la historia del cine. (Fotogramas)</div><div><br /></div><div>Sensible película de Jean Renoir, que más allá de su intriga bélica, se detiene a retratar un interensantísimo cuadro de tipos humanos, donde queda claro que la nobleza es algo más que un bonito cuadro genealógico, y que las barreras aristocráticas empezaban a ser algo casi rancio. Su mensaje pacifista provocó las iras del mismísimo ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels; por el contrario, Franklin D. Roosevelt fue uno de su mayores fans. Llena de momentos memorables, vale la pena destacar el hermoso gesto de Erich von Stroheim cortando la flor junto a su ventana, en honor a su enemigo y colega. (Decine21)<br /><p>Si "La gran ilusión" hubiera sido simplemente una fuente de inspiración posterior, no estaría en tantas listas de grandes películas. No es una película sobre una fuga de prisión, ni es patriotera en su ideas políticas; es una meditación sobre el colapso del antiguo orden de la civilización europea. Quizás eso siempre fue una ilusión sentimental de la clase alta, la noción de que los caballeros de ambos lados de las líneas suscribían el mismo código de conducta. Sea lo que sea, murió en las trincheras de la I Guerra Mundial. (Roger Ebert)</p><p>No pretende ser propaganda como lo son algunas películas contra la guerra. Además de presentar una muestra de la inutilidad de la guerra, ofrece comentarios sobre la disminución del sistema de clases en Europa. La Primera Guerra Mundial sería la última de las guerras “aristocráticas”. Sin embargo, como nos informa la historia un siglo después, el nuevo poder de los trabajadores no hizo nada para limitar los impulsos más oscuros de la humanidad. En comparación, Hitler y los nazis hicieron que el Kaiser pareciera apacible. (James Berardinelli)</p><p><i>La gran ilusión</i> es la película ideal para ver en DVD porque la técnica de Renoir es tan modesta que en una sala de cine es probable que sus sutiles matices pasen desapercibidos para el espectador. La cámara permanece y se mueve con estos hombres en su estrecho entorno. Renoir permite que los detalles emerjan al no rendirse al estilo de montaje crispado que se asocia con las películas de guerra. Como él mismo ha escrito, durante la comida en el primer campo de prisioneros de guerra, “la cámara recorre los detalles de la escena sin dejar de referirse al conjunto hasta finalizar la secuencia”. Esto refuerza la idea de que las personas forman un grupo cohesionado, en lugar de realizar los pequeños rituales de la vida de forma aislada. Por esa fluidez visual, Renoir elogió a su sobrino, Claude (el operador de cámara), por ser “tan flexible como una anguila”. (Peter Cowien The Criterion Collection)</p><p>Renoir da voz a ambos bandos, a diferentes capas sociales, a diferentes ideales. Sólo describe actos justos, hombres íntegros y fraternos, llevándonos a un círculo humano que toca profundamente nuestro corazón. El cineasta también nos ofrece una muestra de rara inteligencia. Inicialmente una historia carcelaria con numerosos personajes pintorescos, la película se centra en algunos personajes emblemáticos, prisioneros de un nido de águila, una fortaleza oscura que exige drama. Luego, en la deslumbrante blancura del invierno, tres personajes cristalizarán los temas de toda la película. Esta historia en tres partes aborda al individuo como en un travelling lento (figura que Renoir utiliza maravillosamente). Es a la vez una emocionante historia de fuga y una aventura humana incomparable, dirigida por Renoir, verdaderamente en la cima de su arte. Una de las mayores obras maestras del cine francés con diálogos e intérpretes inolvidables, una obra donde palpita el genio, el drama conmovedor y el canto de amor a la humanidad. (Olivier Bitoun en DVDClassik)</p><p><i>La gran ilusión</i> es una película de guerra sin escenas de batalla ni espías. Como en todas las películas de Jean Renoir, el hombre está en el centro de la historia, se celebra la confraternización y el amor entre los pueblos y se disuelven las barreras lingüísticas. Una carga contra el nacionalismo y el antisemitismo, antimilitarista, la obra maestra humanista de Jean Renoir sigue siendo excepcional, indispensable, extraordinaria y no ha envejecido (y nunca envejecerá). Universal, atemporal, eterno. (Sabrina Piazzi en DVDFr)</p><p>Mientras que Hollywood sólo podría haber hecho una película de género, una historia bien ejecutada de una "gran fuga", Renoir se concentra en sus personajes y los ideales que transmiten. En lugar de combates, el cineasta prefiere la guerra de mundos y clases. (Nicolas Maille en Critikat.com)</p><p>Compleja, “La Gran Ilusión” cuestiona la condición humana, los derechos de unos y otros, cuestiona la dignidad, el amor, la violencia y tantos otros sentimientos que nos da la vida. Es una fábula onírica y nostálgica, conmovedora, a veces sublime. La puesta en escena está lograda, dominando plenamente su tema. El autor presenta imágenes impresionantes pero también sabe acercarse a sus protagonistas. Sin embargo, el guión es básico, la tensión dramática no sorprende y las transiciones son bastante crudas. El ritmo no es tan fluido como debería ser y la película a veces parece una serie de sketches inconexos. No siempre se requiere coherencia, pero está clara la poderosa emoción que emana de este largometraje. (Scorsesejunior54 en Allociné)</p><p>Película no estrenada comercialmente en España.</p><p>Reparto: Jean Gabin, Pierre Fresnay, Erich von Stroheim, Dita Parlo, Marcel Dalio, Gaston Modot, Julien Carette.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/vcO8rEjoG0c" width="320" youtube-src-id="vcO8rEjoG0c"></iframe></div></div></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-55749288192785464952024-02-13T07:52:00.000-08:002024-02-13T07:56:33.679-08:00Todos a la cárcel (1993). Luis García Berlanga<p> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFbvOjLteXWpCjog3ir1uOZU3W5AOM_Mo6blDw7GekuBPu3zO08TNSk5bktAnhW8X4OPLyQBahNNP4dKt7-gRxB1Bo4ToMwnW08tM7Cz1llNOFzUN3dl7KtxvAcimbdqFmgo9QY1YYwZsBAHCnibymOkpjmOoeX1Wwio8lx4k1v_LHZoDKtCx47wJG_Hs/s1200/todos_a_la_carcel-981976772-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="840" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFbvOjLteXWpCjog3ir1uOZU3W5AOM_Mo6blDw7GekuBPu3zO08TNSk5bktAnhW8X4OPLyQBahNNP4dKt7-gRxB1Bo4ToMwnW08tM7Cz1llNOFzUN3dl7KtxvAcimbdqFmgo9QY1YYwZsBAHCnibymOkpjmOoeX1Wwio8lx4k1v_LHZoDKtCx47wJG_Hs/w280-h400/todos_a_la_carcel-981976772-large.jpg" width="280" /></a></p><p></p>En la cárcel Modelo de Valencia se va a celebrar el Día Internacional del Preso de Conciencia. Gentes de la política, la cultura y la farándula asistirán al acto y aprovecharán la ocasión para hacer lucrativos negocios. <p></p><p class="MsoNormal">Berlanga nunca ha utilizado otro sistema que el del
cachondeo para desarrollar su discurso, por serio que éste sea. Ésta, que es
virtud innata de este director, en ocasiones podria tomársele como defecto: un
excesivo afán de buscar la risa, de buscarle la gracia a los aspectos más
cochambrosos de lo que nos rodea. En “Todos a la cárcel”, cada frase, cada
escena, cada diálogo, cada acción husmea entre la complicidad del
espectador..., es decir que necesita una contínua y sin interrupción voluntad
de la audiència para ser eficaz. (E. Rodríguez Marchante en ABC del 22 de
diciembre de 1993)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">"Todos a la cárcel" congela la sonrisa. Bajo su
apariencia de comedia satírica se camufla un esperpento, negro y cruel,
transitado por seres sin escrúpulos que han hecho de la codicia, de la estafa
moral y el chantaje ideológico su modo de vida. Tal parece ser el desencantado
y grotesco retrato que de la España de hoy ofrece quien fuera el mejor cronista
de las miserias del franquismo (...) Este Berlanga en "estado casi vegetativo" permite que
la incontinencia verbal y la acumulación de hipotéticos "gags" anule
el inteligente punto de partida de un guión que pronto se revela como inexistente.
Lo peor que puede sucederle a un artista es que caiga en la pereza de copiarse
a sí mismo, y Berlanga lleva algún tiempo copiándose mal a sí mismo. Hay alguna
brizna de ingenio, buenos comediantes sin director, una planificación fílmica
miserabilista y hasta torpona en algunas secuencias. (Lluís Bonet Mojica en La Vanguardia del 31 de diciembre de 1993)</p>Un Berlanga decididamente menor pese a su evidente ambición, ya que pretende ser un fresco paródico de la España de los últimos años. En esta ocasión, su capacidad para la composición coral se vio bastante mermada, poniéndose al descubierto excesivas lagunas. Sus limitaciones no impiden que ocasionalmente aparezca el corrosivo ingenio de un director realmente importante. (Fotogramas)<p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>La película resulta moderadamente divertida, en especial en el primer acto y gracias a las interpretaciones de todo el elenco de protagonistas, con especial mención para el gran Saza, y a un guión que intenta retratar de manera cáustica, y bastante chocarrera, la coyuntura sociocultural y política del momento en la confluencia entre múltiples personajes, vinculados principalmente por la presencia en la prisión de un confundido Sazatornil. (...) No obstante, a “Todos a la cárcel” le sobran bastantes trazos gruesos, con escatología y chistes sexuales un tanto baratos, aunque tiene algunas escenas que incitan con facilidad a la carcajada, en especial en sus primeros tramos. En el acto final Berlanga desvaría un tanto y la trama se descontrola sin ofrecer demasiado interés ni en la conclusión de la misma ni en el destino de sus personajes, culminando el film de forma bastante burda y acuescada. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)<div><br /></div>El guión es coherente en su incoherencia, construido en un vertiginoso sucederse de negruras, sal gorda y tópicos. No hay caracteres, sino caricaturas; ni interpretaciones individuales, sino un conjuntado desmadre coral. La puesta en escena controla esa anarquía con multitud de planos-secuencia, con un ritmo y un pulso, en general, magníficos. (Pedro Antonio Urbina en Aceprensa)<div><br /></div><i>Todos a la cárcel</i> no supone un hito en su filmografía, no llega a las alturas del séptimo arte como Calabuch (1956) o El verdugo (1963), aunque se puede considerar una notable película berlanguiana, digna de su trayectoria artística. (...) A principios de los 90, Berlanga radiografía una situación política y social en España que el paso del tiempo no ha hecho sino agravar. Da igual el puesto laboral o la ideología, todos anhelan grandes cantidades de dinero. De ahí, el componente contestatario, rebelde del título: <i>Todos a la cárcel</i>. (Javier Herreros Martínez en Encadenados)<div><br /></div>Comedia alocada de Luis García Berlanga, penúltima de su carrera, que cuenta con algunas de las claves maestras de su cine, pero en tono crepuscular. Aunque se hizo con tres Goya (mejor película, director y sonido) no es de ni de lejos una sombra de lo que fue el cine del maestro. Con todo, no deja de ser una simpática comedia coral llena de caras conocidas que arremete, como todo el cine del cineasta valenciano arremete contra la situación político social español, en esa época marcada por el pelotazo económico y la corrupción institucional. (Pantalla90)<div><br /></div><div>Película estrenada en España el 22 de diciembre de 1993.</div><div><br /></div><div>Reparto: José Sazatornil, José Sacristán, Agustín González, Juan Luis Galiardo, Manuel Alexandre, Rafael Alonso, José Luis López Vázquez.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/PNtg0TgDGMw" width="320" youtube-src-id="PNtg0TgDGMw"></iframe></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-1150697938977384292024-02-09T01:12:00.000-08:002024-02-09T01:13:35.608-08:00El arte de amar (The Art of Love, 1965). Norman Jewison<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOTqSApDJJ-6evbmJlzf9YYaCu0Y6qYKeaJQZL2m7DuLcDJUWcd7DPKnr-bffs_bFctoizbBcQqVuh75VP2-1FonnM_2KaIMSwHgsDaqw6SkoCYcKu0Km_x6P1lBD-U8RH2wNIS076yBu1D0Fi4jr_kFOz3MEb5khhhulh0JjBzM6zCUZ61dleo-2Hu8Q/s755/the_art_of_love-380101945-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="755" data-original-width="491" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOTqSApDJJ-6evbmJlzf9YYaCu0Y6qYKeaJQZL2m7DuLcDJUWcd7DPKnr-bffs_bFctoizbBcQqVuh75VP2-1FonnM_2KaIMSwHgsDaqw6SkoCYcKu0Km_x6P1lBD-U8RH2wNIS076yBu1D0Fi4jr_kFOz3MEb5khhhulh0JjBzM6zCUZ61dleo-2Hu8Q/w260-h400/the_art_of_love-380101945-large.jpg" width="260" /></a></div><br /><div>Paul (Dick Van Dyke) y Casey (James Garner), dos artistas estadounidenses, llevan una vida bohemia en París, pero no consiguen el éxito. La novia de Paul (Elke Sommer) confía en su talento y, desde América, le manda dinero para pagar el alquiler de la casa; pero Paul no soporta esta situación de dependencia y decide volver a su país. A Casey se le ocurre entonces un plan para hacer triunfar a su compañero: se trata de fingir que Paul ha muerto para que así aumente el valor de sus cuadros. Al principio todo marcha bien, pero después el plan se vuelve en contra de Casey, al que acusan del asesinato de Paul.</div><p>Esta es una película que busca divertir por el infalible
procedimiento de crear unas situaciones cómicas y alternarlas con otras que
apuntan hacia propósitos picarescos. Entre bromas y veras se dicen cosas
graciosas y otras que lo son menos, pero que conservan una eficacia festiva que
también satisface al espectador. En realidad se trata de una realización de
calidad mediana avalada por una estimable fotografía en color y por unos intérpretes
bastante expresivos. El diálogo, entre convencional y vulgar, no ha ganado nada
con el doblaje. (...) En resumen, “El arte de amar” puede calificarse de
regocijante espectáculo de valores fílmicos moderados. (J. Pedret Muntañola en
La Vanguardia del 6 de noviembre de 1965)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">“El arte de amar” es un un puro alborozo por el encadenado
feliz de la aventura, por el buen tino de su realización y hasta por el estilo
de un lenguaje que sirve a la historia con afinación segura, y aún la mejora a
veces en aciertos verbales de explosivo estruendo. “El arte de amar” resulta un
juguete ligero y primoroso. (...) Y aunque la película se fue un poco de madre
antes de la frenada postrera, ahí está ese gozo vivo y fresco de “El arte de
amar” para que ustedes se diviertan un rato de buena manera. (Gabriel García
Espina en ABC del 7 de noviembre de 1965)<o:p></o:p></p>Uno de los primeros guiones que escribió Carl Reiner antes de convertirse en director de efímero prestigio. En el mismo revela cierto ingenio, aunque se mueve dentro de las situaciones más manidas de la comedia de enredo. En manos de un Jewison bastante apagado, este material tiene un vuelo escasísimo. Apenas el competente reparto consigue salvar el honor de la función. (Fotogramas)<p>Nadie exige probabilidad a una farsa, pero ésta mantiene a sus desventurados actores tan ocupados explicando lo que está pasando que no tienen tiempo para reírse. (Eugene Archer en The New York Times del 1 de julio de 1965)</p><p>La película del productor Ross Hunter comienza como pura sátira cinematográfica destinada únicamente al entretenimiento que ofrece una comedia ligera y brillante. Con la adición de una amplia variedad de elementos a menudo picantes, se convierte en una mezcla confusa de comedia romántica con momentos desgarradores y algunas interpretaciones inusualmente buenas, aunque gran parte del film nunca alcanza un punto de vista consistente. (Variety)</p><p>Tiene un guión inteligente y los actores correctos, pero todo lo demás está equivocado: el productor Ross Hunter, que se especializa en melodramas lujosos, el director Norman Jewison, que carece de agudeza y un toque seguro para la comedia, y un director de arte legendario (Alexander Golitzen) que podría evocar la belleza de París (también lo hizo en <i>So This Is Paris</i>) en el estudio. (Derek Winnert)</p><p>El guión de Carl Reiner es trillado hasta el extremo y, aunque avanza a un ritmo rápido, no es muy divertido, ni siquiera pasablemente divertido. El concepto de que un artista tenga que morir para que su obra se venda es una idea interesante de explorar, pero desafortunadamente, como todo lo demás en la película, se maneja de manera superficial y se utiliza principalmente como trampolín hacia todo tipo de escenas alocadas, que se vuelven cada vez más tontas a medida que avanza la acción. La dirección de Norman Jewison es aburrida y poco imaginativa y, a pesar de que tiene un escenario europeo, en realidad fue filmada en los estudios Universal, lo que no ayuda a darle ninguna atmósfera o distinción. (Richard Winters)</p><p>Una comedia extraña, ambientada en París y montada con el brillo característico de las producciones de Ross Hunter, en la que un escritor en apuros (Garner) incita a su amigo artista (Van Dyke), igualmente en apuros, a aumentar el valor de su trabajo fingiendo un suicidio. Las pocas buenas ideas del guión pronto son agotadas, aunque todo se vuelve curiosamente de mal gusto hacia el final cuando Van Dyke, alimentando rencores amorosos y de otro tipo mientras se esconde, hace arrestar a Garner por su "asesinato" y lo salvan sólo cuando su cabeza está en la guillotina. Sommer y Dickinson ofrecen actuaciones demasiado encantadoras como para desperdiciarlas con esta grosera pareja. (Time Out)</p><p>Película estrenada en Madrid el 4 de noviembre de 1965 en los cines Carlos III, Consulado y Roxy A; en Barcelona, el mismo día en el cine Windsor Palace; en Palma, en el Teatro Balear, Teatro Lírico y Cine Progreso.</p><p>Reparto: James Garner, Dick Van Dyke, Elke Sommer, Angie Dickinson, Ethel Merman, Carl Reiner, Pierre Olaf, Miiko Taka. </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/2TcfNdIYFTA" width="320" youtube-src-id="2TcfNdIYFTA"></iframe></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-26051652702027003902024-02-06T00:05:00.000-08:002024-02-06T00:05:02.618-08:00Agente 007 contra el Dr. No (Dr. No, 1962). Terence Young<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3YfK-NBuK6mKfNfk8EWUxCSl2IAhXtVx8OxcdXU4PWbF8kxjxSrKA2uAHta5CfQ6t1HK6E61ndFnC11xXXzVmR4nUpmi-IjaO51mW5yIee7pgFKJpDp1fzJ4n4uXxZXSRZ08Q2XaGO0kVqy9RYSFVWyShyphenhyphenxCTTzRXPk7MIGHrA1Hh0MhSyFHVHCGvAbk/s847/dr_no_aka_james_bond-201686869-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="847" data-original-width="582" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh3YfK-NBuK6mKfNfk8EWUxCSl2IAhXtVx8OxcdXU4PWbF8kxjxSrKA2uAHta5CfQ6t1HK6E61ndFnC11xXXzVmR4nUpmi-IjaO51mW5yIee7pgFKJpDp1fzJ4n4uXxZXSRZ08Q2XaGO0kVqy9RYSFVWyShyphenhyphenxCTTzRXPk7MIGHrA1Hh0MhSyFHVHCGvAbk/w275-h400/dr_no_aka_james_bond-201686869-large.jpg" width="275" /></a></div><br />James Bond llega a Jamaica con la misión de investigar los asesinatos de un agente especial británico y su secretaria. Pero, al mismo tiempo, descubre la existencia de una siniestra organización en la isla Crab Key. En esta ocasión, su enemigo es el Doctor No, que, con la ayuda del profesor Dent, se propone ejecutar un siniestro plan: desviar la trayectoria de los cohetes de Cabo Cañaveral.<p></p><div><p class="MsoNormal">Esta mezcla de realismo y de sueño le da a nuestro “Agente”
