viernes, 19 de diciembre de 2014

Fanny och Alexander (1982). Ingmar Bergman


Se celebra la Navidad en la mansión de la acaudalada familia Ekdahl. La acción transcurre en 1907, en Upsala, una ciudad sueca con catedral y universidad. La cabeza de la familia es la viuda Helena Ekdahl, quien ha sido actriz en el teatro propiedad de la familia, cuyo director es su hijo Oscar; sus otros hijos, el lujurioso Gustaf Adolf, es propietario de un restaurante, y Carl es un catedrático agobiado por las deudas que ultraja e insulta a su esposa alemana, una mujer que no le pudo dar un hijo, de una autoestima muy baja, que le soporta todos sus vejámenes, que nunca ha aprendido bien el sueco y quien lo llama "Karlchen" (Carlitos en alemán). Fanny y Alexander son los hijos de Oscar con la bella y joven Emilie Ekdahl, a quien su esposo no satisface sexualmente, y quien se encuentra prendada del obispo protestante de la ciudad, el viudo y apuesto Edvard Vergérus. Oscar, quien ya se encuentra enfermo, sufre un desmayo mientras ensaya al fantasma del padre de Hamlet y poco después muere rodeado de su familia. Oficia el entierro el obispo, quien consuela a la viuda Emilie.
Pronto Emilie acepta la propuesta de matrimonio de Vergérus y se va a vivir con los niños a la austera casa del obispo, quien la convence de que no lleve sus antiguas pertenencias para cortar definitivamente con su pasado. Ya juntos, el obispo cambia completamente su actitud protectora hacia Emilie y se revela como un hombre posesivo, inflexible y cruel, secundado por su madre, su hermana y una criada. Odia particularmente a Alexander, quien se rebela contra él, al igual que Emilie. El obispo reprende severamente a Alexander cuando una criada le informa que el niño le había dicho que se le habían aparecido los fantasmas de las hijas y la primera esposa del obispo y le habían revelado que habían perecido ahogadas al intentar escapar del encierro al que las tenía sometidas, y que su madre había perdido la vida en el afán de salvarlas. Después de hacerlo confesar, Vergérus azota y hace sangrar a Alexander, y lo manda a dormir encerrado y aislado en el ático, donde se le aparecen de nuevo las hijas del obispo, quienes lo atormentan diciéndole que ha mentido, que su padre no las había encerrado, que su muerte y la de su madre había sido accidental, y que deje al obispo tranquilo, tras lo cual la menor le vomita en la cara; más tarde Emilie lo encuentra vapuleado y lo libera del castigo.
Ante la rebeldía de Emilie, quien se encuentra embarazada, Edvard le prohíbe cualquier contacto con el mundo exterior. Cuando la familia Ekdahl es consciente del sufrimiento de Emilie y de sus hijos, piden ayuda al marchante de arte y prestamista judío y amigo de la familia, Isak Jacobi (quien ha sido amante de Helena por muchos años), quien con un engaño y un truco de magia rescata a los niños y los lleva escondidos en un baúl a su tienda. Gustav y Carl tratan de intimidar y sobornar a Vergérus para que le conceda el divorcio a Emilie y deje en paz a los niños, pero el obispo no se deja manipular, se niega rotundamente y finalmente les presenta a una cambiada Emilie que ruega a sus cuñados que le devuelvan a sus hijos. En la tienda de arte de Jacobi, Alexander conoce al extraño y misterioso sobrino del mercader judío, Ismael Retzinsky, a quien mantienen encerrado. Ismael visiona, al mismo tiempo, los deseos de Alexander de que Edvard muera, y lo que ocurre en la casa episcopal: Elsa Bergius, la tía enferma del obispo, provoca de manera aparentemente accidental (o tal vez llevada por el poder mental de Ismael, quien simultáneamente capta y le transmite los deseos de Alexander) un incendio en su habitación al hacer caer una lámpara encendida y, envuelta en llamas, corre a la cama de Edvard, se aferra a él, haciendo que el obispo se abrase también sin poder evitarlo, pues se encontraba adormecido por un caldo con somnífero (bromuro) que Emilie le había dado para poder escapar. La policía exime a Emilie de toda culpa concluyendo que la horrible muerte de Vergérus obedeció a una desafortunada coincidencia.
Emilie regresa a la casa Ekdahl y con ella la alegría a la mansión. En el epílogo, se celebra una gran fiesta por el bautizo de la hija que Emilie ha tenido con el obispo, y de Helena Victoria, hija ilegítima de Gustav Adolf y la joven y coja niñera Maj. Después de la celebración, Alexander es derribado por el fantasma del obispo mientras camina de noche por la mansión comiendo una galleta; Vergérus le advierte que no podrá escapar de él. Maj y Petra deciden establecerse en una sombrería en Estocolmo y abandonar la vida de amante de Gustav, quien no tiene la menor intención de dejar a su esposa Alma, a quien nada le importa la infidelidad de su esposo, y acoge alegremente a Helena Victoria, al igual que el resto del clan Ekdahl. Finalmente, Emilie despierta de nuevo la afición al teatro de Helena Ekdahl con un ejemplar recién publicado de Un Sueño, de August Strindberg.

