lunes, 27 de enero de 2014

La verbena de la Paloma (1934). Benito Perojo


La verbena de la Paloma es una película española dirigida por Benito Perojo que se convierte en la segunda adaptación, la primera sonora, de la obra del mismo nombre inspirada en las celebraciones de la fiestas de la Paloma. La película tiene una duración de 95 minutos, pero sólo se han recuperado 72 de los mismos.
Dos hermanas modistillas, que viven en la pensión de la señora Rita, son pretendidas por el viejo boticario Don Hilarión. Cuando las dos deciden ir a la verbena de la Paloma con el farmacéutico, el novio de una de ellas tratará de impedirlo. Basada en la famosa zarzuela madrileña del mismo nombre.

Perojo contó con un millón de las antiguas pesetas para llevar a la pantalla la famosa zarzuela y dotarla de narración cinematográfica, huyendo de la teatralidad. Contrató como decorador al italiano Fernando Mignoni, quien construyó una calle de 500 metros de largo por la que hizo circular un tranvía tirado por caballos, y como operador al alemán Fred Mandel. La película fue rodada en blanco y negro, a excepción de una escena de la aristocracia que lo hizo en Technicolor, pero dicha escena en la actualidad se ha perdido.Se rodó en los Estudios CEA y produjo la mítica productora Cifesa, la Antorcha de los Éxitos.
Es en la escena del baile en la que Perojo muestra la gran diferencia de clases que había en aquel Madrid de finales del siglo XIX en que está ambientada la zarzuela. Esta secuencia parece sacada de contexto, pero teniendo en cuenta que falta parte del metraje no sabemos a ciencia cierta su encaje en el resto del filme.

Además es una de las primeras veces en el cine español en que podemos ver un atisbo de componente ideológico, ya que cambiaron el libreto original del sainete. El cambio más significativo fue convertir a los protagonistas en obreros, darles ese sello de identidad: en la película, nada más casarse, el novio tiene que irse a trabajar. (Pakilo en Film Affinity).

Obsoleta aunque atractiva versión de la zarzuela de Ricardo de la Vega y Tomás Bretón, que constituyó uno de los grandes éxitos del cine español de la República. Sus limitaciones residen en su propio carácter de casticismo trasnochado. Su sólida construcción y las excelentes interpretaciones consiguen paliar hasta cierto punto este inconveniente.(Fotogramas)

Reparto: Miguel Ligero, Roberto Rey, Raquel Rodrigo, Sélica Pérez Carpio, Charito Leonís, Dolores Cortés.

viernes, 24 de enero de 2014

La caza (1965). Carlos Saura


José, Paco y Luis, tres hombres de mediana edad que combatieron en el bando franquista durante la Guerra Civil Española, se reúnen en un pueblo de Castilla para cazar conejos. El lugar de la caza, un coto perteneciente a José, que ha organizado la cacería, coincide con un antiguo campo de batalla en el que los tres combatieron. José está ahogado por las deudas debido a una separación inminente y está viviendo más allá de sus posibilidades con una mujer más joven. Su principal motivación para haber organizado la cacería es asegurar un préstamo de Paco, un astuto hombre de negocios, también desgraciado en el amor y a la busca de mujeres más jóvenes. José trae consigo a Luis, ahora empleado en su fábrica. Luis es un individuo débil y triste, alcoholizado y aficionado a la ciencia ficción. Un cuarto miembro del grupo, Enrique, un pariente adolescente de Paco, se une al grupo para la caza de conejos.
Juan, el guarda del coto, y su joven sobrina Carmen les ayudan en la caza, proporcionando varios hurones que prevén utilizar para cazar a los conejos en sus madrigueras. Después de unos tragos, José pide a Paco un préstamo que éste le niega.
A medida que avanza la jornada de caza aumentan las tensiones entre los miembros del grupo. Luis, en estado embriaguez, practica el tiro con un maniquí, además de provocar un incendio que casi llega a descontrolarse. José abofetea a Luis, que no hace frente a la humillación. Cerca del final, Paco mata a un hurón de los proporcionados por el guarda para la caza. Aunque afirma que fue accidentalmente, José cree que lo hizo con malicia. La caza gana en intensidad y el ritmo de los disparos se aviva.

Tras buscar localizaciones para su película Llanto por un bandido había observado unos parajes desérticos que le habían llamado la atención y decide escribir un historia donde tenga importancia dicho lugar y se le ocurre una caza de conejos. Tras escribir el guion fue a entre diez y doce productoras distintas que no aceptaron su proyecto. Sin embargo sí lo haría Elías Querejeta quien pondría la mitad del presupuesto y la otra mitad Saura tras pedirle el dinero a su padre. El rodaje se llevó a cabo durante cuatro semanas en el mes de agosto de 1964 en donde tuvieron dificultades los actores debido a las altas temperaturas.
Saura consiguió un Oso de plata en Berlín al mejor director por la película y sería muy valorada en el extranjero.