un toque confuso por la dificultad en la aleación. Hay un punto en que con
risueño talante no sabemos bien a qué carta quedarnos. Pero tampoco el
propósito merece, en ningún caso, más minucioso análisis. La película está bien
llevada y suntuosamente construida. El buen color y la “marciana” composición
de las últimas y atropelladas secuencias llevan con firme seguridad el estupor
al ánimo del auditor. (Gabriel García Espina en ABC del 14 de mayo de 1963)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Terence Young ha dirigido la película con su reconocida
competencia. Lo que suele llamarse «puesta en escena» reúne aciertos que se
revelan tanto en la pericia con que es manejada la cámara como en el estilo
sencillo y directo que caracteriza el relato. Lo cándido y arbitrario del tema
y de todas y cada una de las situaciones está resuelto con desenfado no exento
de humor e ironía hasta el punto de que el espectador se percata de que el
tremendismo empleado no es tampoco tomado demasiado en serio por el mismo
realizador. (J. Pedret Muntañola en La Vanguardia del 6 de junio de 1963)<o:p></o:p></p>Obra germinal que aunque se presenta sumamente inocente en sus planteamientos y algo vaga en su desarrollo, guarda en su interior algunos de los mejores momentos de la saga, como la famosa secuencia de la tarántula en el brazo de Bond, tan imposible en su concepción como magnífica en su realización, dicotomía que se mantendrá, también, a lo largo de una saga que siempre se moverá en los límites de lo razonable. (Beatriz Martínez en Sensacine)<p>Esta animada y divertida película, que se estrenó ayer en el Astor, el Murray Hill y otros teatros del grupo "premiere showcase", no debe tomarse en serio como ficción realista ni siquiera como arte, como tampoco lo son las obras del Sr. Fleming para ser tomadas como literatura seria. Es estrictamente un thriller de acción adornado con algo de misterio. Y, si eres inteligente, lo verás como una parodia de ciencia ficción y sexo. Porque la aventura de detección de crímenes en la que se embarca el señor Bond es tan tremendamente exagerada, tan evidentemente artificial, que resulta evidentemente tonta y no se debe creer. (Bosley Crowther en The New York Times del 30 de mayo de 1963)</p><p>Con la excepción de la gran explosión al final de la película, <i>Dr. No </i>es una aventura discreta. No hay dispositivos, lo que obliga a Bond a confiar en su ingenio (en una escena, cuando necesita respirar mientras está sumergido, usa cañas ahuecadas como tubos de aire). La persecución de un solo coche es razonablemente sencilla. Y, por única vez en la serie, 007 es inequívocamente brutalizado, y como resultado aparece ensangrentado, golpeado y desaliñado. De todos modos, todavía derrota al villano y se queda con la chica. (...) Considerándolo todo, Dr. No es una película exitosa, si no superlativa. Si bien puede parecer aburrida para los estándares de las producciones posteriores, es una entretenida mirada retrospectiva a la historia cinematográfica de un proyecto que se convirtió en un fenómeno mundial. (James Berardinelli en Reel Views)</p><p>Gran parte de lo que se suponía que intrigaría y deslumbraría a los espectadores en 1962 puede parecer ahora suave, principalmente gracias a las muchas películas de Bond que siguieron, pero <i>Dr. No</i> se mantiene como algo más que una pieza de época, principalmente gracias a la combinación de interpretaciones frescas y enérgicas a cargo de Sean Connery, Wiseman, Ursula Andress, John Kitzmiller y Jack Lord; un guión cuidadosamente elaborado con sus pies en misterios del viejo y del nuevo estilo; y un trabajo muy sencillo y hábil de Terence Young y el editor Peter Hunt. (Brendon Hanley en Allmovie)</p><p><i>Dr. No</i> es un modesto thriller con un héroe duro, elegante y con cierto encanto que hace su trabajo sin la ayuda de artillería elaborada ni artilugios llamativos. Persigue a las mujeres, pero no las atrae como si poseyera algún poder mágico o un magnetismo irresistible. En su primer papel estelar, Sean Connery se muestra confiado pero no arrogante, un hombre cómodo con un esmoquin pero que no ha nacido para la púrpura. Al igual que Albert Finney y Peter O'Toole, cuyas carreras despegaron casi al mismo tiempo, es un presagio de un importante cambio social en clase, moda y comportamiento que parecía atractivo en ese momento y que luego tomaría formas menos agradables. (Philip French en The Guardian)</p><p>Muy anticuada, completamente en sintonía con los tiempos y que le da a los años sesenta un sabor hasta entonces inexplorado, <i>Dr. No</i> marca un hito histórico en la historia del cine de entretenimiento popular. Gracias a su combinación única de ingredientes atrevidos, entre un erotismo suave y una acción trepidante, desde Londres hasta Jamaica, la película sienta las bases sólidas de una fórmula que perdurará durante décadas. De momento, un bonito libro de imágenes, muchas veces copiadas, nunca igualadas y hecho para disfrutar sin moderación. Al final de la película se afirma que James Bond regresará en Desde Rusia con amor: se está gestando un mito. (Julien Léonard en DVDClassik)</p><p>Escenas de acción realizadas a gran velocidad, magníficos coches lanzados a un ritmo vertiginoso y chicas Bond cada una más bella que la otra, <i>Dr. No</i> está directamente en la línea de la película de espías de la vieja escuela donde la importancia de la trama sólo se compara con el carisma del famoso agente secreto. Y hay que reconocer que en este asunto Sean Connery representa la elección lógica para cualquier fan de Bond que se precie, ya que fuerza y seducción se funden perfectamente en el personaje gracias al magnetismo del actor. Este último aporta todo su encanto al más legendario de los agentes secretos, definiendo así la pauta para sus sucesores, que, sin embargo, tendrán dificultades para igualarlo. (Ilan Ferry en Ecranlarge)</p><p>Lo cierto es que todavía estamos muy lejos de la grandilocuencia de las últimas películas de la franquicia, donde acrobacias, artilugios y explosiones estallan para ofrecer un gran espectáculo. Estamos en los primeros tiempos, en aquellos en los que la modestia de los medios es tanto un límite a la profusión de efectos como permite combinar ingenio y eficiencia. <i>Dr. No</i> es una ópera prima que sienta las bases, yendo a lo esencial, cuidando la presentación del héroe y el desarrollo del misterioso antagonista, en el corazón de una intriga de espías sencilla pero apasionante. (Quentin Coray en A la rencontre du septième art)</p><p>Película estrenada en Madrid el 13 de mayo de 1963 en el cine Capitol; en Barcelona, el 4 de junio de 1963 en el cine Tívoli. </p><p>Reparto: Sean Connery, Ursula Andress, Joseph Wiseman, Jack Lord, Bernard Lee, Anthony Dawson, Zena Marshall, John Kitzmiller.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/VMWosdU_8wo" width="320" youtube-src-id="VMWosdU_8wo"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-74437275318823203722024-01-31T00:40:00.000-08:002024-01-31T00:40:20.610-08:00Indianápolis (To Please A Lady, 1950). Clarence Brown<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvGexVd0DjbUZbU9nyw3RlIF7mr4BtK7EOePsohyphenhyphen7q0XL-hVV7fxK9ypKDriDSborRPaXNRI9ndkfXDIG0QHSaSbKW1W9rE9Ke7boMSSmy90DHqSmoNEE_HPSNwOPxR4hc17h9AP7rJ04TDICitr3d2IsaanrPxkpv7sdRSIl02usHTCDS59CbyEZhrn0/s386/to_please_a_lady_red_hot_wheels-400725020-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="386" data-original-width="254" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvGexVd0DjbUZbU9nyw3RlIF7mr4BtK7EOePsohyphenhyphen7q0XL-hVV7fxK9ypKDriDSborRPaXNRI9ndkfXDIG0QHSaSbKW1W9rE9Ke7boMSSmy90DHqSmoNEE_HPSNwOPxR4hc17h9AP7rJ04TDICitr3d2IsaanrPxkpv7sdRSIl02usHTCDS59CbyEZhrn0/w264-h400/to_please_a_lady_red_hot_wheels-400725020-large.jpg" width="264" /></a></div><br /><div>Mike Brannan (Clark Gable) es un arrogante corredor de coches que despierta el odio o la admiración del público. Su mala reputación se la ganó tras ser acusado de provocar un accidente fatal durante una carrera. Decidida a comprobar qué hay de cierto en todo ello, la dura columnista Regina Forbes (Barbara Stanwyck) trata de entrevistarlo, pero él se niega.</div><div><br /></div><div>Todos los pasajes que recogen el aspecto del deporte
constituyen un documental de por sí interesante, apasionante incluso para los
profanos, aunque, a juicio mío, alguno de estos trozos resulte un tanto largo,
o tal vez reiterativo, lo que no aminora la excelencia de las imágenes, ni la
fuerza del movimiento de éstas. Lo que en realidad es la comedia también está
pergeñado con habilidad; las escenas son ligeras y el diálogo ágil y sencillo
(...) Quiero decir que la cinta mantiene prendida a su acción la curiosidad del
espectador, y que, por ende, es entretenida. (Donald en ABC del 28 de noviembre
de 1952)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">La anécdota (...) sigue una ruta total y absolutamente
convencional, aunque nos llegue sobredorada de suntuosas decoraciones, cuando
conviene, y de episodios “periodísticos” estupefacientes. (...) Pero hay en la
película algo que arrumba todo aquello y estremece literalmente al espectador
en su butaca: estamos hablando de las carreras de automóviles que se interpolan
en el curso del asunto (...) Clarence Brown es el cuarto nombre ilustre de la
película y a fe que si en muchas ocasiones su dirección sólo apunta destellos
en que se le puede reconocer, en otras muchas demuestra que sigue siendo un
gran realizador, dueño de los mejores secretos de la cámara y de su lenguaje.
(Horacio Sáenz Guerrero en La Vanguardia del 11 de marzo de 1953)<o:p></o:p></p><p>Lo cierto es que las películas de automovilismo han resultado casi siempre algo plomizas como demuestran <i>Grand Prix</i> (1966), <i>500 millas</i> (1969) y <i>Un instante, una vida</i> (1977). <i>Indianápolis</i> tampoco fue una excepción, a pesar de estar dirigida por un maestro como Clarence Brown (1890-1987), que comenzó en el cine mudo y tuvo sus mayores éxitos en los años 30 (<i>Ana Karenina</i> (1935)), retirándose completamente de la profesión en 1952. (Decine21)</p><p>El poder estelar de estos dos grandes actores, quizás apenas pasado su mejor momento, sigue siendo la razón para ver esta película humilde, llena de clichés pero entretenida. (...) El aire de cansancio y bajo presupuesto ciertamente daña al film, pero Stanwyck y Gable aún generan mucho respeto, atención y admiración, por supuesto. Aquí son una pareja simpática y formidable, que comparten una química atractiva en la pantalla, y la película puede ser rutinaria, pero sigue siendo atrayente. Para darle un poco de realismo, el clímax de la carrera se filmó en el Indianapolis Motor Speedway. (Derek Winnert)</p><p>El director Clarence Brown (“Intruder in the Dust”/”The White Cliffs of Dover”/”Idiot's Delight”) mantiene el rumbo de esta nadería que gira en torno a las carreras de bólidos, mientras que los guionistas Marge Decker y Barre Lyndon dejan que las escenas de acción en la pista hablen más que las palabras. No vale mucho como melodrama, pero las secuencias de acción son muy entretenidas. (...) A pesar de las excelentes imágenes de las carreras (la escena culminante se rodó en el circuito de Indianápolis), las atractivas actuaciones de las estrellas y la historia confeccionada para agradar al público, la película no fue un éxito de taquilla. El estudio lo atribuyó a la nueva popularidad de la televisión. (Dennis Schwartz)</p><p>Lo que se desarrolla a partir de ese odio a primera vista está plagado de clichés de la escuela cinematográfica del falso glamour, y los actores parecen encontrarlo tan vergonzoso como lo encontraría un público adulto. (Moira Walsh en America Magazine)</p><p>Excepto por algunas buenas escenas de carreras, hay poca emoción en esta historia del duro piloto y la columnista. Todo esto se ha hecho demasiadas veces antes. (Bob Thomas en Associated Press)</p><p>Gable y Stanwyck hicieron otra película juntos al comienzo del cine sonoro. Se llamaba <i>Night Nurse</i> y Barbara era la protagonista y Gable era un actor secundario prometedor. Una generación después, ambos eran leyendas de la pantalla. Hubiera esperado que MGM les hubiera dado algo mejor. No es que sea una mala película, las secuencias de carreras son bastante buenas y emocionantes. Pero <i>To Please A</i> <i>Lady</i> es definitivamente una película de serie B. Tengo la teoría de que Gable quería hacer este film por puro placer. Después de la Segunda Guerra Mundial, Gable y el marido de Stanwyck, Robert Taylor, se dedicaron a las carreras: motos, automóviles, lo que sea. MGM puso fin a esto, ya que no quería que dos de sus propiedades más caras arriesgaran su cuello por diversión. (Bkoganbing en IMDB)</p><p>Stanwyck interpreta a una mujer fría, altiva y desalmada, Gable interpreta a un lobo solitario, poco apreciado por el público, que tiene un carácter fuerte. Los dos juntos podrían echar chispas; pero esta pareja no funciona. Falta calidez entre ellos, las escenas tiernas, que podrían llevarnos por el camino de la simpatía, son rápidamente interrumpidas por una discusión y no se hace nada para que sean siquiera aceptables para nosotros. Una película seria, sin un toque de humor para aportar un segundo grado que pueda ser beneficioso para el conjunto. Gable congelado en una sonrisa que pretende ser encantadora, y Stanwyck, sin verdadero encanto, busca seducir... así se resume la película. (Mistermyster en Allociné)</p><p>El título inglés, un tanto estúpido, sugiere que se trata de una película romántica. De ninguna manera. Los personajes interpretados por Gable, macho arrogante, y Stanwyck, empresaria y líder, son indefectiblemente cínicos y su romance tiene algo de desesperado. Ahora bien, el interés principal de la película proviene de las carreras de autos de principios de la década de 1950, presentadas de manera espectacular. (Traversay1 en Allociné)</p><p>¿Qué se puede decir realmente de esta historia de amor en un contexto de periodismo sensacionalista y, especialmente, de carreras de coches? Bueno, lo que más recordamos son las escenas de carreras de autos, bastante exitosas, y el encanto de la pareja Clark Gable-Barbara Stanwyck. De lo contrario, no resulta muy memorable. Nótese, sin embargo, la escena encantadora y original de la conversación telefónica frente a un espejo. Es un film fácil de ver y eso no es tan malo. (Plume231 en Allociné)</p><p>Película estrenada en Madrid el 27 de noviembre de 1952 en el cine Rex; en Barcelona, el 9 de marzo de 1953 en el cine Fantasio.</p><p>Reparto: Clark Gable, Barbara Stanwyck, Adolphe Menjou, Will Geer, Roland Winters.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/wrVF_zwzA10" width="320" youtube-src-id="wrVF_zwzA10"></iframe></div><p><br /></p></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-65160016474221753302024-01-24T00:41:00.000-08:002024-01-24T00:41:44.628-08:00Su juego favorito (Man's Favorite Sport?, 1964). Howard Hawks<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtOfOyDzxaZRqw7IB6WYGtl07WqKBYduxpaFcQx8U-ODdbIkLdl4F_QYUTNSH-gsAZZMabrSuvhUeAFHdfbxZi_VTS_TjtAzevcw-MzPFzfVoHVvS4qHKGK9Jg01uYWFsbGxWpbpqiepCA2LFY4cVfSV83ZWrUPoEzQ2PgsYs5J8prqGkOwx2qaQ6vDAk/s1200/man_s_favorite_sport-956008051-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="800" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhtOfOyDzxaZRqw7IB6WYGtl07WqKBYduxpaFcQx8U-ODdbIkLdl4F_QYUTNSH-gsAZZMabrSuvhUeAFHdfbxZi_VTS_TjtAzevcw-MzPFzfVoHVvS4qHKGK9Jg01uYWFsbGxWpbpqiepCA2LFY4cVfSV83ZWrUPoEzQ2PgsYs5J8prqGkOwx2qaQ6vDAk/w266-h400/man_s_favorite_sport-956008051-large.jpg" width="266" /></a></div><br /><div>Roger Willoughby (Rock Hudson) es un simpático y eficiente vendedor de aparejos de pesca de unos grandes almacenes de San Francisco. Sus clientes le creen un auténtico experto, ya que ha escrito un manual de instrucciones sobre la pesca con caña que es de gran ayuda a los aficionados... ¡sin tener ni idea de pesca! Aunque eso nadie lo sabe. Abigail Page (Paula Prentiss), publicista de un concurso de pesca que se va a celebrar, propone que Roger intervenga en el concurso, pues su presencia será un gancho para el mismo. Pero aunque Roger se niega, ya que no sabe de pesca y además aborrece tocar cualquier tipo de pescado, su jefe le obliga a participar.</div><div><p class="MsoNormal">Parece como si la película hubiese sido un juego de Hawks
para entretener ingenuamente la pausa entre otros trabajos más sólidos y de
mayor empuje. (...) El intento era hacer, sin duda, una película cómica alrededor
de la pesca como deporte y de sus tradicionales y estupendas mentiras. Hubiera
podido tener el encanto del aire libre y del paisaje, ya que le falta en mucho
la comicidad. Pero también el paisaje está ausente, disimulado por unos
interiores de estudio que fingen con Hermoso color una realidad que no es.
