sábado, 16 de junio de 2012

Pídele cuentas al rey (1999). José Antonio Quirós

Fidel, un minero asturiano, tras el cierre de la mina en la que trabaja, decide echarse la familia a cuestas e ir caminando hasta Madrid para exigirle al Rey el cumplimiento de uno de los principales derechos que la Constitución reconoce a los españoles: el derecho a un trabajo digno.
Quirós enarbola un reivindicativo discurso cargado de razones, presto a concitar nuestras simpatías. Inteligente, no se detiene en el manifiesto, en la ortografía de una pancarta: lanza a esa familia en paro forzoso, prejubilados del progreso, a la carretera, a un iniciático tránsito por la picaresca hispana (los individuos que se cruzan en su camino no han evolucionado comparados con muchos de los parásitos que acompañaron a Lázaro de Tormes o Guzmán de Alfarache), un guiñol en el que todos reciben su coscorrón, y un casco de propina. Es de quitarse el sombrero ver que el personaje de Resines no es cien por cien simpático, que puede ser ignorante, insolidario y racista como cualquiera. Al tratarlo así el director y sus colaboradores en la historia, apoyándose en la carcajada, demuestran una sinceridad ejemplar, una efectividad de órdago que queda inmejorablemente resumida en los cínicos minutos finales donde se destapa el destino del minero y sus compañeros tras la mediática y mediatizada hazaña real.

Reparto: Antonio Resines, Adriana Ozores, Jesús Bonilla.


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