"Tan cerca de la perfección como pedirías a cualquier película que sea (...) 'La caza' te proporciona una hora y media arrebatadora" (Brendan Gill: The New Yorker)

Un título emblemático del cine español de los sesenta, con el que se inició la colaboración entre Carlos Saura y Elías Querejeta. A partir de una situación límite llevada a los últimos extremos se intentan exorcizar los fantasmas de la historia reciente, en un lenguaje críptico pero reconocible. El tiempo ha puesto al descubierto parte de su artificio pero no ha invalidado sus propuestas. (Fotogramas)

Reparto: Alfredo Mayo, Ismael Merlo, José María Prada, Emilio Gutiérrez Caba, Fernando Sánchez Polack, Violeta García.


martes, 21 de enero de 2014

Los Tarantos (1963). Francisco Rovira Beleta



En la ciudad de Barcelona se recrudece, en un violento enfrentamiento, el odio de dos familias gitanas rivales: "Los Tarantos" y "Los Zorongos". Rafael, el Taranto conoce, en el marco singular de una boda, a Juana, La Zoronga. Los dos jóvenes, envueltos por la magia de la fiesta, se juran amor eterno con un pacto de sangre. Tras una noche de amor, descubren con desesperación que pertenecen a las dos familias rivales. Angustias, la madre Taranta, seducida por el embrujo del baile de Juana, supera el odio familiar, pero Rosendo el padre Zorongo se niega aceptar el enlace. Basada en un obra teatral de Alfredo Mañas, una versión de "Romeo y Julieta" trasladada a una barriada gitana de Barcelona. Nominada al Óscar a la mejor película en habla no inglesa.

Su argumento es una trasposición de la tragedia de amor frustrado de Romeo y Julieta (o de la lorquiana Bodas de Sangre) a dos familias gitanas rivales (los Tarantos y los Zorongos) en la periferia chabolista de la Barcelona del franquismo (barriada de gitanos y pescadores de Somorrostro, hoy desaparecida). Buena parte de las escenas, rodadas en localizaciones genuinas (allí había nacido la propia Carmen Amaya), pueden considerarse casi cine documental o similares al cinéma vérité francés o al neorrealismo italiano; pero las escenas musicales de puro flamenco y danza española, la emparentan con el cine musical; y las convenciones de la lectura entre líneas a la que el público de la época estaba acostumbrado por la censura, con el cine de denuncia o cine social.

Adaptación de una obra teatral de Alfredo Mañas que propone una trasposición de "Romeo y Julieta" en ambientes gitanos contemporáneos. Rovira Beleta la dirigió con pulso bastante firme, mostrando una imagen de Barcelona tan insólita como creíble. En 1989, Vicente Escrivá dirigió una nueva versión considerablemente inferior: "Montoyas y Tarantos". (Fotogramas)

 Reparto: Carmen Amaya, Sara Lezana, Daniel Martín, Antonio Gades, Antonio Prieto, Margarita Lozano.



viernes, 17 de enero de 2014

Del rosa al amarillo (1963). Manuel Summers


La cinta consta de dos partes cuyo único nexo es que son historias de amor en los dos extremos de la vida: la infancia y la senectud.
En la primera historia, que se presenta bajo el epígrafe de «Del rosa...», Guillermo, de doce años, está perdidamente enamorado de Margarita, de trece. Ambos pertenecen a la misma pandilla de niños de un barrio acomodado de Madrid. Guillermo sabe por sus amiguitas que a Margarita también le gusta él, y lo confirma jugando a las prendas cuando recibe un beso en la mejilla de Margarita, que había sido retada a besar al niño que más le gustara. Guillermo se pasa el día imaginando historias románticas en las que impresiona a Margarita, descuidando sus estudios. Está preocupado por ser pequeño y reza para crecer deprisa y convertirse en un hombre fornido y velludo digno de ser el novio de Margarita. Al llegar el verano se tienen que separar porque Margarita se va con sus padres a la playa y a él lo mandan a un campamento. Guillermo no olvida a Margarita durante este periodo, continúa pasándose el día pesando en ella y le escribe cartas de amor; pero en cambio Margarita conoce a un chico de 18 años y se hace su novia. Margarita le rompe el corazón a Guillermo cuando se lo dice y le devuelve la pulsera que éste le había regalado. Desconsolado Guillermo borra el nombre de Margarita del corazón que había dibujado en su libro de matemáticas, pero inmediatamente lo vuelve a poner, porque a pesar de todo sigue queriéndola.
La segunda historia, bajo el epígrafe «... al amarillo», trata de una pareja de ancianos, Valentín y Josefa, que viven en un asilo de ancianos ubicado en Toledo. Se quieren en secreto, mandándose cartas de amor a escondidas para que no se enteren las monjas que regentan el asilo. Un día Valentín decide escaparse del asilo y vivir una nueva vida y le pide a Josefa que lo acompañe, pero a Josefa le da miedo, le dice que es una locura y que no irá con él. Valentín dice que él no puede vivir así y que la esperará hasta la una de la madrugada por si cambia de opinión. La anciana se siente incapaz de acompañarlo y llora la pérdida de su amor, pero a la mañana siguiente comprueba con alegría que Valentín no la ha abandonado y que se ha quedado por ella, al verlo sentado en el banco de siempre en el patio.