Fanny y Alexander (Fanny och Alexander) es una película sueco-franco-alemana de 1982, escrita y dirigida por Ingmar Bergman, ganadora de cuatro Oscar como Mejor película extranjera, Mejor fotografía, Mejor diseño de vestuario y Mejor dirección de arte. Ingmar Bergman fue nominado como mejor director y mejor autor de guion original. El film fue concebido originalmente como una película de 4 partes para televisión y editada en esa versión, con una duración de 312 minutos. Posteriormente se produjo una versión de 188 minutos para proyección cinematográfica, y fue la que de hecho se estrenó primero. Desde entonces, la versión para televisión ha sido proyectada como una película de una sola parte; tanto la versión larga como la corta han sido presentadas en teatros de todo el mundo.

Película intimista, dramática y evocadora, narrada con maestría, interpretada con brillantez y fotografiada con sabiduría cinematográfica. Exalta el cine, el teatro, la lectura, la magia, la fantasía y el amor. Imprescindible. (Miquel en Film Affinity)

Extraordinaria recapitulación de la obra bergmaniana, donde se recogen todos los registros expresivos de este creador con admirable coherencia. Sabe pasar de lo ligero a lo profundo, de lo atormentado a lo metafísico, sin perder nunca un hilo conductor que se apoya en una excepcional calidez humana. Consigue resumir a la perfección tanto el horror como la delicia de la existencia. (Fotogramas)

Título español: Fanny y Alexander.

Reparto: Ewa Fröling, Bertil Guve, Pernilla Allwin, Jan Malmsjö, Jarl Kulle, Erland Josephson, Pernilla August.


viernes, 12 de diciembre de 2014

Bearn o la sala de las muñecas (1983). Jaime Chávarri


Mallorca, 1865. Se celebran los funerales por los señores de Bearn, cuyo lema siempre ha sido "antes morir que mezclar mi sangre". El capellán Juan Mayol, huérfano que desconoce su origen, decide reconstruir la historia de la familia: el viaje de Don Antonio a París, su regreso a Bearn, la visita al Papa y su pasión por su sobrina Doña Xima.

Bearn o La sala de las muñecas (título original en catalán, Bearn o La sala de les nines) es una novela del escritor mallorquín Llorenç Villalonga (1897-1980) que se publicó por primera vez, en castellano, en 1956. Más tarde, en 1961, vio la luz la versión en lengua catalana. Hoy es considerada una de las obras más importantes de la literatura en lengua catalana del siglo XX.

Complicaciones argumentales aparte -algún cabo queda sin atar-, y una adecuación a la novela de Llorenç Villalonga a ratos discutible, la película deslumbra en determinados diálogos brillantes, creaciones acertadísimas de Fernando Rey y Amparo Soler Leal, y unos decorados vistosos, que realzan el encanto y el misterio de la finca mallorquina de "Raixa", que simula aquí ser la "Bearn". Un filme agradable, de aire distinguido, que sabe incorporar la tradición de Mallorca, y que arranca interesando para terminar agotando. (Matacanes en Film Affinity)

Jaime Chávarri, el director, no encuentra un rumbo claro para su versión. Una confusión, que a veces se traduce en morosidad, impregna su trabajo. Los distintos personajes de la trama explican verbalmente los conflictos que les definen, pero las imágenes no enriquecen su contenido. A veces, incluso, esa verbalización queda entrecortada: la rebelión de los campesinos mallorquines, protagonista de una secuencia, queda desvaída, incompleta, sin que conozcamos su desenlace. (Diego Galán en El País)

"Una crónica casi costumbrista de la decadencia de la aristocracia mallorquina que Chávarri convierte en una obra de orfebrería" (Miguel Ángel Palomo: Diario El País)

Esforzada adaptación de una impresionante novela de Llorenç Villalonga -un espíritu mallorquín que conectó desde el subconsciente con la Sicilia de "El Gatopardo"- en la que Chávarri puso toda la carne en el asador, consiguiendo un producto sólido pero no demasiado creíble. Supo captar la atmósfera propia de la decadente aristocracia mallorquina, pero le faltó la fuerza suficiente para convertir este sustrato en un discurso de vuelo superior. (Fotogramas)

Reparto: Fernando Rey, Ángela Molina, Amparo Soler Leal,  Imanol Arias, Alfredo Mayo, Juana
Ginzo.


jueves, 4 de diciembre de 2014

The Roaring Twenties (1939). Raoul Walsh


Estados Unidos, Ley Seca, años 20. Relato sobre los diferentes caminos que siguen tres veteranos que se conocen durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Cuando regresan a América tras luchar por su país, tropiezan con el problema del desempleo y con grandes difícultades económicas. Uno de ellos (Lynn) seguirá con decisión el buen camino; otro (Cagney), amargado por la falta de futuro, no encuentra más salida que el contrabando ilegal de licor; el tercero (Bogart) se convierte en un implacable gángster.