(G.Bolín en ABC del 18 de junio de 1964)<o:p></o:p></p></div><div><p class="MsoNormal">El film es una comedieta ligera y frívola, que con
frecuencia cae en la payasada. No llega, por supuesto, al nivel artístico de
las películas cómico sentimentales que suele interpretar el propio Rock Hudson
—alguna de ellas en compañía de Doris Day—, pero resulta divertida y hace reír
de verdad. Durante toda la proyección, en la sala no se dejan de oír las
carcajadas. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 29 de agosto de 1964)<o:p></o:p></p><p>Una comedia considerablemente ácida que gira en torno al matriarcado como institución genuinamente norteamericana. Su punto de partida es el de una falsa misoginia, que se irá desvelando como una absoluta lucidez ante la realidad mostrada. Desarrollada con la precisión habitual en todas las comedias de su director, quizá le falte una punta de brillantez para que sus resultados sean magistrales. (Fotogramas)</p><div>El maestro Howard Hawks dirige con acierto a la divertida pareja Hudson-Prentiss. Y aunque es una película menor del director, ya les gustaría a muchos haber rodado una comedia de tal altura. Muy divertida. (Decine21)</div><div><br /></div><div>La película es un notable entretenimiento con base en la diferencia entre la teoría y la práctica.<br />Posee brillantes momentos de slapstick en escenas ingeniosamente planificadas encadenando con agilidad situaciones de “nada sale bien” y un elenco de simpáticos personajes secundarios. (AlohaCriticón)<br /><div><br /></div><div>Nunca es lo suficientemente divertida con todas sus insinuaciones sexuales y el uso de la pesca como sustituto del sexo para ser considerada otra cosa más que una película menor de Hawks. Pero en el lado positivo siempre transcurre de manera suave y genial. El pasivo Rock y la agresiva Paula nos dan actuaciones agradables que hacen que todo sea casi pasable (es incluso más divertida de lo que debería haber sido, eso es lo mejor que puedo decir al respecto). (Dennis Schwartz)</div><div><br /></div><div>Aquí Hawks se mueve de manera un poco más lenta, copiando algunos de sus primeros gags, pero sigue siendo muy divertido. (Jeffrey M. Anderson en Combustible Celluloid)</div><div><br /></div><div>Realmente no hay suficiente material en la idea base para sostener una película. Pero en su ayuda tenemos situaciones de comedia física divertidas y actuaciones geniales, joviales y relajadas. Inusualmente, fue filmada en el orden de las secuencia por el director Hawks. (Derek Winnert)</div><div><br /></div><div><div>La historia narra las desventuras de un autor que nunca ha practicado la disciplina en la que destaca: la pesca. Hawks parece burlarse maliciosamente de todos sus exégetas europeos. Él mismo ridiculiza la famosa moral del profesionalismo que le habían etiquetado como garante de su genio. Roger gana la competición mediante una mezcla de mala suerte y torpeza de la que es la víctima triunfante. El gran cineasta americano se burla de todos estos críticos delirantes e impresionistas cuyos comentarios ha leído con perplejidad. En 1964, Hawks les arrojó a la cara la película de sus sueños, una comedia loca resucitada milagrosamente ante sus ojos ciegos de fanáticos. Al mismo tiempo, afirma que sólo él es un profesional, un verdadero cineasta. Máxima elegancia irreverente del más elegante de los cineastas estadounidenses. Hawks se divierte con las pasiones exacerbadas que provoca en todos estos intelectuales que alaban su verdadero genio. (Frédéric Mercier en DVDClassik)</div></div></div></div><div><br /></div><div>Comedia poco conocida pero estruendosa, "Su juego favorito" no deja de repetir la guerra de los sexos en detrimento del género masculino, maliciosamente humillado de principio a fin. (Clément Graminiés en Critikat.com)</div><div><br /></div><div>"Su juego favorito" aparece hoy como lo que es: la expresión de una mirada lúcida y segura, la afirmación de la soberanía de un artista que la decadencia de los estudios de Hollywood no ha atenuado sino más bien intensificado. Hawks logra integrar una trivialidad moderna que otorga a ciertos chistes un toque de leve obscenidad. (Jean-François Rauger en Le Monde)</div><div><br /></div><div>Película estrenada en Madrid el 15 de junio de 1964 en los cines Lope de Vega y Fuencarral; en Barcelona, el 28 de agosto de 1964 en el cine Fémina)</div><div><br /></div><div>Reparto: Rock Hudson, Paula Prentiss, Maria Perschy, Charlene Holt, John McGiver, Forrest Lewis, Regis Toomey, Norman Alden.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/kPZIYOaS00I" width="320" youtube-src-id="kPZIYOaS00I"></iframe></div><div><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-4949521238016698292024-01-19T01:19:00.000-08:002024-01-19T01:23:11.903-08:00Susana (1969). Mariano Ozores<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr3ZP41cgvhjjYV748qBgMIk4mkryjlQoUWCYmObBsXqvuFZm3PxxfmTLOXphqoT9BTnbTYdeZPAa6cx7W_sYVcEwa-_z05vKFK12aowwqOPO24wTn0DscvfCP-A4OceYK8q6kwIlK8BR8C03O8su_cR6QcHGlJQYb7KnIjcXQxsm0R4aXG1Obw4puy28/s447/susana-319682119-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="447" data-original-width="300" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr3ZP41cgvhjjYV748qBgMIk4mkryjlQoUWCYmObBsXqvuFZm3PxxfmTLOXphqoT9BTnbTYdeZPAa6cx7W_sYVcEwa-_z05vKFK12aowwqOPO24wTn0DscvfCP-A4OceYK8q6kwIlK8BR8C03O8su_cR6QcHGlJQYb7KnIjcXQxsm0R4aXG1Obw4puy28/w269-h400/susana-319682119-large.jpg" width="269" /></a></div><p>Cuando sólo faltan cinco días para su boda, Susana sucumbe a los encantos de su novio, y él la deja plantada en el altar. El jefe de Susana la envía a hacer una encuesta sociológica a un pueblo de la costa, con el fin de que descanse y supere el trauma. En el pueblo sólo hay mujeres y, además, todas de mal humor, porque los hombres son pescadores y sólo vuelven a casa cada seis meses. Pero Susana les da un Cursillo de Convivencia Matrimonial Acelerada que les permita liberarse del yugo masculino.</p><div>Vagamente inspirada en la <i>Lisístrata</i> de Aristófanes.<br /><p></p><p class="MsoNormal">Seguramente no faltan quienes en esta clase de películas
encuentran esparcimiento y motivos para reír. (...) Desde el punto de vista critico,
los medios que hoy nos ofrece el cine se malgastan o yerran, retratando una
historia de revista teatral donde el ingenio sólo brilla, si acaso, y como en
esta ocasión, en el planteamiento. (...) El cine requiere hoy más ingenio y
estilo y su lenguaje es otro, a pesar de manejar una cámara. (Antonio de
Obregón en ABC del 3 de octubre de 1969)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Uno de los films menos conocidos de su mediocre realizador. (Carlos Aguilar)</p>'Susana' era una comedia amable, ideal para el lucimiento de Concha Velasco (también interpretaba la canción homónima, compuesta por el tándem Algueró/Guijarro). (Evaristo Martínez en La Voz de Almería)<div><br /></div><div>Concha Velasco es la protagonista absoluta de esta película de argumento adelantado a su tiempo (se estrenó en 1969) escrita y dirigida por uno de los profesionales más solicitados de su tiempo: Mariano Ozores. (ABC Playcine)<br /><div><br /></div><div>Comedieta que ha envejecido muy mal. Los personajes están muy forzados, las situaciones no dan mucho de sí, y la moralina que desprende el final casa poco ( perdón por el juego de palabras tan simple) con la del espectador del siglo XXI. (Peleón en Film Affinity)</div><div><br /></div><div>Entre lo más destacable del film estaría la acertada fotografía y el vestuario de la protagonista y el resto de actrices, además de unos planos muy bien cuidados. (Bdange en Film Affinity)</div><div><br /></div><div>El argumento es muy entretenido con el tema de la guerra de sexos, asunto muy en boga en los años sesenta, aunque lo lastra una cierta carga de moralina. (Axturias en Film Affinity)</div><div><br /></div><div>No hay que buscarle más pretensiones al film que la pura diversión, situándolo en una coyuntura sesentera, donde la mentalidad estaba empezando a cambiar y la industria pesquera se iba transformando en turística. (Josemidiam en Film Affinity)<br /><p></p><div>Película estrenada en Madrid el 2 de octubre de 1969 en los cines Carlos III y Princesa.</div></div><div><br /></div><div>Reparto: Concha Velasco, Juanjo Menéndez, Angel Aranda, Florinda Chico, Roberto Camardiel, Mary Francis, Antonio Ozores, Rafaela Aparicio, Manuel Zarzo, Perla Cristal, José Sacristán.</div></div></div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/WpqexdxrJfc" width="320" youtube-src-id="WpqexdxrJfc"></iframe></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-66984970044243990702024-01-15T00:40:00.000-08:002024-01-15T00:41:29.821-08:00Una doble vida (À double tour, 1959). Claude Chabrol<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvMgw90rcKaYHtc0-Vhcls75_QpitcE_eHE61hnfr-IP4o4qaigNsbf0OU3c4T0sGfi7guCsXLmGsYN-mtsd_N1cqmnNOJz_OZJtaJEiGRIxpJAcTEizzp1pKjJ_2jw_rXoaOiRGBF4Ew15YW9omWAGXcEqcYjFhx5lIO7YlWQuoG6Ta6DMjGsKmcGZK0/s491/a_double_tour_leda-415045527-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="491" data-original-width="350" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvMgw90rcKaYHtc0-Vhcls75_QpitcE_eHE61hnfr-IP4o4qaigNsbf0OU3c4T0sGfi7guCsXLmGsYN-mtsd_N1cqmnNOJz_OZJtaJEiGRIxpJAcTEizzp1pKjJ_2jw_rXoaOiRGBF4Ew15YW9omWAGXcEqcYjFhx5lIO7YlWQuoG6Ta6DMjGsKmcGZK0/w285-h400/a_double_tour_leda-415045527-large.jpg" width="285" /></a></div><br /><div>Retrato de la burguesía francesa de provincias. Leda, la amante del señor Marcoux, es asesinada. Su familia prefiere dejar que la policía inculpe a un inocente que no pertenece al circulo familiar, pero el prometido de la hija de Marcoux no está de acuerdo.</div><div><br /></div><div>Chabrol desentraña como pocos el espectro de las
conciencias, y acierta como ninguno a poner en escena la mecànica y las motivacions
que gobiernan la mano del criminal, las causas y consecuencias de su acción. Y
lo materializa todo de manera que el contenido no desborde al continente. La cámara
guarda en cada instante la distancia requerida: no se inmiscuye en el
desarrollo, aparentemente cabal, de los acontecimientos. El cine de Chabrol se
orienta, con preferencia, al estudio de las pasiones: la acción constituye,
antes que un término, un hito en el proceso psicológico de sus personajes.
(Carcival en ABC del 4 de septiembre de 1973) <div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>El tercer largometraje de Claude Chabrol fue la adaptación de una novela de Stanley Ellin, autor que ha sido versionado por Joseph Losey ("The Big Night"), Clive Donner ("Fango en la cumbre") o John Guillermin ("Castillo de naipes"). Obra muy característica de la primera época de su director, está construida con rigor pero adolece de una excesiva frialdad expresiva. (Fotogramas)<div><br /></div><div>El desdoblamiento de la historia –y del título- se ve reflejado en los propios personajes. Cada uno de los miembros de la familia tiene una personalidad latente que sale a la luz cuando los hechos se desbocan. Los espejos de la mansión son eficaces en la muestra de ese lado oscuro. Chabrol los utiliza para subvertir la imagen real de los personajes que se atreven a mirarse en ellos; o para distorsionar la figura de alguien que se dispone a cometer un asesinato. La cámara de Chabrol y las angulaciones de sus encuadres van tejiendo un clima turbador que define las diferentes pulsiones. Hasta que llega el crimen.<br />Para Claude Chabrol la estructura negra y el posible <i>whodunit</i> son herramientas adecuadas para usarlas en beneficio de la definición de los caracteres, y no sólo del suspense. Esta puede ser la principal habilidad de un enorme director, cinéfilo empedernido que ama su profesión; que práctica el clasicismo desde la más sorprendente modernidad. (El blog de Ethan)<br /><div><br /></div><div>La tercera película de Chabrol, recibida en su momento como un pastiche de Hitchcock, ahora parece Chabrol puro: su primer trabajo de demolición sobre la familia burguesa con tensiones internas: el padre (Dacqmine) se entrega a una aventura clandestina, la madre (Robinson) se preocupa por lo que dirán los vecinos, la hija (Valérie) lucha con sus inhibiciones y el hijo (Jocelyn) es dominado por la madre. Belmondo es divertido como el intruso grosero y escandalosamente desclasado que actúa como catalizador, incitando a padre e hija a un reconocimiento abierto de sus necesidades sexuales, pero parece provenir de otra película más abierta, en desacuerdo con el sutilmente detallado (y bellamente interpretado) retrato de represiones y malestares sociales. Vista a la luz de los trabajos posteriores de Chabrol, la película ha ganado considerablemente en importancia. La mejor de varias escenas impresionantes es el asesinato de la amante (Lualdi), una frágil muñeca de porcelana envuelta para regalo en una casa de estilo japonés. Glacial, casi serena en su inevitabilidad, esta escalofriante secuencia revela los primeros atisbos de la influencia de Fritz Lang que florecería más tarde en la obra de Chabrol. (TM en Time Out)</div><div><br /></div><div><i>Una doble vida</i> a menudo se olvida en las discusiones sobre los inicios de la carrera de Chabrol, tal vez porque es muy distinta de la sensación de tosquedad y de filmación en las calles de sus dos primeros largometrajes y de la estética igualmente de bajo coste de su magistral cuarta película, <i>Les bones femmes</i>. Esta película fue la primera producción de gran presupuesto de Chabrol, un tributo brillante y elegante a Hitchcock que, tonal y estilísticamente, se parece mucho más a las películas que haría a finales de los años 60 y 70 que al resto de sus primeros esfuerzos. Dejando a un lado su condición de caso atípico, À double tour es una película rica, fascinante y oscuramente divertida que, como gran parte de los mejores trabajos de Chabrol, es francamente salvaje en su sátira. (Only the cinema)</div><div><br /></div><div>Estrenada en Estados Unidos como <i>Leda</i> en 1961, Variety calificó <i>À double tour</i> como una "elegante novela policíaca", con "buen trabajo de cámara y dirección astuta". Vista hoy, la cámara en picado y la excentricidad de los personajes de <i>À double tour</i> se hacen eco tanto de las películas más personales y obsesivas de Alfred Hitchcock como de los coloridos melodramas de los años 50 de Douglas Sirk. (Per-Olof Strandberg en DVDBeaver)<br /><div><br /></div><div>1959. El año del nacimiento de "la Nueva Ola". Claude Chabrol forma parte de esta generación de cineastas, de tono liberado y de experimentación visual. "Una doble vida" tiene en su germen lo que marcará el futuro de su cine, con una pintura vitriólica de la moral burguesa, un crimen escabroso y réplicas mordaces. Pero contiene demasiadas inconsistencias para reclamar algún interés. La primera parte, sobre el comportamiento social anticuado de esta familia provenzal, carece de profundidad y juega más bien con efectos teatrales que difícilmente son creíbles. Por otro lado, la fotografía es adecuada, con bellos planos exteriores, y la puesta en escena se adapta bien a los interiores. En cuanto a la segunda parte dedicada a la resolución del crimen, fracasa por falta de suspense. No me atrevo a imaginar lo que un guión más elaborado podría haber producido: Jean-Paul Belmondo, ya con el talante risueño, domina un reparto muy pálido, aparte quizás del personaje del hijo con complejo de Edipo. Olvidable. (Akamaru en Allociné)</div><div><br /></div><div>Un pequeño Chabrol de los inicios que contiene las semillas del gran Chabrol por venir: ya tenemos un cuadro mordaz de costumbres en el interior de una familia burguesa de Aix en Provence y un crimen. Pero le falta profundidad en el tratamiento de los personajes y el guión, bastante descuidado, no deja lugar al suspense: todo está convenido, es predecible y carece de sutileza. El reparto es bastante flojo, los actores no son muy buenos, a excepción del descarado Belmondo, pero mal utilizado. Es símbolo de una película fallida, la presencia ensordecedora y casi permanente de una música pesada que no se impone en absoluto e intenta exagerar el drama o la emoción cuando la cámara no puede filmarlos. No deja de ser interesante, debe verse como un ejercicio de estilo al inicio de una carrera que nos parece prometedora. (Kinophil en Allociné)</div><div><br /></div><div><i>À double tour </i>en 1959, según algunos observadores, fue el toque de salida para el cine de Claude Chabrol y la Nueva Ola, claramente presente en los créditos. "Audaz", "manierista", "pesada", la película provocó un coro de insultos tras su estreno: sin embargo, sigue siendo bastante decisiva en la filmografía de un director que rápidamente fue tildado de entomólogo de la burguesía. Aquí y con frecuencia, no sólo revela los mecanismos de la alta sociedad, sino también la mezcla de toda la sociedad, escalonada, pervertida por todos lados, e intenta encontrar ahí un suplemento del alma a través de la belleza. (Ariane Beauvillard en Critikat)</div></div></div><div><br /></div><div>Película estrenada en Madrid el 3 de septiembre de 1973 en el cine Galileo dentro del circuito de arte y ensayo.</div><div><br /></div><div>Reparto: Jean-Paul Belmondo, Madeleine Robinson, Antonella Lualdi, Jacques Dacqmine, Jeanne Valérie, Bernadette Lafont, André Jocelyn.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/s_s_dMAdLMY" width="320" youtube-src-id="s_s_dMAdLMY"></iframe></div><div><br /></div></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-76541102441920373002024-01-09T00:12:00.000-08:002024-01-09T00:12:18.720-08:00Senderos de gloria (Paths of Glory, 1957). Stanley Kubrick<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6uevIm_cQzA7KLlEFHp3tjgs6TU0WY9I5rnEc1CHfgn37dMwt14m0bSF2U5lSqqBOWI1Os-x2i6zOzCKnWJ3a440cZGHRJcEpsuv26AvogmiBAfnTlz14oodWElhkh6TF2cA_e2I7S7B0DlnkoocOJRsTVkRMUiCV7NnBcp_9OXi1tSXscTngnnSu75I/s1038/paths_of_glory-125248529-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1038" data-original-width="721" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6uevIm_cQzA7KLlEFHp3tjgs6TU0WY9I5rnEc1CHfgn37dMwt14m0bSF2U5lSqqBOWI1Os-x2i6zOzCKnWJ3a440cZGHRJcEpsuv26AvogmiBAfnTlz14oodWElhkh6TF2cA_e2I7S7B0DlnkoocOJRsTVkRMUiCV7NnBcp_9OXi1tSXscTngnnSu75I/w278-h400/paths_of_glory-125248529-large.jpg" width="278" /></a></div><br /><div>Primera Guerra Mundial (1914-1918). En 1916, en Francia, el general Boulard ordena la conquista de una inexpugnable posición alemana (el Hormiguero) y encarga esa misión al ambicioso general Mireau. El encargado de dirigir el ataque será el coronel Dax. La toma de la colina resulta un infierno, y el regimiento emprende la retirada hacia las trincheras. El alto mando militar, irritado por la derrota, decide imponer al regimiento un terrible castigo que sirva de ejemplo a los demás soldados.</div><p class="MsoNormal">Prácticamente, la película es el fallido ataque al “hormiguero”
y los enfrentamientos verbales de los soldados, oficiales y jefes franceses.