Exitosa cinta del nuevo cine español surgido de las discutidas conversaciones de Salamanca y ópera prima de Summers.
Se trata de una película dividida en dos partes y edades: el amor en la adolescencia de Guillermo a Margarita, no correspondido por ésta; el amor de dos ancianos en un asilo, pero separados al haber una división entre hombres y mujeres. La película adquirió (y aún tiene) no poco prestigio, pero ha perdido la mayoría de la frescura y humor de su época. Así, ha quedado como un producto honesto y entretenido, que aporta una inocente y serena mirada al mundo del amor y su atemporalidad, pero de desarrollo monótono y reiterativo, dónde las canciones no suplen la falta de diálogos y dónde ese estilo documentalista de Summers no acaba de resultar todo lo valioso o irónico que quiere ser. Merece una nueva visión, no obstante. (Kafka en Film Affinity)

Película impregnada de esa tristeza humana y desoladora que caracterizan las primeras obras de Summers.(Cromatico en Film Affinity)

El primer largometraje de Summers ilustraba dos historias de amor en sus fases inicial y terminal: entre dos adolescentes y dos ancianos en un asilo. Su tono expositivo es de una contenida ternura, con los latiguillos de humor propios de su director. Es un film menor pero decididamente simpático que se sitúa entre lo mejor que su malogrado director filmara en su carrera. (Fotogramas)


Reparto: Cristina Galbó, Pedro Díez del Corral, José V. Cerrudo, Lina Onesti.


lunes, 13 de enero de 2014

La torre de los siete jorobados (1944). Edgar Neville


Finales del siglo XIX. Basilio Beltrán (Antonio Casal) se pirra por el juego y por una cancionista apodada "La Bella Medusa" (Manolita Morán). Ante el tapete verde se le aparece el fantasma de don Robinsón de Mantua (Félix de Pomés) que le indica los números ganadores y le pide, a cambio, que proteja a su sobrina Inés (Isabel de Pomés) de los graves peligros que la acechan. En una de sus exploraciones arqueológicas don Robinsón descubrió que en el subsuelo de Madrid hay una ciudadela subterránea donde se escondieron los judíos que no quisieron abandonar España cuando se decretó su expulsión. Ahora, este refugio está habitado por una banda de jorobados capitaneados por el doctor Sabatino (Guillermo Marín). Basilio consigue dar con la torre de los siete jorobados, en cuyo interior permanece secuestrada e hipnotizada Inés, la sobrina del difunto doctor.

Con cambios superficiales respecto a la novela original de Emilio Carrere como son la eliminación de personajes, tomando lo esencial de lo sobrenatural y fantasmal, y sin profundizar en la magia, entre otros motivos, para intentar eludir la censura de la época.
Podría considerarse una película un tanto híbrida donde se une lo castizo de la época con la leyenda, lo policíaco, el terror, la aventura y la ficción.
En esta película podemos ver que Edgar Neville tuvo influencias del cine expresionista alemán (de cuya corriente es una muestra El gabinete del Doctor Caligari) y del cine gótico, por ejemplo en la recreación de la ciudad subterránea, la torre de los siete jorobados que se hunde en la tierra.

Emilio Carrere (Madrid, 1881-1947) fue un escritor muy popular en su tiempo. Poeta, bohemio, actor aficionado y protagonista de un sinnúmero de aventuras galantes, se dedicó primero a la lírica en un tono de modernismo decadente, para luego abocarse de lleno a una prosa de corte fantástico-humorístico-macabro, que además publicaba en forma folletinesca en las revistas más en boga de la España de las primeras décadas del siglo XX: La novela corta, La novela de hoy, El cuento semanal (del cual además fue director por el breve plazo de seis meses, hasta que cerró), Mis mejores cuentos, entre otras de igual difusión masiva.