El filme narra la ascensión y caída de un gángster, Eddie Bartlett (James Cagney), dedicado al contrabando de licor en la época de la Ley Seca, y se desarrolla en un espacio de tiempo muy amplio, el que media entre el final de la I Guerra Mundial (1918) y el crack de Wall Street (1929) y la posterior elección presidencial de Franklin Delano Roosevelt (1932). Para cubrir este lapso temporal, el director recurre a menudo al resumen mediante hábiles efectos de montaje, utilizando en ocasiones material de archivo grabado en la época. Este hecho, unido a la utilización de titulares de periódico y a la voz en off que va comentando la historia y explicando los hitos fundamentales en la historia de la prohibición, confiere a la película un tono cercano al del documental. En la película se critica sin tapujos la Ley Seca y su indudable efecto en el incremento de la criminalidad, así como la corrupción policial imperante (un agente de policía entra en un bar clandestino ante la indiferencia general y se limita a reprochar a un parroquiano que haya dejado el vehículo mal aparcado).
El personaje central tiene una ética ambigua, moviéndose entre los extremos de la honradez, personificada en su antiguo camarada de trincheras Lloyd Hart (Jeffrey Linn), y la falta absoluta de escrúpulos de George Gally (Humphrey Bogart), otro compañero de armas. Tras haber combatido en la I Guerra Mundial, se encuentra sin empleo y sin recursos al regresar a casa; de forma accidental traba conocimiento con Panama Smith (Gladys George), quien le abre las puertas del mundo del contrabando. A pesar de ser abstemio (hecho cuya comicidad se destaca en la cinta), su ascensión en el mundo del contrabando de licor adulterado es vertiginosa. Los primeros anuncios de su caída llegan cuando la mujer que ama, Jean Sherman (Priscilla Lane), una inocente chica de los suburbios a quien Bartlett colma de regalos y apadrina en su carrera como cantante, lo rechaza para casarse con el abogado Lloyd Hart, poniendo así de manifiesto como la vida del gángster es incompatible con la felicidad conyugal. George Gally traiciona a Bartlett y tras del crack de la Bolsa acaba apoderándose de la organización y dejando al protagonista en la miseria; Bartlett, sin embargo, consigue finalmente redimirse matando a George y a varios de sus hombres para proteger la felicidad de Lloyd Hart y Jean Sherman, por lo cual -final imprescindible en cualquier película de gángsters de la época- es asesinado a tiros y expira en mitad de la calle, en brazos de Panama Smith. La frase final de la película, pronunciada por el personaje de Panama, "He used to be a big shot" ("Solía ser un pez gordo") acentúa el carácter moral de la cinta.

Magnífico guión de Jerry Wald, Richard Macaulay y Robert Rossen para uno de los últimos y mejores filmes de gangsters que la Warner produjo en la década de los treinta, indiscutible obra maestra.
A mencionar también la magnífica labor de todo el reparto, en especial James Cagney (que ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera) y Humphrey Bogart (que por aquellos años realizaba papeles de secundario).
Memorable la secuencia final del filme, en la que Cagney cae rodando por la escalinata de una iglesia de Nueva York después de haber sido disparado, como representación del fracaso del gangsterismo.

Llama la atención la abundante critica social del film a una ley que más que ayudar a los ciudadanos, invita a delinquir. Y cómo en el argumento gangsteril se insertan a las mil maravillas las tramas románticas, ya sea con la antigua ‘novia de la guerra’, o con la clásica mujer fatal de club nocturno, Panamá (Gladys George), que en el fondo tiene un corazón de oro.
El film abunda en frases de ésas para esculpir en piedra, líneas de un guión modélico, en el que intervino Robert Rossen. Como aquello que suelta Panamá a Eddie: “Pienso que eres un tipo bastante decente. Me gusta hablar con tipos decentes. Son difíciles de encontrar.” Eso sí, este título fue ignorado en los Oscar. Ni una solitaria nominación. Aunque no olvidemos que 1939 ha dado seguramente la mejor cosecha de películas de la historia del cine.

El director reúne en esta película la mayor parte de las virtudes de otros directores en su riquísimo y milagroso estilo: la concisión y crueldad escénica de Fritz Lang, el dominio en la composición de escenas y del ritmo narrativo de Hitchcock, la importancia de los secundarios, el dibujo de personajes, la americanidad y la llana, económica y conmovedora exposición de Ford... El tempo narrativo es perfecto, un lujoso producto de la más exquisita elaboración cinematográfica que puede existir: arte profundo y a la vez suave entretenimiento, seriedad nada pretenciosa, exquisito resultado que enriquece el alma de todas las generaciones que la observen absortos, totalmente sumergidos en ese torrente de la mejor pasión vitalista magistralmente puesta en escena por Raoul Walsh. (Opera 0 en Film Affinity)

Título español: Los violentos años 20.

Reparto: James Cagney, Priscilla Lane, Humphrey Bogart, Gladys George, Jeffrey Lynn, Frank McHugh.