Kubrick cuida al máximo los detalles que marcan los dos mundos: el de los que mandan
y el de los mandados. El campo de batalla, las trincheras, cubiertos de restos,
con hombres aterrorizados, gritando y muriendo, de un lado. Y del otro, el
exquisito ambiente del Castillo donde está instalado el Alto Mando. La demagogia
es evidente, pero no por ello deja de ser eficaz, provocando una reacción en el
espectador contra el mando militar, en el que el coronel Dax es la encarnación
del jefe ideal, sereno, valiente y estrechamente identificado con sus hombres,
y que por ello mismo es, al final, sacrificado. (Pedro Crespo en ABC del 20 de
octubre de 1986)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p>El director esgrime hechos más que palabras, documenta con
la maniática precisión que le es preverbial los gestos del ritual castrense —la
visita de Mireau a las trincheras (en un “travelling” célebre), los pormenores
del consejo de guerra, el ceremonial alucinante de la ejecución en los jardines
de un hermoso palacio—para revelar su absurdo delirante. Parece, en suma, que Kubrick
aprendió del Buñuel de “Tierra sin pan” que no hay arma agresiva tan poderosa
como la frialdad documental. La retórica no asoma la nariz hasta el último
momento, cuando los soldados franceses corean la canción torpe de la prisionera
alemana (de la cual pretendían burlarse), puesta sin duda para devolver la fe
en la humanidad al público, al protagonista y tal vez al mismo director. (José
Luis Guarner en La Vanguardia del 22 de octubre de 1986) </p>Título clave dentro del cine antimilitarista, en el que se ilustra un supuesto episodio de la Primera Guerra Mundial, extraído de un relato de Humphrey Cobb. En una línea similar a "Rey y patria", de Joseph Losey, se dedica a diseccionar los valores que conforman la mentalidad castrense, desvelando su carácter irracional. Todo ello se consigue a través de una narrativa que combina el sentido de la tensión con una generosa emotividad. (Fotogramas)<div><br /></div><div>En uno de sus trabajos más redondos, Stanley Kubrick reconstruye un oscuro episodio real, recogido en una novela de Humphrey Cobb. Prohibida por el gobierno francés de la época, realiza un sentido alegato contra los horrores de la guerra, al tiempo que reflexiona sobre el idealismo, la justicia, la insubordinación y el valor de la vida humana. (Decine21)</div><div><br /></div><div>Es imposible ver ‘Senderos de gloria’ y que algo no se altere por dentro de uno. Remueve conciencias y estampa la verdad en la cara sin concesiones ni florituras de ningún tipo. Kubrick siempre declaró que era una película que hablaba de sentimientos y ésa es precisamente una de sus virtudes. Cine visceral en forma y contenido salido del fondo del alma. Puede que el término “obra maestra” se use a veces con demasiada alegría, pero en el caso de ‘Senderos de gloria’ creo que esas palabras se quedan cortas. (Alberto Abuín en Espinof)<br /><p>"Paths of Glory" fue la película con la que Stanley Kubrick entró en las filas de los grandes directores para no abandonarlas jamás. Cuando entrevisté a Kirk Douglas en 1969, la recordó como la cumbre de su carrera como actor: "Hay una película que siempre será buena en los años venideros. No tengo que esperar 50 años para saberlo; lo sé ahora".Tiene una economía de expresión que es casi brutal; es una de las pocas películas narrativas en las que se siente la ira al contarla. Samuel Fuller, que luchó en la Segunda Guerra Mundial, la recordó en "The Big Red One" con nostalgia por la camaradería de su unidad. No hay nostalgia en "Paths of Glory". Sólo pesadilla. (Roger Ebert)</p><p>En cuanto al significado de la película, llega a un punto no concluyente. Su demostración de la injusticia es como una muestra dentro de una botella en un museo médico. Es grotesca, espantosa, nauseabunda, pero tan enmarcada y aislada que, cuando sales, te quedas con la sensación de que sólo has sido testigo de un incidente horriblemente extraño. (Bosley Crowther en The New York Times del 26 de diciembre de 1957)</p><p>Esta obra maestra todavía tiene un gran impacto, aunque nada en ella es tan simple como puede parecer a primera vista; el público todavía está discutiendo sobre la secuencia final, que se ha caracterizado por ser de todo, desde una evasión sentimental hasta el giro cínico definitivo. (Jonathan Rosenbaum)</p><p>Si bien el tema está bien manejado y representado en una serie de caracterizaciones sobresalientes, parece anticuado y resulta sombrío en la pantalla. (Variety)</p><p>Kubrick nos ofrece sólo una escena de batalla, y es sombría. La mayor parte de la película trata sobre las diferencias de clase entre los oficiales, que trabajan en un espléndido castillo, y los hombres insomnes, cubiertos de barro. La retórica sardónica puede ser un poco pesada a veces, pero la película es contundente y desdeñosamente brillante. (David Denby en The New Yorker)</p><p>Recordaremos (…) una bonita simplificación del trazo y sobre todo un cierto ritmo martilleado muy atractivo, una velocidad frenética y, reconozcámoslo, un aliento cinematográfico. (R.L. en Cahiers du Cinemá n° 82 de abril de 1958)</p><p>Pintura exacta de la vida en las trincheras, servida por un estilo incisivo y nervioso. (Fréderic Vitoux en Positif nº 143 de octubre de 1972)</p><p>La fascinación de Kubrick por la capacidad del individuo o de sus instituciones para provocar, a través de sus errores, la ruina de éstas, difícilmente podría encontrar un objetivo mejor que el ejército. (Benoit Smith en Critikat.com)</p><p>Película estrenada en Madrid el 13 de octubre de 1986 en los cines Roxy A y Renoir; en Barcelona, el 15 de octubre de 1986 en los cines Alcázar y París. </p><p>Reparto: Kirk Douglas, Ralph Meeker, Adolphe Menjou, George MacReady, Wayne Morris, Richard Anderson, Joe Turkel, Timothy Carey, Christiane Harlan.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/j75Ih0GIrVM" width="320" youtube-src-id="j75Ih0GIrVM"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-83867908710757761482024-01-04T00:22:00.000-08:002024-01-06T12:08:21.633-08:00El discurso del rey (The King's Speech, 2010). Tom Hooper<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdTqmorOBd6QeFTyhmfiziuGwnzTFPlGVEGsC2oS6iSxqJFp_-JuSSy7dYRAE5XEgiJW_y8vBaF9DFApH7c5aO_JO77SNZNX8RXPXEdPyQz5Rwpd57pupaiNtgE0KArAIUhnY-MtLPNrFsRCms3ff6MBs4BG7mxXJbFWAwqUWwGSBv9QWu6N-gccBn2LE/s1080/The_King_s_Speech-997653906-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="730" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdTqmorOBd6QeFTyhmfiziuGwnzTFPlGVEGsC2oS6iSxqJFp_-JuSSy7dYRAE5XEgiJW_y8vBaF9DFApH7c5aO_JO77SNZNX8RXPXEdPyQz5Rwpd57pupaiNtgE0KArAIUhnY-MtLPNrFsRCms3ff6MBs4BG7mxXJbFWAwqUWwGSBv9QWu6N-gccBn2LE/w270-h400/The_King_s_Speech-997653906-large.jpg" width="270" /></a></div><br /><div>El duque de York se convirtió en rey de Inglaterra con el nombre de Jorge VI (1936-1952), tras la abdicación de su hermano mayor, Eduardo VIII. Su tartamudez, que constituía un gran inconveniente para el ejercicio de sus funciones, lo llevó a buscar la ayuda de Lionel Logue, un experto logopeda que intentó, empleando una serie de técnicas poco ortodoxas, eliminar este defecto en el habla del monarca.</div><div><br /></div><div>Más que insistir en lo bien que viste y peina estas
películas sobre su monarquía el cine británico, habría que fijar una vez más la
condición il·lusionista de cualquier gran cine, pues nadie como él te invita a
mirar la mano que no es. “El discurso del rey” está magníficamente vestido y
peinado para un grandioso número de prestidigitación: la forma y no el fondo
del discurso. El director, Tom Hooper, consigue que su película traslade de una
mano a otra el interés de la historia, o mejor dicho, de la Historia... la
intriga, el drama, la angustia no estarà en el significado de las palabras de
ese crucial discurso (...), sino, sencillamente, en si pudo o no decirlo sin
tartamudear. El tránsito de lo esencial a lo circunstancial hecho arte. (E.
Rodríguez Marchante en ABC del 22 de octubre de 2010)</div><div><br /></div>Una película sólida, de momentos excelsos, que descansa en los hombros, los gestos y el alma que mira para dentro de Colin Firth. Un filme que trascurre entre pasillos, túneles y rincones oscuros, como los momentos que vivía entonces Gran Bretaña. Una película soberanamente monárquica. (Salvador Llopart en La Vanguardia del 22 de octubre de 2010)<div><br /></div>Brillante ejercicio de solemnidad, cercanía y emotividad flemática británica, 'El discurso del Rey' (ejemplo del inimitable regio cine inglés) aprovecha una de esas anécdotas de la Historia real, en su doble significado, para engalanar el estilo de Alexander Korda y sus bambalinas monárquicas, mezclarlo con el academicismo clasicón de la lucha (entendimiento) de clases del 'Pygmalion' de George Bernard Shaw, y la pompa y circunstancia de Anthony Asquith. (Fausto Fernández en Fotogramas)<div><br /></div><div>El producto está muy medido, y hay momentos propicios para todo tipo de expresiones emocionales aunque elude, con acierto, las más bajas formas del melodrama gracias a la solemnidad de su propuesta. Solidez, armonía. Pero quizá habría necesitado de un poco más de nervio, de riesgo. (Israel Paredes en Sensacine)</div><div><br /></div><div><i>El discurso del rey</i> es todo lo que debería ser una buena película. Cuando expire el tiempo de proyección de dos horas, muchos desearán que hubiera más minutos. Con su drama engañosamente complejo, dirección hábil, guión pulido y actuación de primer nivel, <i>El discurso del rey</i> ilustra con el ejemplo cuán decepcionantemente deficientes han sido tantos posibles dramas recientes. Esta es una historia profundamente humana que toca el corazón e inspira a la audiencia no sólo en relación con los personajes y sus circunstancias, sino también como un recordatorio de que, en el lúgubre caos de la mediocridad de 2010, una película como ésta todavía puede llegar a los cines. (James Berardinelli en Reel Views)</div><div><br /></div><div>El director Tom Hooper toma una decisión interesante con sus decorados y efectos visuales. La película está rodada principalmente en interiores, y la mayoría de esos espacios son largos y estrechos. Esto es inusual en los dramas históricos, que enfatizan la amplitud y la majestuosidad, etc. Aquí tenemos largos pasillos, una profunda y estrecha sala de control principal de la BBC, salas que parecen peculiarmente oblongas. Sospecho que puede estar evocando las estrechas y apretadas paredes de la garganta de Albert mientras lucha por pronunciar las palabras. (Roger Ebert)</div><div><br /></div><div>Esta es una película de momentos pequeños, precisos y perfectamente juzgados: si bien el trasfondo histórico fácilmente podría haber dado lugar a una exageración épica y un melodrama angustioso, la decisión del guionista Seidler y el director Hooper de centrar su atención en los personajes y en sus relaciones e inseguridades, hace que <i>El discurso del rey</i> resulte un film íntimo y totalmente convincente. Al estructurar la trama como una película de deportes, con el Jorge VI de Firth como el valiente novato empujado de mala gana al ring y el Lionel Logue de Rush como el entrenador inconformista que lo convence para que se suba a éste, el realizador y el guionista presionan todos los botones emocionales y edificantes a los que responde el público. (Dave Calhoun en Time Out)<br /><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p></div><div>En el género de las máquinas de los Oscar, "El discurso del rey" destaca por el academicismo de su trabajo de reconstrucción histórica, su intriga para desmayar a los presentadores de la Gala (...) y su reparto fuertemente teatral. Sin embargo, es a todos estos elementos a los que la película debe su mínimo indispensable. (Vincent Malausa en Cahiers du Cinéma)</div><div><br /></div><div>La elegancia clásica de la puesta en escena y la atención al detalle en las escenas de masas demuestran el mismo tipo de ósmosis que se crea entre el casting, el director y el personal técnico que pudimos ver en "Capote" de Bennett Miller, por ejemplo. (Didier Péron en Libération)</div><div><br /></div><div>Esta historia es un cuento de hadas para adultos y no es necesario creerlo para disfrutarlo. (Thomas Sotinel en Le Monde)</div><div><br /></div><div>Tiene lo que constituye la esencia del espectáculo: la originalidad, la inteligencia y el humor excepcionalmente estimulante del guión. (Bernard Achour en Première)</div><div><br /></div><div>Película estrenada en España el 22 de octubre de 2010.</div></div><div><br /></div><div>Reparto: Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Carter, Michael Gambon, Guy Pearce, Timothy Spall, Derek Jacobi, Jennifer Ehle, Claire Bloom.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/EcxBrTvLbBM" width="320" youtube-src-id="EcxBrTvLbBM"></iframe></div><div><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-58481395933675649012023-12-27T00:42:00.000-08:002023-12-27T00:43:23.017-08:00Un paseo por el bosque (A Walk in the Woods, 2015). Ken Kwapis<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxXjVsXu8goXk3DnMzZBNNhYlcEWj25Nhvi44usYydaPliRqpeH8I_zTMJF8qxhw0BfMNDMz9JZurh16MpwBJ-LS7YZmNKJKObojtjgjN0JeiE2X9R25kGuIPTR72qVEhvtyfdmv8zyt94EvJLRCwJtOKIWcXAvDTkbHZEd4kETP6EkfL3laIdJ2ATto0/s1200/a_walk_in_the_woods-535269257-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="809" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxXjVsXu8goXk3DnMzZBNNhYlcEWj25Nhvi44usYydaPliRqpeH8I_zTMJF8qxhw0BfMNDMz9JZurh16MpwBJ-LS7YZmNKJKObojtjgjN0JeiE2X9R25kGuIPTR72qVEhvtyfdmv8zyt94EvJLRCwJtOKIWcXAvDTkbHZEd4kETP6EkfL3laIdJ2ATto0/w270-h400/a_walk_in_the_woods-535269257-large.jpg" width="270" /></a></div><br /><div>Tras pasar dos décadas en Inglaterra, Bill Bryson (Robert Redford) regresa a los Estados Unidos con el fin de emprender la gran aventura de su vida: escalar los Apalaches, atravesando algunos de los paisajes más bellos del continente. En este viaje cuenta con la ayuda de un viejo amigo (Nick Nolte), que es el único loco dispuesto a acompañarlo. El único problema es que tienen una idea muy distinta de lo que significa "aventura". Adaptación de las memorias de Bryson, un conocido escritor de libros de viajes.</div><div><br /></div><div>Como Redford es muy listo, se hace acompanyar para ese viaje
de otro actor, su réplica en un espejo deformante, personaje magnifico que
interpreta Nick Nolte, con lo que la aventura senderista adquiere el color de
la comedia y los tintes del esperpento. (...) No hay más en la película, ese
resuello de dos hombres de edad provecta mientras repasan lo que han sido y lo
que no. (...) El director es Ken Kwapis, cuya tarea consiste en seguir a estos
dos tipus que llevan ya el papel de cualquier personaje escrito en la cara –en especial
Nolte, que la conserva en toda su degradación-, y que sólo tiene que estar
allí, filmando, cuando ellos digan algo. (Oti Rodríguez Marchante en ABC del 11
de diciembre de 2015</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><div>El viaje, claro está, contiene muchas incidencias, constantes gotas de humor (habría sido un excelente vehículo para Jack Lemmon y Walter Matthau) y algún coqueteo sentimental (Redford roba el corazón de Mary Steenburgen en una de sus paradas de reposo, Nolte se encapricha de una obesa casada). Pero lo que cuenta es la química que destila la pareja (por su exuberancia, Nolte le gana la partida a su más comedido compañero) y que hace atractivo el filme. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 11 de diciembre de 2015)</div><div><br /></div>Con esa extraña pareja funcionando a medio gas, y pese a la atonía de la puesta en escena y de un guión menos tronchante que su referente literario (¡qué poco se aprovecha la aparición de Kristen Schaal!), es indudable la fuerza de la película como generadora de buen rollo. Mal que les pese a los haters de las feelgood movies, salir sonriendo de una sala de cine es todo un valor. Y por ahí encontrará un camino más plácido que el que encaran los protagonistas del film. (Alex Montoya en Fotogramas)<div><br /></div>Todo es de una sonrisa perenne en la película, cuyo público potencial es el que comparte edad con Redford y con Nolte (que pese a ser más joven que su compañero y colega aparenta tener como mil años más). Road movie senderista de manual y duelo de actores (...), <span face="montserratLight, Arial, sans-serif" style="background-color: white; font-size: 15px;">y</span>a es suficiente para que nos lo pasemos bien con estos dos abueletes haciendo el camino de sus vidas. (Suso Aira en Sensacine)</div><div><br /></div><div>A décadas de ser considerado un rompecorazones, Redford todavía es capaz de captar la atención de la cámara con su carisma y simpatía innatos. Es un buen complemento para la torpeza de Nolte; es sorprendente que los dos no combinen mejor en forma de aceite y agua. El tono alegre evita que <i>Un</i> <i>paseo por el bosque</i> se vuelva demasiado severa y, a diferencia de otras películas de aventuras en la naturaleza (como la mencionada <i>Wild</i> y la de título similar <i>Into the Wild</i>), nunca hay una sensación de que la naturaleza sea más que un bromista cascarrabias. Se subestima el mensaje sobre la mortalidad: las personas mayores pueden tener la mente vivaz, pero sus cuerpos a menudo no cooperan. Cualquier elemento agridulce que esto pudiera haber inyectado en el proceso es rápidamente disipado por un giro jocoso. La película rechaza rotundamente hablar en serio más que por un momento pasajero. <i>Un paseo</i> <i>por el bosque</i> es agradable pero intrascendente, una diversión pasajera más que un destino cinematográfico digno. (James Berardinelli en Reel Views)</div><div><br /></div><div>Sólo hay una pregunta que debes hacerte antes de decidirte a ver “Un paseo por el bosque”: ¿puedes justificar sentarte a ver una divagación entre el hombre y la naturaleza completamente predecible y bastante mansa para disfrutar de la afable química de extraña pareja que comparten Robert Redford y Nick Nolte? Ciertamente es difícil resistirse a la rara oportunidad de observar a estos septuagenarios experimentados trabajar con entusiasmo, (...) Estos muchachos todavía saben no solo cómo captar nuestra atención, sino también atraparla, incluso si su película actual los necesita más de lo que ellos la necesitan. (Susan Wloszczyna en Roger Ebert.com)</div><div><br /></div><div>Un relato bastante agradable de dos viejos renqueantes (Redford y Nolte tienen 79 y 74 años respectivamente, Bryson era un mozalbete de 44 cuando emprendió el camino), asumiendo la grandeza de la naturaleza y reavivando una vieja amistad. No hay mucho en juego si completan el viaje o no, pero las bravuconadas irritables de Nolte entretienen en todo momento, y la actuación distante y ligeramente engreída de Redford es fascinante, como si fuera el tipo que parece tenerlo todo (¡Bryson tiene una biblioteca que lleva su nombre! ) pero que no se siente muy cómodo consigo mismo. En última instancia, superficial pero visible en todo momento, es la definición misma de tontería con clase. (Trevor Johnston en Time Out)</div><div><br /></div><div>En el creciente apartado del cine dirigido principalmente a personas mayores, aquí están las amables aventuras de dos viejos amigos que parten hacia los Apalaches para demostrarse a sí mismos que todavía están vivos. Esfuerzos, bromas: Robert Redford y Nick Nolte le ponen corazón, ligereza y convicción. (Frédéric Strauss en Télérama)</div><div><br /></div><div>Paradójicamente, la sobriedad de la puesta en escena también nos permite concentrarnos en esas pequeñas cosas, en esos detalles que caracterizan a un personaje (mímica, gestos, costumbres). Además, el punto más logrado sigue siendo éste: observar el efecto de toda una vida en el presente y la percepción del futuro que tienen estos dos hombres. Esto es posible gracias a la alianza entre la precisión de la escritura, la interpretación afinada de los dos actores, así como una dirección lo suficientemente sensible y paciente para captar el conjunto. (Georges Lechameau en Le blog du cinéma)</div><div><br /></div><div>Sin embargo, a pesar de todos los (muchos) defectos de esta película de amigos, dos elementos devuelven a “Un paseo por el bosque” al camino correcto: Robert Redford y Nick Nolte. La película, que glorifica a estas dos grandes figuras del cine americano, es un homenaje a su talento, un amplio y cuidadoso escaparate destinado a demostrarnos que los dos abuelos todavía tienen algo bajo el capó. Y al final, el planteamiento da en el blanco ya que sólo recordaremos la actuación de los dos actores cuya química consigue hacernos olvidar las bromas poco inspiradas de sus personajes. Si no eres fan de estos señores y prefieres mirar las bellas imágenes de los Apalaches en Google, corres el riesgo de que el tiempo te resulte largo, muy largo... (Christophe Brangé en Abus de cinéma)</div><div><br /></div><div>Película estrenada en España el 11 de diciembre de 2015.</div><div><br /></div><div>Reparto: Robert Redford, Nick Nolte, Emma Thompson, Mary Steenburgen, Nick Offerman, Kristen Schaal, R. Keith Harris.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/cOF2LIAp9bw" width="320" youtube-src-id="cOF2LIAp9bw"></iframe></div><div><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-81917654170110103542023-12-22T01:25:00.000-08:002023-12-22T01:25:51.176-08:00Los hijos de la noche (1939). Benito Perojo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0wMtv41DO6hmjN6TdcvcTR3Hxl-qnEL9yN8rU2PIef9T3ds5LBEEpw87Ai2JcXjOGpZcfMnzuSkYEH3wOqfy-4epBfqrhIOTcVWjfQOk_9fxWS5bioJrrsDBD87-f6jUJamWL_xlt4dDINM_VvOi6SWB_G9zaDwRzmiVNmRxUc9xU4SOSb36QROTmbrY/s425/los_hijos_de_la_noche-992503963-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="425" data-original-width="342" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0wMtv41DO6hmjN6TdcvcTR3Hxl-qnEL9yN8rU2PIef9T3ds5LBEEpw87Ai2JcXjOGpZcfMnzuSkYEH3wOqfy-4epBfqrhIOTcVWjfQOk_9fxWS5bioJrrsDBD87-f6jUJamWL_xlt4dDINM_VvOi6SWB_G9zaDwRzmiVNmRxUc9xU4SOSb36QROTmbrY/w323-h400/los_hijos_de_la_noche-992503963-large.jpg" width="323" /></a></div><br /><div>Un grupo de marginados celebran la Nochebuena cantando y bailando por la calle. Al mismo tiempo, un millonario celebra la fiesta ofreciendo una gran cena a sus amigos. Este hombre recibe un telegrama de su hermana de América que le anuncia su visita después de más de veinte años sin verse. Como, a través de sus cartas, siempre le hizo creer a su hermana que lleva una vida familiar ordenada, necesita a dos personas que representen este papel. Por consejo de su mayordomo, dos ladronzuelos, “la Inglesita” y “el Piruli”, se hacen pasar por sus hijos, y “Currinchi” por el profesor de ambos.</div><p class="MsoNormal">Del interesante melodrama de Torrado y Navarro, ha logrado
