jueves, 19 de julio de 2018

Human Desire (1954). Fritz Lang



Carl Buckley (Broderick Crawford), un maquinista que teme perder su empleo, pide a su mujer (Gloria Grahame) con la que mantiene una fría relación, que interceda por él ante un ejecutivo de la compañía con el que ella había tenido relaciones antes de casarse. Pero, cuando Carl se entera del precio que su mujer ha tenido que pagar para evitar su despido, asesina al directivo durante un viaje en tren. El ferroviario Jeff Warren (Glenn Ford) se enamora de la mujer de Carl, que le confiesa que su marido la está chantajeando.

Lang le pone cuadrícula a una tormenta del espíritu. El tren es el vehículo mítico y mágico de esa energía destructora, al mismo tiempo maléfica y liberadora. Gleen Ford, Broderick Crawford y, sobre todo, la admirable Gloria Grahame -una de las más grandes y peor conocidas actrices norteamericanas- son los vehículos humanos, víctimas de una tensión insoportable, cuya sexualidad indirecta, es decir su erotismo, hace de Deseos humanos una de las películas de amor más violentas y abruptas que se conocen. (Ángel Fernández-Santos en El País)

La preocupación de Lang por dotar a las imágenes de ese tono oscuro y opresivo que requería la historia le lleva a definir con claridad la dirección artística, así declara: “Traté de hacer algo distinto, con las vías y los furgones, para dar la sensación de destino, de estar arrinconado por objetos enormes. Y utilizamos luz de <bajo contraste> en los interiores de estudio para hacer que los alrededores parecieran desvencijados y grises. Eso se parecía a Zola.” Abundando en las palabras de Lang, destacamos el tono documental que obtiene de la filmación de las estaciones ferroviarias, los cruces de vías, y las inmensas locomotoras, cuyas cabinas son auténticas moles grises, con altas escaleras para su acceso. Muy efectiva resulta la escena donde la joven Ellen es rechazada por Jeff en la cabina del tren y desciende llorando por la escalerilla, como si se tratara de la torre de un castillo de un mundo dominado por hombres insensibles.  (Miguel Ángel Císcar en Encadenados)

El autor de La mujer del cuadro, haciendo gala de su maestría en la captación de atmósferas turbias, maneja de forma admirable unos espacios casi siempre reducidos y claustrofóbicos (los pasillos y compartimentos del tren, el bar, las distintas habitaciones…), en los que los personajes se atormentan y debaten en torno a sus inconfesables pulsiones. También utiliza metáforas visuales, como las imágenes de vías de tren que se cruzan (destinos entrecruzados) o la entrada en oscuros túneles, anticipando de este modo lo que le va a acontecer a Warren. (Esculpiendo el tiempo)

Melodrama negro que adapta a la pantalla la novela "La bestia humana", de Emile Zola. Glenn Ford, Gloria Grahame y Broderick Crawford forman un triángulo tan sórdido como excelente, pero el director, el gran Fritz Lang, se obsesionó esta vez demasiado con la estética, queriendo recrear el estado de ánimo de los personajes a través de la velocidad de las locomotoras y los vericuetos que forman los raíles. Igualmente, el guión insiste mucho en el hecho de que el personaje de Glenn Ford luchó en la guerra de Corea, cuando ésto importa bien poco en la trama. Por todo ello, aunque la cinta tiene un nivel notable, no está considerada como una de las mejores de su director. (ABC Play Cine)

"Obra maestra del género negro. (...) Ford y Grahame, la pareja protagonista de 'Los sobornados', recrean una pasión turbia y malsana en la que se entrecruzan sexo, crimen y ambición. Una clase magistral de cine." (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)

Aunque la acción gira en torno al chantaje y el asesinato, el corazón de la película es la lucha de un tipo normal con la violencia interna del frenesí sexual y la violencia externa de la guerra. (Richard Brody)
 
Fritz Lang, director, se excede en su esfuerzo por crear un estado de ánimo. La insistencia en el exceso de velocidad de la locomotora y en los rieles no es entretenida ni esencial para la trama. (Variety)

No hay un solo personaje para el que Lang genere la más mínima simpatía, y no hay mucho más en este film por lo que usted probablemente tenga la menor consideración. (Bosley Crowther)

La versión de Lang de La Bête Humaine de Zola es, como todos sus mejores trabajos de los 50, tan fría, dura y de color gris acerado como las vías del tren que aquí marcan la acción. (Steve Jenkins)
 
Este remake de La bestia humana de Jean Renoir es una película negra implacable donde se observa un comportamiento amoroso y asesino con una especie de neutralidad entomológica. Gloria Grahame sobresale como vampiresa provocativa. (Waldo Lydecker en Zurban)

Adaptación de la novela de Emile Zola "La bête humaine" que constituye una de las obras maestras de su director. Paradójicamente, Fritz Lang no quedó excesivamente satisfecho con sus resultados y manifestó siempre que prefería la versión que Jean Renoir había rodado en 1938. Sin embargo, llegó mucho más lejos que su precedente, creando una de las atmósferas morbosas más memorables en la historia del cine. (Fotogramas)

Película estrenada en España el 18 de abril de 1969 en el circuito de arte y ensayo.

Título español: Deseos humanos.

Reparto: Glenn Ford, Gloria Grahame, Broderick Crawford, Edgar Buchanan, Kathleen Case.


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