La torre de los siete jorobados se publica en 1924, bajo el auspicio del editor de La novela corta, Juan Palomeque, y de inmediato, como todo lo que era publicado por Carrere, se convirtió en un best seller y fue tal vez la obra que le dio mayor fama a su autor.

Neville tomó la anécdota base de la novela y creó una película que se diferencia en muchísimos aspectos del texto que la hizo germinar, en ocasiones enriqueciendo la historia, en otras limitándola debido a numerosos factores, entre los que podrían destacarse sobre todo la dificultad de filmar muchos pasajes que en aquella época resultaban impracticables, debido a cuestiones de tecnología. Hubo cambios de personajes, eliminando algunos, revistiendo de nuevas funciones a los más, y el sustrato mismo del film dejó de lado el aspecto, tan relevante en la novela, de la magia, rescatando sólo la esencia de lo sobrenatural. Pero lo inherente a ambos productos y que se desarrolla con fuerza propia en cada uno de ellos, es sin duda el humor, en un caso más irónico, más negro (el de Carrere), y más espontáneo y festivo el de Neville.

Sin duda alguna uno de los aspectos más logrados del film de Neville es la recreación de la ciudad subterránea, que también muestra las influencias del cine gótico, pues fue el alemán Pierre Schild, heredero de estas tendencias, quién creó la escenografía y decorados. Una de las entradas a la ciudad se encuentra en una derruida casa de los viejos barrios madrileños, abandonada y cubierta de telarañas, con todo el aspecto de un lugar “donde espantan”. Los estrechos pasadizos que conforman la complicada red de túneles se caracterizan por su juego de luces y sombras, y podría aventurarse que es una alegoría de los vericuetos del subconsciente humano. Pero las partes mejor logradas de la escenografía son sin duda la torre misma, que muestra, en picada, un profundo abismo al que se llega por una escalera que lo circunda, con lúgubres candelabros situados estratégicamente; y la galería por donde se accede a la sinagoga, donde hay otra salida, y que está llena de esqueletos y momias, decorado muy del gusto del cine de aquel tiempo (vale hacer la acotación de que esta era la época dorada del cine mexicano, y que era frecuente, al contrario de España, la explotación de temas fantásticos; el recurso de las momias en el decorado fue muy socorrido en ese entonces). 
 
Curioso film de intriga, basado en una novela de Emilio Carrere, en el que Neville introdujo una serie de elementos macabros y fantásticos en la línea del cine norteamericano de terror de la década anterior. Se trata de una rareza inclasificable dentro del cine español de su época, cuyo evidente interés no impide que haya sido sobrevalorada en exceso. (Fotogramas)

Reparto: Antonio Casal, Isabel de Pomés, Guillermo Marín, Félix de Pomés, Julia Lajos, Manolita Morán.




jueves, 9 de enero de 2014

Surcos (1951). José Antonio Nieves Conde



Una familia campesina (los Pérez) se deja convencer por las ambiciones del hijo mayor que convence al padre para ir a la capital (Madrid) porque allí el dinero se gana sin esfuerzo y la vida es más fácil que en el campo. Este convencimiento arranca a toda la familia de sus raíces para trasladarse a un Madrid urbano y frío, nada que ver con su pasado rural. Para lograr financiar el viaje venden sus tierras, lo que supone una de las primeras humillaciones que padecen con la esperanza de prosperar, ya que existe entre ellos la idea de que "en el campo no hay futuro". Llegan en tren a la Estación del Norte de Madrid con una imagen típica de la época —atuendos de labriegos y animales vivos entre los paquetes y cestas—, el primer contacto con la ciudad es de rechazo por parte de sus habitantes. Para su desgracia comprobarán que la realidad urbana es muy distinta a lo que habían imaginado inicialmente. Pronto aparecen personas que los engañan, los confunden, los explotan, les ofrecen trabajos precarios, los inducen a la delincuencia, etc. La familia, unida en el pasado, se descompone tras llegar a la ciudad y sufre un shock intentando aclimatarse a la nueva realidad: "buscar un empleo" en una sociedad en la que encontrar un trabajo no es fácil. El desprecio de los madrileños aparece cuando les muestran que la ciudad ya no soporta más población y que el poco trabajo que queda ven que han de repartirlo con los recién llegados del campo. Pronto sufren hacinamiento en una de las construcciones más populares de Madrid (una corrala) claramente ubicada en la calle Ave María del barrio de Lavapiés, en Madrid.