Perojo un “film” movido y gracioso, donde los valores esenciales de la obra
teatral están perfectamente dosificados con aquellos otros detalles de
apariencia nimia que dan los que, en el fondo y en la forma, prestan calidad al
cinematógrafo. Si a estas cualidades añadimos la fortuna interpretativa y el
acierto que ha presidido en el Reparto, es preciso reconocer que “Los hijos de
la noche” es un ejemplo halagüeño y un indicio seguro que permiten augurar al “cine”
español un porvenir espléndido. (Miguel Ródenas en ABC del 13 de febrero de
1940)<o:p></o:p></p><i>Los hijos de la noche</i> (1939), que se rodó en Italia aprovechando las buenas relaciones entre ambos países, de la misma forma que otras películas españolas se estaban rodando en el Berlín nazi, tenía, a pesar de tan obvia influencia, una suerte de ingenuidad que mantenía aún vivo el espíritu más lúdico del cine republicano. (Diego Galán en El País del 16 de enero de 1984)<div><br /></div><div>Los hijos de la noche, confeccionada en Roma, nada de particular ofrece. La realización no puede ser más vulgar a despecho de sus pretensiones técnicas -siempre inspiradas en la iniciativa ajena-, y la interpretación, solamente pasable. Miguel Ligero resulta demasiado teatral, pero es quien, en fin de cuentas, consigue distraer un poco. (Fernando Méndez Leite en Historia del cine español)<br /><div><br /></div><div>Finalizada su estancia en Alemania, Benito Perojo y su troupe se trasladan a Italia para continuar realizando un cine marcadamente costumbrista y folclórico, como vuelve a ser este filme, que recrea las andanzas de tres indigentes en su difícil aventura de conseguir el sustento diario. Miguel Ligero, Estrelita Castro y Julio Peña integraron este trío calavera en una comedia donde no faltan el humor, la picaresca y las canciones, que se rodó en los estudios romanos de Cinecittá. (SincroguíaTV)<div><br /></div><div>Simpática comedia española, hija de su tiempo, que queda quizá empañada por su excesivo buenismo, aunque también ofrezca la ternura deseada y se agradezca su optimismo. Se trata de la adaptación de una obra teatral de Leandro Navarro. (Decine21)</div><div><br /></div><div>Si por algo destaca la película es por unos diálogos descacharrantes de Miguel Mihura que encuentran su mejor vehículo en la pareja formada por Miguel Ligero y Blanquita Pozas. (Dequevalapeli.com)<br /><p>Película estrenada en Barcelona el 30 de enero de 1940 en el cine Coliseum; en Madrid, el 12 de febrero de 1940 en el cine Rialto. </p><p>Reparto: Estrellita Castro, Miguel Ligero, Julio Peña, Alberto Romea, Hortensia Gelabert, Pedro Fernández Cuenca, Blanca Pozas, Emilio Ruiz, Lily Vincenti. </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/GK_aw1C4BsA" width="320" youtube-src-id="GK_aw1C4BsA"></iframe></div></div></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-89734535668188109482023-12-18T00:39:00.000-08:002023-12-18T00:43:34.815-08:00Crónica negra (Un flic, 1972). Jean-Pierre Melville<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNp6N0hTWFRQhyphenhyphenegzRfXkScWfklKqUmXn_Cf_Q_Dan5QPxnOg4Bn0NVrgl7OIvQxfT6F8ngxCLCU-6Fqb0K5aUUV43i_fiCFiNqSOQr1Kx9R5kHoUt8P4K3nsJJoEP9ky6HyWnbfnKDKcE6TIZSR2jXmIOVDifOBiw0y4BlRR8gfwziJisanxb5-OKWUk/s1200/un_flic-699342820-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="867" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNp6N0hTWFRQhyphenhyphenegzRfXkScWfklKqUmXn_Cf_Q_Dan5QPxnOg4Bn0NVrgl7OIvQxfT6F8ngxCLCU-6Fqb0K5aUUV43i_fiCFiNqSOQr1Kx9R5kHoUt8P4K3nsJJoEP9ky6HyWnbfnKDKcE6TIZSR2jXmIOVDifOBiw0y4BlRR8gfwziJisanxb5-OKWUk/w289-h400/un_flic-699342820-large.jpg" width="289" /></a></div><br /><div>Un grupo de ladrones roba los fondos que una rica heredera tiene depositados en un banco. Pero, durante el atraco, uno de ellos resulta herido. El cabecilla de la banda debe enfrentarse al comisario Colemane, que es uno de sus mejores amigos.</div><p>Melville, uno de los realitzadores franceses más personales,
más ingeniosos, insiste en un tema que ya figura en su filmografía: el de las
relaciones dudosas entre la ley y el delito, de las cuales sale siempre una
degradación de quienes sirven a aquella. (...) Melville cuenta todo esto con dos maneras: una muy escueta,
funcional, intensa; otra, recreada, insistente, por eso mismo menos profunda
que la otra. De ahí que la escritura del filme se resienta en cuanto al ritmo,
lo que no privarà al inteligente director de lograr secuencias de dura y
punzante emoción. (Lorenzo López Sancho en ABC del 30 de marzo de 1973)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Su estructura formal es tan armoniosa y tan brillante que se
aproxima, incuestionablemente, a la perfección. Una perfección que no es simple
dominio artesanal, sino que se distingue por acusados rasgos, acaso un poco
aislados, de genialidad. En «Crónica negra» Melville lleva a la cumbre estas
virtudes. Es una película más de atracadores y de policías, pero lo que
realmente nos sorprende en ella es el tratamiento, el método y el tono. Nos
impresiona sobre todo la flexible soltura con que ha coordinado los tres
episodios importantes que dan fuerza a la trama, el expresivo vigor de las
imágenes, y el pergeño, tan reciamente humano, de los personajes que nos presenta.
Y luego, el contraluz con que son iluminadas las dos caras de las complicadas
situaciones de esta historia, tan cinematográfica. De esta historia en la que
actúa un hampa dinámica, imaginativa y audaz, integrada por hombres ya mayores.
(A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 22 de noviembre de 1973)<o:p></o:p></p>El canto del cisne de su director, donde decepcionó las expectativas que había despertado. Partiendo de una estilización formal cercana a "El silencio de un hombre" o "Círculo rojo", articuló la historia en torno al hermético personaje interpretado por Alain Delon. Los resultados quedaron reducidos a la aplicación de una fórmula tan brillante como carente de emoción. (Fotogramas)<div><span face=""Open Sans", sans-serif" style="background-color: white; color: #19272e; font-size: 16px;"><br /></span></div>Aparte de su excelente tiroteo inicial en el atraco al banco, la película se cae a pedazos en una lenta narración y una frialdad rayana en el congelamiento de ideas. Tuvo un presupuesto superior a otras de sus obras, pero el resultado es muy inferior a las mismas. (Decine21)<div><p class="MsoNormal">La última obra de Jean Pierre Melville, <i>Un flic</i>, ha sido considerada durante mucho tiempo una película fallida. Hay que decir que cuando se estrenó en 1972, la recepción de la crítica fue bastante fría y no tuvo éxito de público. Con el tiempo, <i>Un flic</i> ha seguido siendo una película un poco desconocida, pero, a pesar de todo, se ha convertido en una especie de contraseña para los iniciados, aquellos que consideran que la última de Melville es su mejor película. (Thierry Jousse en Les Inrockuptibles)</p><p>Acusar al naturalismo de todos los males (una cierta tendencia de la crítica francesa de izquierdas y derechas) no impidió que los idiotas se perdieran el film más antinaturalista de los últimos treinta años, más antinaturalista que los Straub o los Bresson más abstractos. . Recuerde que<i> Un flic</i> fue demolido tras su estreno, en 1972, incluso por los melvillianos más acérrimos. Fueron necesarios treinta años de purgatorio para que finalmente se reconociera la evanescente belleza de la película. Melville arroja a Delon y Deneuve contra las olas desiertas, las orillas del mar, los cabarets de los gangsters de opereta, Richard Crenna, Paul Crauchet, André Pousse. Nos hablamos en voz baja. Nos espiamos unos a otros, nos matamos unos a otros. Melville tenía 55 años cuando rodó <i>Un flic</i>, unos meses antes de escabullirse de puntillas y con un sombrero Stetson en la cabeza. Cada uno tiene sus propios ritos. Cada uno tiene sus propias ceremonias. (Louis Skorecki en Libération)</p><p>Incluso hoy en día, <i>Un flic</i> apenas se menciona entre las obras del cineasta. Preferimos hablar de todas los demás, pero no de ésta. Una injusticia, cuando menos, ya que Un flic no es más que una grandísima película, una más pero no la única, de un Jean-Pierre Melville que firma allí, inconscientemente, su obra testamentaria. El cineasta murió poco después del estreno de la película, víctima de un derrame cerebral, víctima de la gran tensión nerviosa que siempre lo había perseguido. <i>Un flic</i> habría sido fatal para su autor, que parece conmovido por su fracaso comercial, magullado por las críticas, escondido hasta el final detrás de sus prominentes gafas de sol. Las mismas gafas que hizo usar a Lino Ventura en <i>Le deuxième souffle</i>. Sin embargo, si se mira más de cerca, <i>Un flic</i> parece ser una obra muy especial y perseguida por una idea terminal: la de la muerte. El cineasta no sólo entregó su último acercamiento manierista, llevado al extremo, cierto, sino también su última mirada a la vida fantástica de estos personajes que se han convertido en sombras de sí mismos. (Olivier Bitoun en DVD Classik)</p><p><i>Un flic</i> es menos un inventario conmovedor de la vida cotidiana de los agentes de policía dañados por el código de honor que la conclusión temprana, pero aún vigorosa, de la filmografía de Jean-Pierre Melville, un director que concedía la misma importancia a la forma y al fondo de sus películas. Por eso es difícil que nos guste esta película fría y nihilista, cuyo concepto general de mosaico con un montaje casi escandaloso empieza, sin embargo, a fascinarnos. (Tobias Dunschen en Critique-film.fr)</p><p>Jean-Pierre Melville (...) se detiene hipnóticamente en los detalles más pequeños de cualquier operación y puntúa la película con siniestros e inesperados movimientos de cámara. Personajes sórdidos y escenarios inexpresivos se fusionan en un cine negro de mediana categoría, un mundo que se vuelve peligroso por la inquietud de los métodos del Sr. Melville. Tanto en el final como en el principio, presenta personajes mirando al vacío sin decir palabra. En ello, tal vez haya más falta de afecto de lo que la mayoría del público toleraría (...). Pero la contundencia y el misterio de la dirección de Melville a menudo generan una urgencia que evita que la película parezca vaga. (Janet Maslin en The New York Times del 30 de noviembre de 1979)</p><p>Como ocurre en cualquier película criminal de Jean-Pierre Melville, más allá de su preocupación general por las historias de género como vehículos filosóficos (o quizás en conjunción con las mismas, dado su enfoque metódico de los crímenes), los robos son objetos de belleza meticulosamente construidos. El trabajo de atraco al banco es bastante estándar, pero el robo de drogas, que involucra trenes y helicópteros, es ingenioso y recuerda a su manera a los ladrones que cuelgan de un agujero en el techo en <i>Rififi</i> de Jules Dassin. Richard Crenna realiza su trabajo con una resolución silenciosa, dando cada paso con sombría determinación. Lo interesante esta vez es que también es la misma determinación que adopta el policía Delon al rastrear las fechorías. Se ha borrado la línea entre criminal y policía. Transcurren largas secuencias sin diálogo, con sólo el sonido del mundo circundante. Es como si las palabras fueran más preciosas y más peligrosas que las balas. (Jamie S. Rich en DVD Talk)</p><p>La película parece desmoronarse... Aún así, queda esa impresionante primera secuencia y suficiente riqueza de estilo y tema para hacer de <i>Un Flic</i> una película característica, si no la quintaesencia de [Jean-Pierre] Melville. (David L. Overbey en Sight and Sound)</p><p>Película estrenada en Madrid el 16 de marzo de 1973 en el cine Amaya; en Barcelona, el 19 de noviembre de 1973 en el cine Astoria.</p><p>Reparto: Alain Delon, Richard Crenna, Catherine Deneuve, Riccardo Cucciolla, Michael Conrad, Paul Crauchet.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/06aAaVCBtug" width="320" youtube-src-id="06aAaVCBtug"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-75325400478751954092023-12-07T01:12:00.000-08:002023-12-07T01:12:52.535-08:00Misión de audaces (The Horse Soldiers, 1959). John Ford<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTQq3TMubSr_yX0-XOzJ2DJkM9J5eXebF_RLoYjPmS5ov2_dk5CBHcmgaqrLzsW5WUH49Uy8waT7nizrF0Qmcw447ErPGeM5I9GjpdDZe1mVQF9Q_H9FEP-uu56V919GPoXk640aTCTOtTCWf9OpxsdhSekqzQ6qPnuuUtX6whWaibr0IKQOXVluznvy8/s1200/the_horse_soldiers-254431519-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="843" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTQq3TMubSr_yX0-XOzJ2DJkM9J5eXebF_RLoYjPmS5ov2_dk5CBHcmgaqrLzsW5WUH49Uy8waT7nizrF0Qmcw447ErPGeM5I9GjpdDZe1mVQF9Q_H9FEP-uu56V919GPoXk640aTCTOtTCWf9OpxsdhSekqzQ6qPnuuUtX6whWaibr0IKQOXVluznvy8/w281-h400/the_horse_soldiers-254431519-large.jpg" width="281" /></a></div><div><br /></div><div>Un severo coronel de La Unión (Wayne) está al frente de un regimiento que debe infiltrarse en pleno territorio confederado para cumplir una difícil misión. En esta aventura lo acompaña un médico de buenos sentimientos (Holden). Para evitar que revele sus planes al enemigo, se ven obligados a llevarse como rehén a una joven rebelde sureña (Constance Towers) que conoce la misión.</div><div><p class="MsoNormal">John Ford, el prestigioso realizador de tantos films
notables, ha dado a «Misión de audaces» esa expresividad vibrante que
caracteriza a su estilo. Hay en el film una habilísima valoración de múltiples
aspectos, tanto plásticos como narrativos, que en las manos de otro ealizador
nos parecerían pequeños detalles secundarios, pero que narrados por Ford
adquieren una categoría expresiva, casi simbolista, que sorprende. (...) No
obstante lo trillado del asunto, la labor de John Ford consigue elevarlo sobre
el nivel medio de este tipo de films y mantenerlo casi constantemente en una
tensión dramática honda y concentrada. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del
20 diciembre de 1959)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">No desmiente la realización que presenciamos la mano
magistral de John Ford, el director –para no citar más que uno de sus títulos,
y uno de los más clásicos- de “La diligencia”. Su estilo tan personal como
extraordinariamente expresivo, y sobre todo cuando aborda estos, o semejantes
temas, se patentiza a lo largo de la proyección. Posee la magia John Ford de obtenir
la máxima economía, o, mejor, sobriedad, en los medios, lo que no quiere decir
que actúe con escasez de medios materiales. (Donald en ABC del 23 de diciembre
de 1959)<o:p></o:p></p></div><div>Basada en un episodio real de la guerra civil norteamericana, esta es una de las obras más explícitamente épicas de su director. Su majestuosa composición combina el vigor con la amargura, la mitificación con la lucidez, el humor con algunos de los momentos más dramáticos del cine de John Ford. Sin llegar a la categoría de obra maestra, es un film realmente grande. (Fotogramas)</div><div><br /></div><div>Los estudios que analizan la obra de John Ford tienden a considerar Misión de audaces como una obra menor que no alcanza el esplendor artístico de los grandes títulos que componen la filmografía del director americano, pero un análisis más detallado debe servir para situar esta obra dentro de ese grupo de películas de Ford donde se puede apreciar la madurez de un estilo que se plasma en los extraordinarios detalles que acompañan la descripción de unos personajes que sobresalen por encima de los tópicos del cine del oeste, para convertirse en referentes clásicos de una época y un cine cada vez más difícil de encontrar. (Luis Tormo)</div><div><br /></div><div>‘Misión de audaces’ está llena de encuadres maravillosos —en la fotografía William H. Clothier en su primera colaboración acreditada con el maestro—, de un lirismo sutil, no tan evidente como otras veces, de grandes momentos duros —todas las muertes—, de vida, al fin y al cabo —con un tratamiento en los secundarios, con sus sueños y desgracias, a veces más interesante que en los principales—. La película fue un sonoro fracaso comercial —otra ironía cuando fue la película con la que se empezó a hacer grandes contratos con las estrellas, porcentajes además de su sueldo—, y la experiencia no fue muy del agrado de Ford, que veía cómo el séptimo arte cambiaba a marchas forzadas por encima de su entendimiento. (Alberto Abuín en Espinof)<br /><p>Ford presenta más acción de lo habitual, pero la valiente heroína Hannah Hunter (interpretada por Constance Towers) y el leal equipo de actores secundarios son detalles típicos del director. Aunque a menudo es conmovedora, <i>Misión de audaces </i>sigue siendo una película obstinadamente normal y estancada en una rutina familiar en algunos pasajes, por lo que no se encuentra entre los mejores trabajos de Ford. Sin embargo, las hermosas imágenes de Luisiana en otoño tomadas por el director de fotografía William H. Clothier le añaden un toque de distinción. (Derek Winnert)</p><p>Si bien es un sólido western de la Guerra Civil, "The Horse Soldiers", también es bastante olvidable. Resulta familiar la historia de la misión detrás de las líneas enemigas y hay poco que la haga sentir única. Incluso las actuaciones de John Wayne y William Holden no logran que parezca más original y sin Constance Towers aportando un agradable toque de ligereza al drama, podría haber sido aún más olvidable. (Andy Webb en The Movie Scene)</p><p>Algunos de los ingredientes de Ford están ahí: patriotismo belicoso, comedia vulgar, canciones de caballería, momentos simbólicos (un soldado blanco de la Unión muere mientras un niño negro nace en libertad con la ayuda de un médico del ejército), un sargento irlandés borracho. En cierto modo es bastante formularia. Una repetición de elementos ya vistos. Pero hay poco de la vieja magia de Ford. No hay Monument Valley y no hay indios. Es extraordinario cuán diferente es este western bastante ordinario (y bastante anticuado para 1959) de <i>Centauros del desierto, </i>sólo tres años anterior. Algunos incluso dirían que era triste ver cuánto se había hundido Ford. (Jeff Arnold)</p><p>Hay momentos en los que nos preguntamos si John Ford no se está divirtiendo haciendo él mismo un pastiche. Desafortunadamente, esto es poco probable. Movido, se podría decir, por una especie de mecanismo interno que ninguna circunstancia puede perturbar, Ford pone en escena estos títeres y anima esta acción irrisoria con la misma maestría técnica, el mismo aliento, el mismo virtuosismo de una obra maestra. Nos asombra ver tanto talento puesto al servicio de tanta estupidez. (Jean de Baroncelli en Le Monde del 5 de octubre de 1959)</p><p>En cualquier caso, <i>Misión de audaces</i> no es ciertamente la mejor película de John Ford, pero sigue siendo una obra maestra en gran medida subestimada en su carrera y un ataque muy vigoroso contra la guerra en general. En cualquier caso, parece que las carencias del rodaje no empañaron esta obra contundente, atrayente y muy conmovedora. (Justin Leonard en DVD Classik)</p><p>John Ford dirigió a regañadientes <i>Misión de audaces</i>. El tema se lo había impuesto United Artists que produjo la película, y podemos imaginar al viejo y brusco cineasta refunfuñando contra sus poco complacientes jefes. Sin embargo, como ocurre con todas sus obras, menores o no, encargadas o no, John Ford consigue imponer su toque inimitable a la película. En un magnífico Cinemascope, multiplica los planos generales de la caballería estadounidense, cuya valentía y devoción tan bien glorificó en el pasado. Pero al igual que <i>Centauros del desierto</i>, que marca un punto de inflexión en la obra de Ford, <i>Misión de audaces</i> impone una visión más oscura y ambigua de la naturaleza humana por parte de un cineasta anciano que se encontraba entonces en el ocaso de su carrera. (Ophélie Weil en Critikat)</p><p><i>Misión de audaces</i> es una gran película turbia, donde las mujeres son humilladas, los hombres desollados vivos y los niños enviados a la carnicería. Pero, cuando puede caer en emociones fáciles, Ford siempre escapa a través de la trivialidad. Así, durante la sublime secuencia de la carga de los cadetes de la Academia Militar, calma el patetismo justo cuando John Wayne se niega a combatir. Con otro cineasta, digamos John Huston, el pequeño tambor habría muerto en primer plano bajo una lluvia de violines; aquí le dan una azotaina sin que le veamos la cara. Nada debe interferir con la fría descripción de la violencia, el inevitable aumento de la barbarie. Nunca antes Ford había alcanzado este nivel de oscuridad. Aquejada de mala fama, difícil de amar, esta película desgarradora debe ser redescubierta. Es la confesión de un humanista desesperado. (Frédéric Bonnaud en Les Inrockuptibles)</p><p>Película estrenada en Barcelona el 18 de diciembre de 1959 en los cines Astoria y Cristina; en Madrid, el 20 de diciembre de 1959 en el cine Capitol.</p><p>Reparto: John Wayne, William Holden, Constance Towers, Althea Gibson, Hoot Gibson, Russell Simpson, Anna Lee, Ken Curtis.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/mcjDFouNCU0" width="320" youtube-src-id="mcjDFouNCU0"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-54429388069833403462023-12-04T23:43:00.000-08:002023-12-04T23:44:54.018-08:00El portero (2000). Gonzalo Suárez<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoC27BBC6Nyy3Pvxlfj-7XcdjehKwiVKBhx8hI_NDxq1Ak2By27tMuMEBAYGKYG1DyXNoWX6h2xRv_QchJctxRwuVdQwzGnHBygHMYEqq6w2ha3ZVUXZeiW6NSfbpe-1jX8FhVPS8B6TMgb9PZ9BLTsjTpBiazMz62YHTwWveBNfmQN_2teGjmvaCPtSk/s1370/1cb9eb358b858a9569368bd182cf3f7c.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1370" data-original-width="1002" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjoC27BBC6Nyy3Pvxlfj-7XcdjehKwiVKBhx8hI_NDxq1Ak2By27tMuMEBAYGKYG1DyXNoWX6h2xRv_QchJctxRwuVdQwzGnHBygHMYEqq6w2ha3ZVUXZeiW6NSfbpe-1jX8FhVPS8B6TMgb9PZ9BLTsjTpBiazMz62YHTwWveBNfmQN_2teGjmvaCPtSk/w293-h400/1cb9eb358b858a9569368bd182cf3f7c.jpg" width="293" /></a></div><br /><div>A Ramiro Forteza, un portero de Primera División, los rigores de la Guerra Civil (1936-1939) y de la postguerra lo han obligado a ganarse la vida por los pueblos, desafiando a los lugareños a que le marquen goles de penalti. Una noche, llega a un pueblo asturiano y conoce a Manuela, una joven viuda con un hijo, que sobrevive cosiendo para Úrsula, la esposa de Andrade, el sargento de la Guardia Civil. Pero las exhibiciones de Forteza y su relación con Manuela atraen la atención de Andrade, que le hará una propuesta relacionada con los maquis que implicará al portero en el conflicto entre los dos bandos.</div><div><br /></div><div>Una peculiar tragicomedia a la que se yuxtaponen diversos
subgéneros, desde el cine político en absoluto didáctico al drama rural,
pasando por el alegato antirracista sin un solo latiguillo, el melodrama
romántico y la fábula surrealista, que desemboca en la brillante secuencia
final, nunca disparatada pese a los en apariencia incoherentes elementos que la
configuran y que, al parecer, no hicieron sino complicar, técnica y
organizativamente el rodaje. Considerada, con razón, como un canto a la
libertad sin soflamas, a la par intimista y coral, El portero es, muy
posiblemente, la mejor película de Gonzalo Suárez... (César Santos Fontenla en
ABC del 8 de septiembre de 2000)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><div>Dos de las grandes pasiones del director, pues, el cine del
Oeste y el deporte (¿hace falta recordar sus crónicas deportivas, en el “Ciero”
por ejemplo, bajo el seudónimo de Martín Girard?), hermanadas en una comedia
que, como “La vaquilla” de Berlanga o “La hora de los valientes” de Mercero,
toma nuestra historia reciente más negra y la baña con un humor cándido, amén
de darle un acento de comedia costumbrista que recuerda las irónicas perlas de la
factoría Ealing, cuna de la mejor comedia británica. “El portero” se atasca en la
tanda de penaltis final, escena sin duda demasiado larga, pero todo cuanto la
precede está cuajado de diálogos inspirados, momentos chispeantes y caricaturas
sobresalientes. (Jordi Batlle Caminal en La Vanguardia del 10 de septiembre de
2000)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p></div><div>Amor al fútbol, amor al mar, amor al monte que sirve de refugio y al camino que permitirá la huida.La nueva película de Gonzalo Suárez, fruto probablemente de una sucesión de compromisos, más directa y sencilla que la mayoría de las suyas, íntegramente asumida y perfectamente dominada, supone un cambio de registro sin alterar los principios que han regido su obra anterior. Es divertida, burlona, tierna y romántica. Está llena de momentos felices, de conversaciones trabadas con el humor tan característico de su autor, de personajes que te atrapan aunque la mirada que los contempla sea diferente para cada uno de ellos. La historia tiene un quiebro en el desenlace demasiado traído por los pelos. Pero hasta que los maquis se presentan en la playa de los goles, Gonzalo Suárez ha rematado a puerta todas las jugadas. (Fotogramas)</div></div><div><br /></div><div>Se agradece el esfuerzo del guión por encontrar un tono relativamente amable y ponderado -evidente sobre todo en el divertido personaje del sacerdote-, que acerca el film a las comedias costumbristas españolas de los años 50. Por otra parte, la ligereza de la trama se enriquece un poco gracias a la alta calidad artística -no exenta a veces de un cierto esteticismo- de la puesta en escena de Gonzalo Suárez (Remando al viento, Don Juan de los Infiernos, Mi nombre es sombra), de la fotografía de Carlos Suárez y de la música de Carles Cases. (Jerónimo José Martín en Aceprensa)</div><div><br /></div><div> Una película liviana y un fresco de personajes de gran poder simbólico que desembocan en una escena final esplendorosa artística y técnicamente: veinte minutos de batalla deportiva que encarna entre el esperpento y la ironía punzante la herida abierta entre los dos frentes de la batalla de la guerra, la más atroz. Tal vez el film carece de una mayor descripción de caracteres sucumbiendo al concepto de 'dos frentes divididos' (en El portero hay, por desgracia, poco espacio para la duda o el matiz), y aunque el esquema se antoja fácil funciona por la dureza soterrada del paisaje exterior y humano de sus criaturas, todas simpáticas y miserables a su manera. Un cuento bien ejecutado que suma otra amable en apariencia pero crudísima en sus adentros crónica de la España de posguerra. (Cinoscar & Rarities)</div><div><br /></div><div>El director abandona por un momento su cine sesudo, y nos cuenta una pequeña fábula, donde el enfrentamiento entre maquis y guardia civil en el tramo final se revela hermosa metáfora de cómo las diferencias deberían procurar resolverse por medios pacíficos. Suárez ha definido su film como un western. Y algo de eso hay en una película que él mismo califica como "la más amable que he hecho". (Decine21)<br /><div><br /></div><div>Película estrenada en España el 8 de septiembre de 2000.</div></div><div><br /></div><div>Reparto: Carmelo Gómez, Maribel Verdú, Antonio Resines, Roberto Alvarez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Abel Vitón, Adrián Martínez, Carolina Bona. </div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/M16YAWOuqXQ" width="320" youtube-src-id="M16YAWOuqXQ"></iframe></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-33878558552146404342023-11-21T00:51:00.000-08:002023-11-21T23:49:50.463-08:00Solo ante el peligro (High Noon, 1952). Fred Zinnemann<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqFDMxhg-zL95BDN0bAcDe1DxnCm_o-ZjclLyWKgAYuP9SjSnCBIkty0fCcEgTTKkH8lSc57VyvEE6lfOgo-jfaXK27qouK4sIVBKMOmmEV2ShYNpX2TNqznAQrmjB7hnGmloxj1j4uX5-1OLRsq4DCa1orH2_NJpvcPnJo1FXFvDn8K7hDawxxWoqQX8/s883/high_noon-255272746-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="883" data-original-width="578" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiqFDMxhg-zL95BDN0bAcDe1DxnCm_o-ZjclLyWKgAYuP9SjSnCBIkty0fCcEgTTKkH8lSc57VyvEE6lfOgo-jfaXK27qouK4sIVBKMOmmEV2ShYNpX2TNqznAQrmjB7hnGmloxj1j4uX5-1OLRsq4DCa1orH2_NJpvcPnJo1FXFvDn8K7hDawxxWoqQX8/w261-h400/high_noon-255272746-large.jpg" width="261" /></a></div><br /><div>Will Kane (Gary Cooper), el sheriff del pequeño pueblo de Hadleyville, acaba de contraer matrimonio con Amy (Grace Kelly). Los recién casados proyectan trasladarse a la ciudad y abrir un pequeño negocio; pero, de repente, empieza a correr por el pueblo la noticia de que Frank Miller (Ian MacDonald), un criminal que Kane había atrapado y llevado ante la justicia, ha salido de la cárcel y llegará al pueblo en el tren del mediodía para vengarse. El tiempo va pasando lentamente, pero nadie en el pueblo está dispuesto a ayudar al sheriff.</div><p class="MsoNormal">Existe, así, una acción tremenda, pero una acción interna,
no la acción esperada y usual, de aquí la posible decepción del sector de
público que esperaba, por lo visto, la historia tradicional, y no un magnífico
experimento cinematográfico repleto de matices e intenciones, penetrante y agudo,
en el que todo gira en torno a la lenta marcha de las saetas del reloj,
engranadas, por decirlo así, con todos y cada uno de los planos, hasta
encontrarse en el mediodía sobre el fondo obsesionante de una música soberbia
de Dimitri Tiomkin. (Horacio Sáenz Guerrero en La Vanguardia del 24 de febrero
de 1953)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">No es “Solo ante el peligro” una cinta más entre tantas y
tantas como pueden agruparse, partiendo de los albores del cine americano,
hasta nuestros días, bajo el rótulo, bastante elástico, de “películas del Oeste”.
Si el tema quizá no difiere de los que animaron otras obras fílmicas del género,
en cambio, el guión, desarrollado con ponderable sobriedad y, sobre todo, la
realización de Zinnemann colocan el empeño a considerable altura artística.
(Donald en ABC del 3 de marzo de 1953)<o:p></o:p></p>Celebradísimo western que conserva cierto vigor y un evidente atractivo, pese a haber sido excesivamente sobrevalorado en su momento. La artificiosa creación del suspense y la enfática resolución formal de los momentos de mayor tensión constituyen un lastre demasiado visible. Queda un guión realmente sólido y el buen hacer de un excelente reparto. (Fotogramas)<div><i><br /></i></div><div><i>Solo ante el peligro</i> es un clásico que está a la altura de su leyenda. Como western resulta original su específico énfasis en la introspección moral y en la psicología de los personajes. Todo está dirigido por la sabia batuta de Fred Zinnemann (<i>De aquí a la eternidad, Chacal</i>), pero es la serenidad heroica de Gary Cooper la máxima enseña de esta apasionante historia del lejano oeste. (Mariano González en Cinemagavia)<p>Lo importante es que alguien (o todos juntos, diríamos) haya producido un western que sea el mejor de su tipo en varios años. Esta historia de un sheriff valiente y testarudo en una ciudad llena de cobardes y vagos, tiene el ritmo de una balada tejida en términos cinematográficos. El tema resulta familiar y viene ilustrado con una iluminación fidedigna del carácter humano, pero está lejos de ser convencional. Y, sobre todo, tiene una comprensión asombrosa de eso que llamamos coraje en un hombre y lo espinoso que es ser valiente en un mundo de matones y cobardes. Como la mayoría de las obras de arte, es simple, simple en la estructura de su trama y comparativamente simple en el diseño de sus cuestiones y moralejas fundamentales. (Bosley Crowther en The New York Times del 25 de julio de 1952)</p><p>Como ocurre con casi todas las grandes películas, todos los elementos se mezclan en <i>High Noon</i>. La cinematografía en blanco y negro es perfecta para crear un ambiente oscuro. La música es implacable. Y el montaje (con la posible excepción de la pelea entre Kane y Pell, que está entrecortada) es casi perfecto. Pero los verdaderos elementos a aplaudir son las actuaciones, el guión y la dirección, todos ellos de primera. Cooper apareció en más de 100 películas durante su dilatada carrera; pocas aspiran al nivel de <i>High Noon </i>y muchas menos lo alcanzan. Y ningún crédito en el currículum de Zinnemann es tan impresionante. El western puede ser una de las pocas formas de arte verdaderamente estadounidenses, y <i>High Noon</i> muestra exactamente cuánto potencial puede abarcar. (James Berardinelli en ReelViews)</p><p>La película de Fred Zinnemann es un hermoso western en blanco y negro que lanzó los westerns revisionistas con un enfoque más social que los tradicionales westerns paternales de John Wayne. <i>High</i> <i>Noon</i> también alimentó un debate sobre cómo un hombre valiente, en este caso un marshall, debería cumplir con sus deberes como un profesional y no pedir ayuda a personas no profesionales. Los detractores de <i>High Noon</i> fueron John Wayne y Howard Hawks, quienes odiaron la película e incluso la rehicieron con su propia interpretación de la historia con gran éxito en <i>Río Bravo</i>. (Michaël Parent en Cinephiliaque)</p><p>La película es un tributo a la valentía y la integridad del productor de mentalidad liberal Stanley Kramer, quien está lanzando un ataque apenas velado contra las listas negras y la condena alegórica de la gente de Hollywood que no se enfrentaría a la caza de brujas comunista del senador Joseph McCarthy en este infame período de la historia americana. (Derek Winnert)</p><p>El verdadero tema de la película es lo que puede pensar durante una hora y media un hombre que ha sido abandonado y que cree que va a morir, y es de una gran habilidad haber elegido el western como prenda exterior de esta reflexión. (Jacques Doniol-Valcroze en Cahiers du Cinéma del 16 de octubre de 1952)</p><p>Siguiendo paso a paso al Sheriff Kane, (…) vemos que el peso que adquiere físicamente -esta admirable presencia de Gary Cooper- no proviene de la interpretación del actor sino del drama que vive. (Bernard Chardere en Positif del 9 de octubre de 1953)</p><p>La intención de Zinnemann, que quería sacar los vagones del oeste de los caminos trillados, era buena, pero duró poco. (Henry Magnan en Le Monde)</p><p>Película estrenada en Barcelona el 23 de febrero de 1953 en los cines Astoria y Cristina; en Madrid, el 2 de marzo de 1953 en los cines Gran Vía y Calatravas.</p><p>Reparto: Gary Cooper, Thomas Mitchell, Lloyd Bridges, Katy Jurado, Grace Kelly, Otto Kruger, Lon Chaney, Henry Morgan, Lee Van Cleef.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/qrbnlOL5fmA" width="320" youtube-src-id="qrbnlOL5fmA"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-21852440703838813812023-11-17T00:49:00.000-08:002023-11-17T00:57:43.543-08:00Más fuerte que el orgullo (Pride and Prejudice, 1940). Robert Z. Leonard<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmKUdNz-qwcgHIF6D7RgK-kzNdNjF4v13tFLkj2tuYhlFRtUPqxIZ3FXg9oQ8JyWTrWZgKupm3iqXMbUVuUrRaSRDBmbAvjllT7w8OmW9Umt-ODxtxIIR1FmV2-0O2pw1Kyp-9MdzVgtNxIx_YmXDXXE86IxL_4yfeW7UYN67tc3CW-tKkr60UYLyhEUw/s2000/Prideundprejudice.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2000" data-original-width="1323" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmKUdNz-qwcgHIF6D7RgK-kzNdNjF4v13tFLkj2tuYhlFRtUPqxIZ3FXg9oQ8JyWTrWZgKupm3iqXMbUVuUrRaSRDBmbAvjllT7w8OmW9Umt-ODxtxIIR1FmV2-0O2pw1Kyp-9MdzVgtNxIx_YmXDXXE86IxL_4yfeW7UYN67tc3CW-tKkr60UYLyhEUw/w265-h400/Prideundprejudice.jpg" width="265" /></a></div><br /><div>Elizabeth (Greer Garson) es una de las 5 hermanas Bennet, que están deseando casarse. Darcy (Lawrence Olivier) es un joven apuesto que se instala en una finca cercana y hace latir los corazones de todas las chicas. De todas menos en el caso de Elizabeth, con la que desde el primer encuentro se lleva fatal. Este será el inicio de una historia basada en la lucha discreta y elegante de orgullo y prejuicio, de percepción y realidad, de perdón y de amor. Adaptación de una novela de Jane Austen publicada en 1813.</div><div><p class="MsoNormal">“Más fuerte que el orgullo” no es una película más, sino una
obra maestra de la cinematografía, en la que se hallan condensades las más altes
y variadas calidades. Si el asunto es interesante, ese interés corre parejas
con la agilidad de las situacions, su gracia y una admirable técnica de que
hace alarde a cada momento el realizador Robert Z. Leonard. Bien es verdad que
los diálogos son de un gran aticismo y fluidez y el “cameraman” y fotógrafo han
captado planos y paisajes de una gran belleza. (Miguel Ródenas en ABC del 30 de
septiembre de 1944)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Con frecuencia un buen reparto basta, casi por sí solo, para
conseguir salvar una cinta pues lo intrascendente del argumento se ve
compensado por una buena interpretación. Con ello no intentamos afirmar que
«Más fuerte que el orgullo» sea una película carente, en general, de valores;
pero sí que el mayor de ellos es el interpretativo. (...) La divertida anécdota
de la película —las cinco muchachas a quienes su madre busca por todos los
medios acomodo matrimonial—está narrada con gran habilidad, sobre todo en la
primera mitad del film, pues después decae levemente con la repetición de
situaciones similares para finalizar con un desenlace de bastante inconsistencia (...), adoleciendo de un exceso de diálogo, a pesar de estar