La película va narrando escenas de gran dureza, en un mundo implacable en el que algunos personajes pierden por completo su autoestima. Los personajes parecen vivir en historias paralelas, algunos de ellos obedecen a estereotipos, como el "Chamberlán" (Félix Dafauce), que representa el nuevo rico; el "Mellao"; los hijos varones de Rosario: Pepe, que se integra en una banda organizada de delincuentes, y Manolo, que vive en la más estricta pobreza entre casas en ruinas y sin lograr un empleo. La hija de Rosario, Tonia, que va conociendo y relacionándose con los diversos personajes, como el "Mellao" y el "Chamberlán", y que atraída por la riqueza fácil acaba siendo la querida de "don Roque", lo que a ojos de su madre es permitido. La familia Pérez, aprendiendo con todos estos problemas cuál es su lugar natural, acaba volviendo al pueblo: lugar que, según la moralina de la película, nunca debieron abandonar. En el guion original, en la escena final, cuando se vuelven al pueblo, Tonia salta en marcha desde el tren para regresar a Madrid (esta escena no aparece ya que se prohibió por la censura).

Considerada por la crítica como una de las mejores películas de la historia del cine español, cuenta con un notable guion transformado por Gonzalo Torrente Ballester a partir de un argumento original de Eugenio Montes (embajador de España en Portugal) y Natividad Zaro. Es considerada como una de las muestras fílmicas del neorrealismo español.

El título original era "Surcos sobre el asfalto"; la productora Atenea Films, S.L., presenta el guion en el año 1950 y finalmente recibe su aprobación para el comienzo del rodaje a comienzos del año 1951; el título original pretendía reflejar las dificultades de adaptación de los campesinos a la vida urbana de la época. La España de aquella época pasaba por un periodo de transformación económica en el que aparecía como fenómeno emergente en la sociedad el éxodo rural hacia las ciudades y que dejaba vacíos ciertos núcleos rurales. La emigración desde las zonas rurales acaba generando un exceso de mano de obra no especializada que tiene como efecto un desempleo, el engaño, la delincuencia.
La película se rueda en el entorno de Atocha, Lavapiés, Legazpi y Delicias y pueden verse diversas escenas de la vida cotidiana de los años 50 en el Madrid de la postguerra. Retrata muy fielmente la vida cotidiana en una corrala (residencia habitual de clases bajas), en los café-bar de la época, en las oficina de empleo, mercados, teatros de variedades, la venta por estraperlo en las calles, etc. La película se realiza con Arias Salgado al frente del recién creado Ministerio de Información y Turismo. La película se salta algunas de las normas de censura del franquismo. Cabe pensar que algunos de los promotores de la película eran falangistas y el guion reúne algunas de las ideas falangistas acerca del urbanismo, la ciudad debe cumplir una función y debe admitir personas hasta un cierto límite, a partir de él se debe cesar su admisión. La censura calificó de "muy duro" el contenido social del guion, uno de sus primeros lectores fue José Luis García Velasco. El coste total en el inventario del rodaje fue de 739.867,55 pesetas.

En cierto modo "Surcos" se podría calificar como la película iniciática del cine español "moderno", pues hasta entonces la cinematografía de la posguerra estaba dominada por completo bien por las historias propagandísticas del régimen de Franco, por el cine moralista impuesto por el nacional catolicismo o por los relatos folclóricos y raciales a mayor gloria de la canción popular española. Este contundente drama costumbrista, escrito por falangistas, rompe por completo con lo realizado hasta la fecha para narrar una historia dura -y muy poco amable de la época- sobre la inmigración a las ciudades, con un áspero retrato de personajes y de ambientes que no gustó a la Iglesia y que tuvo problemas con la censura (la cual obligó a modificar un final más duro todavía del que ya de por sí contiene). La excelente dirección de Nieves Conde, que en nada tiene que envidiar a la realización de cualquier obra neorrealista europea de la época, es la mejor cualidad de esta interesante obra, quizá poco conocida, pero clave del cine español. (Pablo Kurt)

Uno de los films más prestigiosos y malditos de su época, donde se asumieron fielmente los presupuestos del neorrealismo italiano para trasladarlos a los arrabales madrileños. Temas insólitos en el cine español del momento fueron abordados con tanta generosidad como poder de convicción, aunque la censura la atacara frontalmente y desvirtuara parcialmente sus resultados. (Fotogramas)

Reparto: Luis Peña, Maruja Asquerino, Francisco Arenzana, Marisa de Leza, Félix Dafauce, José Prada, Ricardo Lucia.