salpicado de agudezas e ironías. (Horacio Sáenz Guerrero en La Vanguardia del 1 de noviembre de 1944)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">La primera adaptación notable de 'Orgullo y prejuicio' se hizo en Hollywood de la mano de Robert Z. Leonard y bajo el paraguas de la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Con el venerado Laurence Olivier como el señor Darcy y la carismática Greer Garson como Elizabeth Bennet, 'Más fuerte que el orgullo' adaptó la historia de la inglesa a un formato hollywoodiense con numerosos cambios en la historia, aunque aun así conservó el romance que reconocemos y adoramos. (Mireia Mullor en Fotogramas)</p></div><div>Emplea variantes de la novela, lo que molestará a los seguidores de la autora británica, y caricaturiza a no pocos personajes, aportando cinismo e ironía en ágiles diálogos, pero maleando particularidades psicológicas de algunos de sus caracteres. Tan afectada como superficial, la historia adultera su raíz literaria sin compactar sus bases cómicas ni intensificar sus ligazones dramático-románticas. (Antonio Méndez en AlohaCriticón)<p>La dirección de Robert Z. Leonard es la piedra de toque. Las películas con vestuario de época suelen tener un aire artificial. Pero por el puro encanto y diversión romántica, por una vida burbujeante y saludable, recomendamos de todo corazón esta exquisita comedia sobre el joven elegante y orgulloso y la hermosa joven llena de prejuicios. Ambos son tan reales como dos jóvenes que puedas conocer hoy. (Bosley Crowther en The New York Times del 9 de agosto de 1940)</p><p>Producto de prestigio de Metro Goldwyn Mayer típicamente sobrecargado (1940), pero que salió sorprendentemente bien, con un mínimo de inglés literario y cierta elegancia de diseño. (Dave Kehr en Chicago Reader)</p><p>Las sutiles ironías de la autora han desaparecido, la época de Austen se actualiza ligeramente y la trama se simplifica considerablemente. Pero queda un brillante destello literario, por lo que debemos agradecer mucho a la mano del gigante de la literatura inglesa Aldous Huxley en el guión, escrito con Jane Murfin y basado en la versión teatral de Helen Jerome de la novela de Austen. (Derek Winnert)</p><p>La puesta en escena parece inexistente, la cámara está demasiado ocupada multiplicando planos generales de los protagonistas y contraplanos para resaltar las discusiones y los rostros de las estrellas sin ninguna audacia formal. Al final, el cineasta nunca consigue romper con las convenciones del estudio y hacer de la novela inicial un producto algo original y verdaderamente cinematográfico. Hay que verla por la interpretación de los actores, todos excelentes, en primer lugar los padres de las chicas Bennet, y por el guión de Aldous Huxley. (Nicolas Thys en EcranLarge)</p><p>En cuanto al vestuario y los decorados, sirven bien para apoyar la acción (o la comedia...) pero no son realmente fieles, sino todo lo contrario. Además, todo fue filmado en estudio, por lo que habrá que revisar la opinión sobre la belleza de los hogares ingleses. Los vestidos dan más de una vez la impresión de tratarse de una bandada de pavos y no de (al menos) jóvenes distinguidas y no respetan en absoluto la época. En realidad, la película pretende ser una comedia romántica al estilo americano. (...) Es, con diferencia, la adaptación menos fiel de esta novela, pero tiene el mérito de resultar muy entretenida una vez la tomas como tal. (Un visiteur en Allociné)</p><p>Esta versión es muy libre, cambiando el carácter de ciertos personajes y eliminando casi por completo el lado dramático de la novela para mantener solo el cómico e incluso añadiendo a este nivel ciertas secuencias incluyendo un final feliz verdaderamente feliz. Déjese sorprender por los trajes que recuerdan más a los Estados Unidos en el período previo a la Guerra Civil que a la Inglaterra de Jorge III. Pero podemos quedarnos atrapados fácilmente en el juego porque la puesta en escena está cuidada, algunos diálogos son muy divertidos y la interpretación es muy convincente en su conjunto. (Plume231 en Allociné)</p><p>Película estrenada en Madrid el 29 de septiembre de 1944 en el cine Coliseum; en Barcelona, el 31 de octubre de 1944 en el cine Kursaal. </p><p>Reparto: Greer Garson, Laurence Olivier, Mary Boland, Edna May Oliver, Maureen O'Sullivan, Ann Rutherford, Frieda Inescort, Edmund Gwenn, Bruce Lester, Melville Cooper.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/sk4hAHHB7L8" width="320" youtube-src-id="sk4hAHHB7L8"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-72529967556392823432023-11-12T23:48:00.000-08:002023-11-12T23:48:20.434-08:00Toma el dinero y corre (Take the Money and Run, 1969). Woody Allen<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp-moHoPA0_Zs-DZ1sRjktsVvCc9_8cQw8ej-I9bfT7VfW4DahO0v0fVaor912ecR_vTmToscU6f3eejDe0kBgH7E9QNWbOx1e6DYtqwi50i6ZmK1s9aYBATo2frop65Yvn8Y9Hm2yM03wTwYfmdcyxhU7N1l_U8AaFYAkF3yA28HiwX1dQZdeZiuUioY/s1200/take_the_money_and_run-372874473-large.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="800" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp-moHoPA0_Zs-DZ1sRjktsVvCc9_8cQw8ej-I9bfT7VfW4DahO0v0fVaor912ecR_vTmToscU6f3eejDe0kBgH7E9QNWbOx1e6DYtqwi50i6ZmK1s9aYBATo2frop65Yvn8Y9Hm2yM03wTwYfmdcyxhU7N1l_U8AaFYAkF3yA28HiwX1dQZdeZiuUioY/w266-h400/take_the_money_and_run-372874473-large.jpg" width="266" /></a></div><br /><div>Una serie de entrevistas, con quienes lo conocieron, nos introduce en la vida del incompetente atracador Virgil Starkwell, que desde el principio estuvo abocado a la delincuencia: durante su infancia vivió sometido y humillado por los chicos más fuertes, y cuando descubrió que su carrera musical no tenía futuro, a Virgil no le quedó más remedio que robar, pero su escaso talento pronto lo conduciría a la cárcel.</div><p class="MsoNormal">Dentro de la línea humorística, paródica, que se marca desde
las primeras escenes, todo resulta pasable; desde la realización, que es
irregular, tirando a floja, hasta el color, desigual e imperfecto. En cuanto a
la interpretación, no hay que decir que Woody Allen llena el 90 por 100 de la
película... (Hermes en ABC del 16 de agosto de 1972)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">A fuerza de grotesquizar al personaje —es decir, de
ridiculizarse a sí mismo— Woody Allen consigue en muchos momentos de la cinta
«gags» muy afortunados y de muy chispeante efecto cómico. Pero en otras fases
de la realización, la acción se hace de una ingenua inocencia, se reiteran los
trucos y los esperados efectos de comicidad no se logran del todo. Al asumir la triple función de guionista, realizador e intérprete,
todo hace suponer que Woody Allen se cree con fuerzas para llegar a la
brillante «performance» de un Chaplin. Y es posible que algo parecido —si no
igual— alcance con el tiempo. Pero por el momento se encuentra sumamente
distante de esta ambiciosa meta. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 27 de
agosto de 1972)</p>El primer film dirigido por Woody Allen viene a ser un borrador de su obra posterior a través de la expresión de sus obsesiones más recurrentes, aunque tenga muy poco que ver con el cine actual de su autor. Planteado en clave "slapstick", el conjunto tiene evidentes altibajos, pero contiene algunos de los momentos más brillantes del cine cómico de los últimos veinticinco años. (Fotogramas)<div><br /></div><div>Woody Allen, el antihéroe protagonista, utiliza el humor gestual como fundamento paródico, sea del subgénero de prisiones o del cine romántico (correrías por la playa con Janet Margolin, rostros embobados con miradas perdidas…) tomando como base un falso docudrama (voz en off, cámara al hombro, entrevistas ridículas…) con desiguales resultados cómicos, ya que alterna gags bastante sosos con otros más efectivos, entre ellos el robo al banco con reunión por descifrar la nota, o la fuga de encadenados en casa de la anciana. (AlohaCriticón)</div><div><br /></div><div>"Take the Money and Run" de Woody Allen tiene algunos momentos muy divertidos y te reirás mucho, pero en última instancia no es una película muy divertida. En realidad no es una película en absoluto. Sospecho que es una lista de muchas cosas que Woody Allen quería hacer algún día en una película, y lo triste es que las hizo todas a la vez. (Roger Ebert)</div><div><br /></div><div>Hacia el final de "Take the Money and Run", se instala cierta monotonía. Hay una previsibilidad en el ritmo del humor de Allen, como el compás de una quintilla, y hay muy pocas secuencias de comedia con comienzos tan claramente definidos, medios y finales como se encuentran en las mejores películas de W. C. Fields y los hermanos Marx. Como un cómico haciendo un monólogo. Allen tiene una manera de captar la risa y luego correr inmediatamente hacia otra cosa. Lo sorprendente es que gran parte de eso funciona con mucha frecuencia. Allen ha hecho una película que es, en efecto, un largometraje de comedia muy especial, excéntrico y divertido. (Vincent Canby en The New York Times del 19 de agosto de 1969)</div><div><br /></div><div>Según se dice, esta irregular colección de chistes y fragmentos de sketchs fue construida por el experto montador Ralph Rosenblum a partir de una masa incoherente de metraje; sin embargo, cualquiera que sea su génesis, la retórica desaliñada de Allen evolucionó hasta convertirse en el estilo cómico dominante de los años 70. (Dave Kehr en Chicago Reader)</div><div><br /></div><div>En general, <i>Take the Money and Run</i> es un excelente ensayo de estilo que muestra que Allen fue un vanguardista, el que revolucionaría el cine de autor estadounidense durante las décadas de 1970 y 1980. Sin muchas pretensiones, sólo apunta a varios niveles, lo que hace que la película sea amena y de visión entretenida. Al profundizar menos en sus personajes que en sus siguientes proyectos, crea sin embargo un Starkwell lo suficientemente creíble como para que nos adhiramos a su universo loco. Esto último ciertamente contribuyó a establecer la personalidad de Allen en la pantalla, la de un intelectual flaco, ansioso y cobarde, al tiempo que mostraba una apariencia de reflexión social cínica que, también, se perfeccionaría en películas posteriores. Aquí intenta llevar al extremo la idea de que somos producto de nuestro entorno, lo queramos (podamos) o no. Detrás de esta fachada cómica se esconde un mensaje que no debería extrapolarse demasiado, pero que muestra que una comedia de Woody Allen se desarrolla en varios niveles. (Alexandre Leclerc en Ciné-Histoire)</div><div><br /></div><div>Para esta película biográfica de un delincuente desastroso, Allen elige el género documental que le permite juntar a un ritmo frenético, imágenes de archivo, parodias de películas conocidas, entrevistas falsas y películas falsas de aficionados, todo ello coronado por un comentario off tan delirante en contenido como en tono. (Le Cinématographe Nantes)</div><div><br /></div><div>El éxito de la película reside sobre todo en su brillante guión con una notable precisión cómica, que conecta frases ingeniosas y líneas hilarantes. ¿Pero es necesario recordar que Woody Allen es un brillante guionista? Su puesta en escena resulta igualmente traviesa y a veces incluso atrevida. Allen no duda en jugar con elementos visuales tomados directamente del cine mudo (la escena de la banda con el violoncelo y la silla, por ejemplo, o el de la máquina para doblar camisas). Asimismo, la película se beneficia de un montaje eficaz, que da cierto realismo al formato documental, al tiempo que aporta un ritmo y una fluidez que resaltan perfectamente los gags. Es una pena, sin embargo, que las imágenes sean tan desnudas y adolezcan en particular de una fotografía francamente desagradable. (Toile et Moi)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Película estrenada en Madrid el 14 de agosto de 1972 en los cines Luchana, Torre de Madrid, Candilejas y Falla; en Barcelona, el 25 de agosto de 1972 en los cines Montecarlo y Pelayo, </p><p class="MsoNormal">Reparto: Woody Allen, Janet Margolin, Marcel Hillaire, Jacqueline Hyde, Jan Merlin, Lonny Chapman, James Anderson.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/Hrithr42oUM" width="320" youtube-src-id="Hrithr42oUM"></iframe></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-29910175667097874062023-10-20T00:19:00.004-07:002023-10-20T00:32:04.088-07:00El bazar de las sorpresas (The Shop Around the Corner, 1940). Ernst Lubitsch<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCCoGSUJ0GT0_FPkaHRqcQv74ZMGW_Wqk6MeUqOLPqABeplaOt-dzEU7LQkzoszAYQMToXh9kKxsFl6N9NfQx5NOlaOi7zn70TpAMpvfB0bU88mIltHQOIMkAIQjP_GR7GfUFsf2p5qc_CSbLhM3qSaRzMHwXEgArEak8DoroDBmVN4mmXK_c3DJMPWqs/s1193/the_shop_around_the_corner-738458686-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1193" data-original-width="800" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjCCoGSUJ0GT0_FPkaHRqcQv74ZMGW_Wqk6MeUqOLPqABeplaOt-dzEU7LQkzoszAYQMToXh9kKxsFl6N9NfQx5NOlaOi7zn70TpAMpvfB0bU88mIltHQOIMkAIQjP_GR7GfUFsf2p5qc_CSbLhM3qSaRzMHwXEgArEak8DoroDBmVN4mmXK_c3DJMPWqs/w269-h400/the_shop_around_the_corner-738458686-large.jpg" width="269" /></a></div><br /><div>Alfred Kralik es el tímido jefe de vendedores de Matuschek y Compañía, una tienda de Budapest. Todas las mañanas, los empleados esperan juntos la llegada de su jefe, Hugo Matuschek. A pesar de su timidez, Alfred responde al anuncio de un periódico y mantiene un romance por carta. Su jefe decide contratar a una tal Klara Novak en contra de la opinión de Alfred. En el trabajo, Alfred discute constantemente con ella, sin sospechar que es su corresponsal secreta.</div><div><br /></div><div>Ernst Lubitsch tiene un sexto sentido. El cinematográfico.
Sabe llegar a la nota justa para crear films inolvidables de exactitud
maravillosa. Ahí están “Ángel” y “El
desfile del amor”, dos películas magníficas, a las que hay que sumar esta de “El
bazar de las sorpresas”, a la que nosotros calificaríamos de película de la suavidad.
Porque es el triunfo rotundo de lo normal. Sin desquiciamientos. Sin efectos
sensibleros. Todo justo. Medido. Normal. Y, sobre todo, humano. (...) Cámara y
decorados cumplen su cometido con perfección. Y hasta ese movimiento de comparsería
que entra y sale del almacén está graduado con difícil acierto. La cámara busca
el ángulo más difícil y llega uno a olvidarse por entero de que lo sobre la
pantalla se ve es pura fotografía, para hacernos vivir la ilusión de una
realidad. Hay momentos de emoción insuperable por su misma sencillez. (...) Al
buen éxito de esta maravillosa película contribuye en no poca medida la
excelente interpretación de un cuidadísimo reparto. (Enrique del Corral en ABC
del 27 de diciembre de 1944)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p>¡Qué maravillosa suavidad tiene esta película de Lubitsch! Este
es el comentario que salta a los labios apenas vista la cinta, porque «El bazar
de las sorpresas» es un alarde insuperable de normalidad, de justeza, de medida,
sin desquiciamientos en ningún sentido. Y tal vez guste más porque está uno tan
cansado de cosas insulsas y vacuas... (...) Lubitsch, con un alarde de creación
muy suyo, impregna la película entera de esa blanda atmósfera burguesa que
tanto ama. Cuida los detalles con tal sensibilidad, con tal acierto, que muchas
veces son esos detalles la clave que descubre todo lo que mil diálogos no
dirían jamás. (La Vanguardia del 31 de mayo de 1945)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Deliciosa comedia sentimental que se basa en una situación de equívoco arquetípica: un hombre y una mujer mantienen una agradable correspondencia ignorando sus respectivas personalidades. En esta ocasión, Lubitsch cambió la mordacidad por un tono más sensible. Como sucede casi siempre en la obra de este director, la maquinaria dramática funciona con una perfección casi milimétrica. (Fotogramas)<div><br /></div><div>Lubitsch tiene en su haber un buen número de grandísimas películas, pero siempre sintió una especial predilección por <i>El Bazar de las Sorpresas</i>, algo que se nota en el tono de la película. Resulta muy interesante esa preferencia por una obra aparentemente tan pequeña viniendo de alguien que ha realizado otras más importantes y gigantescas, pero al mismo tiempo demuestra el enorme valor que puede tener un filme más modesto pero impecablemente realizado. Es uno de esos filmes en que se percibe el cariño que sus creadores han puesto en sus personajes y el cuidado que hay en todo tipo de detalles de puesta en escena y de guion. No queda prácticamente ni rastro de ese toque mordaz y en ocasiones cínico del antiguo Lubitsch, pero al mismo tiempo las mejores cualidades de su cine siguen estando presentes. (El gabinete del doctor Mabuse)</div><div><br /></div><div>Una hermosa tetera con una infusión burbujeante bajo la hábil y tierna dirección del Sr. Lubitsch y con un reparto de actores genial para interpretarla suavemente. Está bien por el lado de la farsa y también por el de la absoluta seriedad. (Frank S. Nugent en The New York Times del 26 de enero de 1940)</div><div><br /></div><div>[Los actores] están lo mejor posible y lo más ligero de todo es el tranquilo encanto con el que Lubitsch ha tomado una pequeña historia frívola a lo Ferenc Molnar y la ha convertido en noventa minutos sedosos e ingeniosos de deliciosa espuma. (Herman G. Weinberg en Sight and Sound)</div><div><br /></div><div>Cerca de la perfección: una de las comedias románticas más bellamente interpretadas y con mejor ritmo jamás realizadas en este país. (Pauline Kael en The New Yorker)</div><div><br /></div><div>Esta es la obra maestra de Lubitsch, una combinación inmaculada de su vivaz estilo de filmación, ingeniosas capas dispuestas de manera experta y realismo vigorizante, todo rematado con una trama secundaria romántica que ofrece una celebración abiertamente alegre del amor joven y fortuito. (David Jenkins en Time Out)</div><div><br /></div><div>Por tanto, ¿tenemos que mirar más allá para captar toda la sal de esta película? No parece necesario, pero podemos comentar la dimensión satírica que a menudo se ha observado. En primer lugar, a diferencia de muchas comedias de Hollywood de los años 30, ésta no se basa en una diferencia de categoría social entre los protagonistas: ambos pertenecen a la clase trabajadora. Por lo tanto, el efecto de "cuento de hadas" (al revés o al derecho) no entra en juego aquí. Al contrario, ambos son conscientes y están preocupados por la precariedad de su situación. Se darán cuenta de que la integridad no es suficiente para asegurar la propia posición en un mundo del trabajo marcado por la crisis global y la omnipotencia de los patronos libres para despedir sin más. Durante una conversación, incluso descubriremos en tono lúdico una alusión al problema del acoso sexual de las mujeres en el lugar de trabajo, visiblemente omnipresente. (Stéphane Ratkovic en DVDClassik)</div><div><br /></div><div>Es el más hermoso film de Lubitsch, porque es el más
sensible: los gags son irresistibles, pero el humor se tiñe de una deliciosa melancolia
eslava. En este embrollo sentimental, un vals de malentendidos suntuosamente
orquestado, no hay príncipes, ladrones de guante blanco o mujeres fascinantes, sino gentes del montón, frágiles, que temen al paro, a la soledad, e incluso pueden ser tentadas por el
suicidio. (Télérama)</div><div><br /></div><div><i>El bazar de las sorpresas </i>goza de un estatus especial en la obra de Lubitsch. Abandonando el glamour de la alta sociedad, el cineasta se dirige a las “pequeñas gentes” con amor sincero (el único malo de la película es un pequeño espía hipócrita cuyas maniobras saltan a la vista desde el principio). Muestra honestamente este mundo de la “tienda de la esquina” donde cuentas tu dinero a fin de mes, elogiando conmovedoramente los más mínimos gestos de solidaridad y sinceridad, como si allí encontrara una cura para la sociedad rica, estúpida y perversa de la que anteriormente pintó un retrato mordaz. "Sólo quiero una chica normal y corriente", dice Alfred, hablando de su futura novia. Para un cineasta que tuvo a las más bellas (Carole Lombard, Greta Garbo, Marlene Dietrich, Claudette Colbert), he aquí un giro que nos plantea un interrogante. (Ophélie Weil en Critikat)</div><div><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p>Película estrenada en Madrid el 24 de diciembre de 1944 en el cine Actualidades; en Barcelona, el 30 de mayo de 1945 en el cine Tívoli; en Palma de Mallorca, en la Sala Born.</p><p>Reparto: Margaret Sullavan, James Stewart, Frank Morgan, Joseph Schildkraut, Felix Bressart, William Tracy, Sara Haden. </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/Z8m8PYRf9Y4" width="320" youtube-src-id="Z8m8PYRf9Y4"></iframe></div></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-34071920692871616532023-10-11T00:20:00.002-07:002023-10-11T00:25:02.254-07:00Las señoritas de Rochefort (Les Demoiselles de Rochefort, 1967). Jacques Demy<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqfLzkfwPWeLjzwhLr69Nl0AhpMrYFppU76E2qevZrIuSoaIOE5MXCZma22wYpIIEh4_q3cuj6uSpEkbOV4Pk7MsWAjU4m2taEKOSnyQZ1xBxUp23amjQoIJ5D6TRK_POxumZKj5a_xwo09HhNcWBGZlNj7_9h8bbegXKaileKsEChcXTLvrELCsGSF6M/s838/les_demoiselles_de_rochefort-135679066-large.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="838" data-original-width="628" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqfLzkfwPWeLjzwhLr69Nl0AhpMrYFppU76E2qevZrIuSoaIOE5MXCZma22wYpIIEh4_q3cuj6uSpEkbOV4Pk7MsWAjU4m2taEKOSnyQZ1xBxUp23amjQoIJ5D6TRK_POxumZKj5a_xwo09HhNcWBGZlNj7_9h8bbegXKaileKsEChcXTLvrELCsGSF6M/w300-h400/les_demoiselles_de_rochefort-135679066-large.jpg" width="300" /></a></div><br /><div>Dos hermanas, profesoras de música y danza (Deneuve y Dorléac), viven en la pequeña población de Rochefort y sueñan con encontrar un gran amor. Homenaje a los grandes musicales de la época dorada de Hollywood.</div><p class="MsoNormal">"Por primera vez escribí poesía –como en el pasado, con rimas y alejandrinos– y rendí homenaje a poetas que amo: Louis Aragon, Raymond Queneau, Jacques Prévert… Finalmente, lo que me fascinó fue investigar mezclándolas, las relaciones entre cine, música, pintura, literatura y coreografía”. (Jacques Demy)</p><p class="MsoNormal">“Las señoritas de Rochefort” no es una comedia musical, ni
tampoco una opereta. Su originalidad y su gracia es mucho mayor. Usando de un termino
puesto estos días de moda, puede asegurarse que es el mejor espectáculo “hit”
montado hasta ahora en Europa. Ni en el teatro ni en el cine hemos visto nada
tan agradable, de tanta belleza visual, ni tan admirablemente interpretado y
musicalizado. Michel Legrand ha superado, incluso, lo que había realizado en “Los
paraguas de Cherburgo”. (A. Martínez Tomás en La Vanguardia del 1 de diciembre
de 1967)<o:p></o:p></p><p>En esta lección a la francesa, junto a los hallazgos de “Los
paraguas de Cherburgo”, hay ecos de “West Side Story”, de “Levando anclas”, de “Un
americano en París”, de “Los caballeros las prefieren rubias” y tantas otras obras
donde Hollywood ha volcado ingenio y talento para el espectáculo. Demy añade a
esas evocaciones un concepto muy europeo, muy francés, de la comedia musical.
El resultado es un film delicioso, donde el espectador se reencuentra con un
cine cuyas intenciones son, por encima de cualquier otra, ponerle en el camino
de la alegría. (José Luis Martínez Redondo en ABC del 15 de febrero de 1968)</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>Tras "Los paraguas de Cherburgo", Demy se planteó un nuevo musical aunque, en esta ocasión, se inspiró en la tradición norteamericana del género. El resultado fue una obra tan irregular como atractiva, un compendio de las virtudes y los defectos de un director controvertido que ha despertado tantas adoraciones como odios. Consigue mantener el equilibrio entre cierta cursilería y una innegable frescura. (Fotogramas)<div><br /></div><div>Un clásico del género musical francés, muy influido por los grandes títulos del género estadounidenses. De hecho, cuenta con la presencia de uno de los grandes, Gene Kelly, que por supuesto baila. Michel Legrand compone una banda sonora inolvidable compuesta por un sinnúmero de canciones que interpretan los personajes. Destaca también el vestuario veraniego, los colores alegres y la espléndida luminosidad. (De cine 21)</div><div><br /></div><div>Hay que admitir que [Jacques] Demy es acusado frecuentemente de sentimentalismo... sin embargo, es capaz de una euforia tierna y nada sentimental, más embriagadora que cualquier otra obra cinematográfica en el campo de la farsa romántica. (Carey Harrison en Sight & Sound)</div><div><br /></div><div>A pesar de la superficie siempre vivaz, hay una corriente sombría que persiste incluso cuando el amor triunfa y la música aumenta. (Keith Uhlich en Time Out)</div><div><br /></div><div>Un musical luminoso sobre los sueños, el romance y el destino que reelabora con cariño el modelo clásico de Hollywood de "montar un espectáculo", en un ensayo sobre la montaña rusa emocional que supone ir al cine. (David Jenkins en Time Out)</div><div><br /></div><div>Recuerda a una comedia de Shakespeare y parece aprovechar un anhelo romántico que está integrado en nuestro ADN. Absolutamente sublime. (Toby Young en The Times)</div><div><br /></div><div>"Las señoritas de Rochefort" es otra de esas películas extrañas y fuera de lo común producidas por Mag Bodard en las que una forma alegre y convencional se estructura sobre lo que sería, en sus propios términos, una catástrofe. En "Le Bonheur" (A. Varda, 1965) se trataba de un matrimonio joven y feliz en el que la felicidad del marido aumentaba enormemente con el suicidio de su esposa. En "Benjamín" (M. Deville, 1968) trataba sobre la seducción de los inocentes, en la que la chica se acostaba con el hombre adecuado, pero se enamoraba de un libertino anciano. En "Las jóvenes de Rochefort", dirigida por Jacques Demy, que dirigió "Los paraguas de Cherburgo", también producida por la Sra. Bodard, vemos un musical que se desarrolla en un pueblo donde los soldados marchan continuamente, donde los titulares son cada día más sombríos y donde un asesino sádico forma parte del alegre elenco. (Renata Adler en The New York Times del 12 de abril de 1968)</div><div><br /></div><div>Con su modernidad, <i>Les Demoiselles de Rochefort</i> hace un maravilloso uso de los matices del lenguaje y del juego de palabras. Jacques Demy es culto y, con gran precisión, insufla ritmo y poesía a sus diálogos. No se recitan, se representan. Utiliza así la prosodia en verso y las rimas femeninas o masculinas, cruzadas y abrazadas, garantía de riqueza sonora para transcribir los diferentes estados por los que pasan las heroínas, de la felicidad a la duda, de la tentación a la vacilación, finalmente de la tristeza a la alegría. (Jordan White en DVDClassik)</div><div><br /></div><div>Dado el extraordinario impulso que Gene Kelly le da a la película, no sorprende que Demy lo quisiera desde el principio, aunque tuvo que esperar dos años antes de que Kelly quedara libre de otros compromisos. De hecho, Kelly aporta a la película el tipo de júbilo ilimitado que los musicales pueden producir, al igual que Chakiris y Dale, los otros dos bailarines estadounidenses que aparecen, aunque en menor medida. De hecho, es la combinación de este espíritu con el alma del elenco francés lo que da a <i>Las señoritas de Rochefort</i> su sabor distintivo. (Jonathan Rosenbaum)</div><div><br /></div><div>Una enorme pastilla de felicidad, apetitosa y fácil de masticar: esto es ante todo la película de Jacques Demy. Imposible resistirse físicamente al entusiasmo, la vivacidad, la alegría, el optimismo del espectáculo que se nos ofrece. <i>Los Paraguas de Cherburgo</i> adoptaron un tono serio y triste. Hablaba de guerra, ausencia, amores olvidados. Fue un cuento de hadas para mayores, una celebración encantadora que acabó en melancolía. Con<i> Las señoritas de Rochefort</i> todo, por el contrario, es euforia. Desde el principio, desde nuestros primeros pasos en este pueblo donde las casas cambian de color para armonizar mejor con los vestidos de las jóvenes y el vestuario de los animadores, intuimos que el destino nos prepara uno de sus días buenos. (Jean de Baroncelli en Le Monde del 11 de marzo de 1967)</div><div><p>Película estrenada en Barcelona, el 30 de noviembre de 1967 en el cine Comedia; en Madrid, el 12 de febrero de 1968 en el cine Conde Duque.</p><p>Reparto: Catherine Deneuve, Françoise Dorléac, Danielle Darrieux, George Chakiris, Grover Dale, Gene Kelly, Michel Piccoli, Jacques Perrin, Henri Crémieux.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/kxqTGnB1wA0" width="320" youtube-src-id="kxqTGnB1wA0"></iframe></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-827721183196257771.post-70396513343778273032023-10-05T00:05:00.002-07:002023-10-05T23:52:05.347-07:00Dos semanas en otra ciudad (Two Weeks in Another Town, 1962). Vincente Minnelli<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="984" data-original-width="682" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEioFP8fThmCuyJf6bir1jcsWuVBZOlveuXOfeJYcBVEsXFycWrNOpXYByX9pNI_7iqXmHaP2sWvndFsKGsLTlaRzLOvyWM4aWYG_9E6lMrYDsWv8F6HUadidq4S8adc3vdorxr65WsTvhXXp9ymHu2_6d8qgWQc5IbYsLoP1-WesX9DZ0y18rIzzulQwvo/w278-h400/two_weeks_in_another_town-887703375-large.jpg" width="278" /></div></div><div><br /></div><div>Después de haber pasado tres años en un centro psiquiátrico, Jack Andrus, un actor acabado, vuela a Roma invitado por un director amigo suyo que le ofrece un pequeño papel en una película que está rodando en los estudios de Cinecittà. Andrus acepta la oferta con la esperanza de recuperar la fama. Lo malo es que en Roma se encuentra con su exmujer, la responsable de su crisis artística y personal.</div><p class="MsoNormal">La película obedece a un tono de amplias generosidades
espectaculares. Está muy bien hecha y planteada y conseguida. La fotografía, el
color y el sonido trenzan sus virtudes para la más detallada definición de las
oscuras pasiones... La película, que es grande y ambiciosa, pesa a veces un poco
en su larga y desolada caminata. Sólo los exteriores en Roma, de noche, limpian
con su misteriosa hermosura el aire viciado que envuelve a aquellas gentes
angustiadas. Cuando el coche de Kirk Douglas, después de la pavorosa carrera
final, espléndidamente trucada, se detiene bajo la fuente purificadora, parece
que el agua desplomada que empapa al actor y le refresca, lava también,
simbólicamente, el espectacular asunto de tantas humanas impurezas. (Gabriel
García Espina en ABC del 22 de marzo de 1963)</p><p class="MsoNormal">Vincente Minnelli demuestra una vez más sus reconocidos
méritos como director. Por medio de un ritmo rápido y dinámico, logra mantenir el
film en una línea de alta tensión emocional. La cámara es movida con
superlativa destreza, ora en giros deslumbrantes, ora en momentos de premiosa
intensidad para captar la intención de cada escena y extraer las más
insospechadas posibilidades en secuencias de mayor contenido dramático. La
pantalla en Cinemascope y el color en Metrocolor –particularmente eficaz-
contribuyen a sacar el máximo fruto del tema y de la forma como es referido. Un
montaje que tiene el acierto de sintetitzar el máximo posible cada situación,
ayudado por frecuentes elipsis y por numerosos fundidos, contribuye a dar al
film la apetecida agilidad y a mantenir vivo el interés durante su desarrollo.
El dialogo es rápido, incisivo y conciso. (J. Pedret Muntañola en La Vanguardia
del 14 de abril de 1963)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Amarga y desesperada, llena de imágenes dolientes que se ocultan entre los pliegues del melodrama (...) Una obra maestra absoluta. (Miguel Angel Palomo en El País)</p><div>Inspirada prolongación de 'Cautivos del mal' (...) un insustituible documento del paso de cineastas norteamericanos por Cinecittà y por la Roma de 'La dolce vita', (...) una meditación sobre el fracaso, el compromiso y la desilusión. (José Luis Guarner)<div><br /><div>Adaptación de una novela de Irwin Shaw que constituye uno de los títulos clave de su director, donde el melodrama se convierte en fastuoso espectáculo. Llevando hasta sus últimas consecuencias la visión del mundo del cine que ya propusiera en "Cautivos del mal", recrea un universo inicialmente artificioso para depurar sus elementos de manera que el artificio devenga arte. (Fotogramas)</div><div><br /></div>Minnelli cada vez más sofisticado, y de gustos europeos (no es ajeno a las corrientes que irrumpen en Europa y a los aires nuevos de Hollywood), alardea de su uso del lenguaje cinematográfico y del buen uso de las claves del melodrama (en el que sin duda es uno de los directores estrella) para mostrar un retrato amargo de una serie de personajes que sufren porque aman, odian y viven intensamente. (El blog de Hildy Johnson)<div><br /></div><div>Una de las películas más agudas y perspicaces sobre la industria cinematográfica. (Richard Brody en The New Yorker)</div><div><br /></div><div>Todo el asunto es un montón de charlas comerciales simplistas, gruñidos románticos ridículos y poco convincentes y un extraño choque profesional entre el actor y el director que parece sacado de una caricatura de Hollywood. El guión del Sr. Schnee es tan arbitrario y sin objetivo en el desarrollo de una trama como el guión de uno de esos abarrotadas películas de romanos de Cinecittà, y el personaje que presenta para el Sr. Douglas no es más inteligible ni convincente que el de Steve Reeves en <i>Hércules</i>. (Bosley Crowther en The New York Times del 18 de agosto de 1962)</div><div><br /></div><div>Todo tipo de celos, obsesiones, pasiones, arrepentimientos y dudas se entretejen a lo largo de todos los hilos argumentales del film, y Minnelli los mira a través de los ojos de un veterano de 60 años. Esta no es una exposición emocionante del mundo del espectáculo; es una mirada a una industria vieja y seca, donde los jóvenes simplemente están condenados a repetir los errores de sus antecesores. Cualquier momento de esta película puede traer un nuevo tipo de respuesta: euforia, terror, escalofríos, temblores, alegría, etc. A diferencia de cualquier otro director de su época, excepto Nicholas Ray, Minnelli resume todo esto en un uso sorprendentemente detallado del marco de la pantalla panorámica. (Jeffrey M. Anderson en Combustible Celluloid)</div><div><br /></div><div>A diferencia de Douglas Sirk, que es mucho más sutil a la hora de enmascarar la intención de su color y la información de la puesta en escena, Minnelli no tiene miedo de decirle literalmente al público que su paleta de colores tiene significado. Al relatar lo que ocurrió la noche del accidente automovilístico y al describir su enfermiza relación con Carlotta, Minnelli deja que Douglas diga en voz alta: "Siempre tuvimos algo con [el color] verde", una señal directa para que el público preste atención a un color, como nunca he visto en una película importante. Esa cualidad abierta, esa voluntad de mostrar sus intenciones en la manga, independientemente de si esas intenciones finalmente resultan estéticamente, es una de las cualidades más entrañables de Minnelli como director. (Paul Mavis en DVD Talk)</div><div><br /></div><div><div>Al querer ser excepcionalmente irónico y malicioso, Minnelli ya no consigue hacernos sentir empatía por sus personajes, y la película se nos vuelve a menudo desagradable, tanto más cuanto que no encontramos ni su habitual elegancia ni su profunda ternura incluso para sus protagonistas más antipáticos. Otra decepción proviene del hecho de que el director ni siquiera aprovecha al máximo los escenarios naturales que tiene a su disposición. Afortunadamente, quedan momentos fabulosos de pura puesta en escena, como la secuencia paroxística final a bordo del coche, la escena de proyección de <i>Cautivos del mal</i> (1952) durante la cual los participantes experimentan una fuerte melancolía y algunos otros con Edward G. Robinson, que es uno de los pocos actores de este reparto al que le va bien con Kirk Douglas, incluso si la actuación de este último a veces carece de sutileza. En definitiva, nada que ver con la lírica y soberbia <i>Cautivos</i> con la que sin embargo forma una especie de díptico. Después de la magnífica <i>Los cuatro jinetes del Apocalipsis </i>(1961), retrocedemos un poco. (Erick Maurel en DVDClassik)</div></div><div><br /></div><div><i>Dos semanas en otra ciudad</i> es tan lograda como su predecesora, <i>Cautivos del mal</i>, pero es más difícil de abordar debido a su incursión en la oscuridad, como la secuencia catártica rodada en el coche que remite a la misma escena traumática con Lana Turner diez años antes. La diferencia entre el objetivo de las dos escenas visualmente similares es también la de las películas con temas falsamente idénticos. En 1962 Kirk Douglas conduce a toda velocidad para deshacerse definitivamente de sus demonios, cuando Lana Turner hace lo propio para abandonarse a ellos. En 1952 el cine era más grande que la vida, y diez años después Vincente Minnelli nos recuerda que lo es gracias a los hombres (y no a un solo hombre, la diatriba de Douglas a George Hamilton diciéndole que dejara de depender de nadie y creyera en él) que se dedican a ello con pasión. (Justin Kwedi en DVDClassik)</div><div><br /></div><div><div>Por último, lo que resulta muy interesante al yuxtaponer las dos películas (<i>Cautivos</i> y <i>Dos semanas</i>) es el punto de vista de Vincente Minnelli, que ha cambiado profundamente en diez años, pasando de una visión magnificada de la época dorada de Hollywood a la de rodar en el extranjero únicamente por motivos económicos; de una narrativa impecable a una historia mucho más suelta; de gente ambiciosa y llena de codicia hasta personajes desgastados y desencantados. (Virgile Dumez en À voir, à lire)</div><div><br /></div><div>Película estrenada en Madrid el 21 de marzo de 1963 en el cine Coliseum; en Barcelona, el 14 de abril de 1963 en los cines Montecarlo, Niza y Aristos.</div><div><br /></div><div>Reparto: Kirk Douglas, Edward G. Robinson, Cyd Charisse, George Hamilton, Dahlia Lavi, Claire Trevor, James Gregory, Rosanna Schiaffino.</div><div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/df9C132AMeg" width="320" youtube-src-id="df9C132AMeg"></iframe></div></div></div></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div>Francesc Barcelóhttp://www.blogger.com/profile/03060738863787460434noreply@blogger.com1